Capítulo 44

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—Kaily. Escucho como alguien susurra mi nombre en mi oído haciéndome remover un poco del asiento mientras aun tengo los ojos cerrados.

—Shhh. Susurro acurrucandome un poco más con la manta. Siento como la manta es arrebata de mis brazos e inmediatamente abro los ojos algo molesta.

Odio que alguien interrumpa mis preciadas horas de sueños, entre la universidad y el trabajo no es un privilegio que podía darme muy a menudo. El carro se detiene y Sofi seguia mirandome con aquella sonrisa burlona.

—Llegamos, por eso te desperté. Dice Sofi poniendo su mano en mi pierna pero  la miro con los ojos entrecerrados.

Aun podía dormir dos minutos más.

Dejando a un lado mi enojo decido mirar a través de la ventana, y allí estaba. Con algo de melancolía y una sonrisa triste observo la casa dónde crecí, nada había cambiado mucho, sus paredes seguían teniendo el mismo color, —el césped estaba perfectamente cortado como siempre y las hermosas flores de la tia Karen seguían igual de hermosas, algunas eran diferentes pero algunas parecían ser la misma.

Con un pequeño nudo en la garganta y las manos temblorosas decido salir del auto. —Mis amigas permanecen en silencio y me dan mi espacio, pero siempre atentas a cada uno de mis movimientos, era bueno saber que no estaba sola en esto.

Algunos personas se ponen felices al regresar al lugar en donde crecieron, en dónde perdiste tus primeros dientes, en donde te llegó tu primera menstruación, y donde tuviste tu primera pijamada en cambio yo no podía dejar de pensar en todas las noches de insomnio y pesadillas de un pasado que nunca entendí, no era buena dejando ir y perdonando algunas cosas, pero uno aprende a vivir con ellas.

Saco el bolso de mano que traje del auto, tiene todo lo necesario para una pequeña escapada de fin de semana.

Caminamos hasta la entrada de la casa, cuando estamos en frente de la puerta Jess toca el timbre y la hermosa mujer que crió sale con una hermosa sonrisa que hace que todas las malas vibras y recuerdos desaparezcan.

Me envuelve en sus brazos con mucha ternura y me reconforta con el cálido abrazo su perfume de flores de cuela por mi nariz haciendo relajar a mis tensos hombros,por un momento quiero llorar nunca supe cuánto la extrañaba, a veces daba la impresión de que seguía siendo la misma niñita que tocó su puerta cuando sus padres decidieron marcharse.

Luego de algunas dulces palabras abraza a mis amigas con el mismo amor y nos invita a pasar. Sonreí al ver la nueva lámpara en el vestíbulo y el rico aroma de sus velones invade mis fosas nasales, ella sabe cuando amo esto.

CooperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora