El descubrimiento de esa realidad la dejo espantada, estaba conviviendo todo ese tiempo con el causante de sus pesares, ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Porque no hizo caso a sus instintos?
Todo encajaba ahora, las cosas extrañas que sucedían, el hecho de estar en ese lugar, el hecho de estar lejos de su hogar, la incomunicación con los demás, el nerviosismo de sus amigos cuando hablaba con ellos, la insistencia de sus padres en saber dónde estaba, ¿Porque? Siempre se lo había preguntado, pero había ignorado sus propias preguntas.
Había sido tentada por el diablo, había sido distraída y completamente manipulada, sabía que las cosas que le dijo Kay eran extrañas, pero no les tomo importancia, ¿Porque?, ¡¿Porque?!
La respuesta era simple… porque se había enamorado.
¿Y ahora que hacia ella allí?, ¿Quién era esta persona delante suyo mirándola con ojos asustados y suplicantes?, miro a su alrededor… muchos rostros, pero ¿Quién era amigo y quién no?
Kay intento acercarse a ella nuevamente, pero ella solo se alejó de él, pegándose a la pared, tomando distancia entre ambos, no lo quería cerca, tenía miedo, todo el pánico del primer día, y de los días posteriores se anidaron nuevamente en su cuerpo, provocándole un estado de histeria.
Quería salir, quería escapar, tenía miedo, mucho, mucho miedo, ¿Pero dónde estaba? Su mente estaba desubicada. El gimnasio… ¡Estaba en el gimnasio!, pero no recordaba cómo salir de él. La puerta… ¿Dónde estaba la salida?
Un gimoteo la saco de sus pensamientos, miro hacia la izquierda y vio a Radhamantis, su perro, el único en el que podía confiar en esos momentos, con leves y desesperados movimientos le indicaba una salida, sin pensar en nada se dispuso a correr.
— ¡Melina! — grito Kay intentando seguirla, pero fue detenido por Zafrán — ¡Quítate! — lo golpeo, logrando hacer que retrocediera por el golpe, pero Zafrán siguió delante suyo impidiendo su paso.
— ¡Sora ve por ella! — ordeno Zafrán, cosa que Sora hizo sin que tuviera que pedírselo dos veces.
— ¡Muévete! — rugió y se dispuso a luchar con él.
— ¡Maestro escúcheme por favor!, Tal parece que la señorita ha recordado todo, y por el momento se halla en un momento de histeria colectiva, debe calmarse. Si ahora va en ese estado con ella, solo lograra aterrarla más, y hará que cometa alguna estupidez igual que la última vez.
Esas palabra frenaron a Kay, que con furia lanzo un grito estremecedor que parecía el rugido de alguna bestia fuera de control aterrando aún más a Melina que huía despavorida.
— Señorita, deténgase por favor — era la voz de Sora que gritaba tras suyo.
Pero Melina no escuchaba, corría como alma que lleva el diablo siguiendo a Radhamantis por donde este lo guiara.
— ¡No vaya por allí! — Gritaba Sora casi desesperada — ¡Deténgase!, ¡Es peligroso! — seguía gritando, pero Melina no se giraba siquiera a ver qué tan lejos estaba, solo enfocaba a su perro delante y nada más, no veía obstáculos con los que tropezaba, muebles, sillas arrojadas en el camino, papeles tirados por todo lado, no veía nada.
Un ruido sordo sonó tras suyo, pero ella lo ignoro, solo había algo en su mente en esos momentos, algo que nublaba toda razón o cordura, y eso era escapar…
Kay estaba que se volvía loco, se sentía nervioso, furioso, impotente.
— “ ¡¿Por qué tuve que reaccionar así?!” — era la pregunta que le estaba devanando los sesos — “¿Porque no puedo controlarme cuando tengo a esa mujer cerca?” — caminaba de un lado para el otro como león enjaulado delante de la puerta que era custodiada por Zafrán.
ESTÁS LEYENDO
Enamorándose del demonio #BNE
FanficMelina, una chica normal termina envuelta en un mundo completamente opuesto al suyo desde que se topó con un extraño joven de ojos verdes. Desde entonces su vida se transforma en un caos, donde el dolor, traición, venganza, muertes y asesinatos se...