Cap 42: Prisionero

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Los preparativos se hicieron como se planeó, Yurina fue a acomodar al maltrecho Ian y a colocarlo en la cama reforzando sus ataduras. De modo que se le haga mucho más difícil mover un solo musculo.

Al recuperar la conciencia Lenard furioso intento liberarse sin poder conseguirlo, frustrado profirió un grito y una maldición.

―Esta vez no se te hará tan fácil soltarte de esas ataduras. ―dijo una voz proveniente de todas partes.

―¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? ¿Dónde la tienes? ¿Qué le hicieron?

―Muchas preguntas a la vez detective ―volvió a responder.

Lenard estaba atado en la misma habitación, de la misma manera que podía recordar, pero mucho más reforzado, esta vez usaron esposas para sujetarlo a la cama.

―Si se atrevieron a hacerle algo juro que…

―¿Que harás? ―preguntó alguien por el interlocutor.

―¡Suéltenme! ¡Voy a matarlos! ― amenazó furioso.

Una sonora carcajada se oyó tras suyo seguido del sonido de una puerta cerrándose.

―Creo que la frase correcta a eso es te soltamos nos matarás a todos. ―los pasos fueron acercándose poco a poco hasta su cabecera ―, pero cabe aclarar que eso sólo sucedería te soltamos. Pero créeme cuando te digo que no tenemos la más mínima intención de hacerlo ― y tras un corto momento de silencio ―al menos no por ahora ―completó burlón.

En un perfecto hebreo Ian ordenó a Kato salir de allí, pero este se rehusó.

―«Estamos perdiendo tiempo» ―dijo Kato en ese idioma ―«necesitamos respuestas, y las necesitamos ¡ya!, no sabemos que tanto saben de Kat, y este imbécil parece saber lo que queremos»

―«Entiendo tu impaciencia» ―le dijo ― «Pero debemos ser cautelosos»

―¿De qué están hablando? ―preguntó un Lenard molesto por que no entendía ni papas de lo que decían ―¡al menos tengan los pantaloncitos bien puestos para hablar de frente y en un lenguaje común!

Nadie dijo nada, Kato en su cabecera lo miraba con furia contenida, Ian por su parte lo miraba de una manera similar.

―«¿Seguro que no podemos matarlo?» ―volvió a preguntar Kato.

―«No, por el momento» ―respondió con voz neutral.

― ¡¿Qué idioma es ese?! ―preguntó Lenard molesto ―¿porque no muestras tu cara maldito imbécil? ¿Acaso me tienes miedo? ―preguntó burlón ―estoy atado, así que es seguro mostrarte ante mí.

Lenard sabía que nuevamente estaba tentando a su suerte, pero se sentía paranoico, eufórico, la adrenalina corría a gran velocidad por sus venas, tenía que liberarse, y salir de allí. Tenía que ir por Melina, buscarla y sacarla de allí.

―Pero que rudeza ―dijo Kato fingiendo desconcierto posicionándose frente a él, llevaba puesta un pasamontañas negro que solo dejaba al descubierto los ojos, unos vivaces ojos de fiera mirada ―¿Es así como pagas el haber salvado tu trasero? ―preguntó, Lenard lo miró intrigado, ¿a qué se refería? ¿Salvar su trasero? El no recordaba haber oído antes esa voz ―¡Que grosero! ―continuó ―¿Acaso tu mamá no te enseñó modales?

―¿Dónde estoy? ―preguntó decidido a cambiar de tema y obtener al menos pistas de su situación.

―En una celda de seguridad, ―Kato alzó las manos dando vueltas melodramáticamente ―no puedes escapar, hay cámaras por todos lados ―dijo adivinando sus intenciones.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora