Adler había llevado a Lenard a una bodega separada del resto, en los rincones más alejados del lugar, y allí se dispuso a interrogarlo. Mandó a que lo atasen a una silla metálica y así lo hicieron.
Poco a poco nuestro pobre francés recuperó la conciencia y al analizar su situación maldijo por lo bajo. Lo habían atrapado, al igual que una rata lo acorralaron y lo redujeron, resultado del cual ahora se hallaba maniatado golpeado y siendo interrogado por el arrogante al cual buscaba atrapar. Lastimosamente el atrapado resultó ser él.
Nunca fue uno de esos típicos policías que informan hasta cuando iban al baño, así que ésta vez tampoco avisó nada a nadie, por lo cual ahora estaba completamente solo y sin ningún refuerzo. Salir de esta situación estaría un poco complicado, pero él siempre había sido alguien en exceso optimista, y estaba seguro que hallaría la forma de salir vivo de esa.
―Muy bien― dijo el alemán― comencemos con el interrogatorio― sonrió haciendo tronar sus nudillos.
―Estoy de acuerdo con eso― sonrió Lenard siguiendo su juego de palabras ― ya es hora, así que dime, ¿Quién eres en realidad? ― la sorpresa en los ojos del alemán fue notoria, parecía impactado, por una corta fracción de segundo se quedó mudo al cabo del cual estalló en carcajadas a la cual le acompañaron otras dos.
―Creo que no estas captando bien tu situación detective― dijo acercándose a él desafiante conservando aún rastros de una sonrisa burlona en los labios ― el prisionero eres tú, no yo.
―Eso depende mucho del ángulo visual…
―No juegues con mi paciencia muchachito― amenazó el alemán― es cierto que me gustan los juegos, pero me gustan más cuando los manejo yo.
―¿Miedo a perder el control quizá?― preguntó― ¿Algún trauma de la infancia? Quizá podría recomendarte a un buen psicólogo en el departamento de…
Un golpe seco en pleno rostro lo calló partiéndole el labio inferior. Casi cae de la silla por la fuerza del impacto siendo detenido por el africano que lo volvió a colocar en su sitio.
―Cuida tus palabras muchachito― amenazó furioso― no sabes con quien estas tratando.
El alemán se paró delante suyo con aire de superioridad mirándolo con desprecio, Lenard le devolvió la mirada con arrogancia, demostrando que a él no lo intimidaba nadie.
―Si sé quién eres, y sé con quién estoy tratando― respondió Lenard arrogante― un sucio traficante de armas, y uno demasiado mediocre debo aclarar―soltó burlón escupiendo un poco de sangre a un costado.
―¡¿Mediocre?!― rugió furioso― ¡¿qué sabes tú de mi detective?! ¿Acaso crees simplemente lo que te dicen los periódicos?
―Pues soy del tipo que prefiere fabricar sus propias columnas de periódico― contestó.
Su forma de actuar tan suelta, ligera y sin importancia comenzaba a exasperar a Adler. Él era una persona poco paciente, tenía la sangre alemana tan metida en las venas que era un tipo tajante, de palabras cortas, órdenes rápidas y acciones precisas. Ese mocoso no lo sacaría de casillas tan fácilmente.
―¿Quién te mando?― insistió nuevamente el alemán siendo ignorado por Lenard quien simplemente se dedicó a mirarlo burlón y desafiante, como si el que estuviera esperando una respuesta fuera él y no Adler.
Completamente furioso estaba por perder las casillas hasta que cayó en cuenta de algo y su furia fue transformada en ego personal. Causándole una risa casual y divertida.
― No puede ser cierto― dijo entre risas, Lenard lo miro con cara de loco― ¿Será acaso que te mando Filippo?
El brillo en la mirada del francés al escuchar ese nombre era evidente, y no pudo ser disimulada a tiempo. Las respuestas que quería, la información que ansiaba estaba por ser obtenida. Debía ser cauto e ir con cuidado si quería obtener lo que ansiaba.
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Enamorándose del demonio #BNE
FanfictionMelina, una chica normal termina envuelta en un mundo completamente opuesto al suyo desde que se topó con un extraño joven de ojos verdes. Desde entonces su vida se transforma en un caos, donde el dolor, traición, venganza, muertes y asesinatos se...