Capítulo 53.

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Veo a Kaily que esta sentada en la cama tiene las piernas cruzadas los ojos fijos en mi y su pelo alborotado, se ve hermosa; esta esperando que le cuente todo sobre mi, esta mierda no es nada fácil, abrirse con otra persona y contarle las supuestas razones de tu personalidad o negación he estado en una puta montaña rusa de emociones y es que aún no me creo que haya sido capaz de pedirle que sea mi novia supongo que lo de chico malo se fue al carajo ¿no?

-Cuando era pequeño pasé muchas cosas, mis padres me abandonaron, al igual que a ti, pequeña. -Kaily abre lo ojos exageradamente.

-Si, Kaily mis padres verdaderos, por que los que conocemos son los adoptivos, Luz y Pablo me adoptaron cuando cumplí once años. Kaily me mira y por su mirada veo quiere que siga. Suelto un largo y tendido suspiro trato de organizar las ideas para decirle todo omitiendo algunas cosas claramente se que no le gustará escucharlo.

-Crecí en la calle, comía en la calle, pasé hambre, pasé frío, pase todo lo que te puedas imaginar. Mis verdaderos padres me dejaron en el hospital, y el hospital me entrego a un orfanato.

-Al principio todo era color de rosas, las putas monjas del infierno fueron buenas durante algunos años hasta que llegó el momento en el que tenían que suplantarlas llegaron nuevas personas, nuevos niños unos más grandes y otros más pequeños con esos niños llegó también el infierno, todo se volvió caos.

Las nuevas directoras no eran en nada amables nos obligaban a muchas cosas, las donaciones que eran supuestamente para nosotros nunca fue invertida en nosotros, nos obligaban a robar, nos entrenaron para que diéramos pena en las calles y cuando las personas están distraídas robarles y correr, ellas decían que las cosas se ganan y que ellas no eran nuestras madres para mantenernos de por vida. Un dia tenia hambre le pregunté a una de ellas si tenia comida, me golpeó, me golpeó tan fuerte que quede aturdido un gran rato. El orfanato no era muy bueno, ni tampoco muy famoso que digamos.

-Ella me dijo:- Si quieres comer ve sale y roba porque quí nadie es un rey, evoco la asquerosa y pastosa voz de Sol María, la maldita monja de mis pesadillas de niño. -más nunca volví a preguntar por comida, en las calles las personas me miraban con asco, un niño sucio sin padres. Como no pensar en lo peor cuando fue lo único que recibiste. Tenerme sucio era camuflaje pues al llegar al orfanato ellas mismas nos bañaban con agua fría y manguera a presión, era como si nos odiaran, como si nosotros habíamos tenido la culpa de haber sido abandonados.

-Un día hice mi primer robo.-le dije a una señora que se veía como una buena persona, que si tenía algo de comer, ella me miro en su mirada vi lastima y mucha pena no se porque me molesto que mirara así, odiaba que me tuvieran lástima.

-sacó de su cartera una manzana. -Ella se distrajo cogí la cartera y me fui corriendo, ella pidió ayuda pero nadie la ayudó cuando llegue al orfanato las malditas monjas me agarraron y me dijeron que tenia que compartir. A final de cuentas ellas se quedaban con lo mas importante decian que ya las personas no querían invertir en mocosos bastardos a si que nos tocaba a nosotros mantenernos.

CooperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora