Cap 46: Retorno al mundo real

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Lenard estaba hecho un caos, habían infectado su computadora, quien sabe qué cosa más hicieron allí, o que motivos ocultos tuvieron para hacerlo, y además de todo, ¿qué fue lo que hiso su diosa en su habitación durante el tiempo que tapó las cámaras de seguridad?

Había visto a Melina en su despacho, había visto como introdujo algo en su portátil, para luego dejarla en el mismo lugar. ¿Un virus? No estaba seguro, pero pensaba averiguarlo, lo llevaría ante Amir, el tipo era un genio, de seguro que él podría encontrar lo que sea que le hicieron a su máquina y limpiarlo.

¿Pero qué es lo que hacia ella aquí? ¿Qué buscaba? ¿Quién la envió? ¿Por qué vino? Un rubor cubrió sus mejillas al imaginarla besándolo.

―¡Imposible! ―se dijo ―ella no haría algo como eso.

Y sus pensamientos quedaron nuevamente atrapados allí, en la chica misteriosa, la chica de mirada asesina, peligrosa, pero a la vez, hermosa, su salvadora. Aun tenia leves recuerdos de cuando lo rescató. Un olor a rosas. El tacto de una suave piel. Él siendo cargado de caballito por ella. El aroma de su pelo y la suavidad de su piel. Si cerraba los ojos, aun podía recordar de manera vívida a esa mujer, a esa hechicera que lo embrujó para siempre.

―¿Que voy a hacer contigo preciosa? ¿Qué hiciste conmigo?―preguntó a la nada mientras volvía a rememorar esos ojos, y sin querer, esos labios rojos que había probado aquella vez, ese beso, ese sabor, como ansiaba poder volver a probar de ese delicioso néctar. Lenard estaría dispuesto a arriesgarlo todo por volverla a encontrar ―“creo que voy a volverme loco” ―pensó ―¡Piensa con la cabeza Lenard! ―se recriminó ―¡esa mujer puede matarte! ―y volviendo a abrir los ojos una sonrisa boba se formó en sus labios ―aunque si fuera en sus brazos moriría gustoso.

Y recordó los últimos sucesos, la mirada loca, los disparos certeros que lograron herirlo y alejarlo de ese tipo al cual ella llamo hermano.

De manera inconsciente llevo la mano a la herida del brazo, estaba vendado y tenía claras muestras de haber sangrado recientemente.

Miro su estado físico, estaba hecho un desastre y casi destrozado por completo.

―Grandioso ―dijo.

Mareado y atontado se recostó en su sillón nuevamente pensando, analizando, recordando, buscando lazos, razones, circunstancias.

―¡Adler! ―dijo al fin incorporándose con violencia generándose una punzada en la sien ―“ellos parecían estar muy interesados en él, si sigo su rastro, lo más seguro es que pueda volver a verla y averiguar qué fue lo que realmente le pasó”.

Esa misma mañana se dispuso a regresar al trabajo, se hizo una idea mental del caos que ocasionaría su retorno, pero lo que sucedió fue más de lo que esperaba. Philip al verlo entrar por la puerta principal cayó de su silla en la cual estaba reclinado, Loren siguió llenando su taza de café hasta que rebalsara y aun así parecía no notarlo, estaba mirándolo como si fuera un fantasma.

Una de las recepcionistas se desmayó al verlo acercarse a ella y como era su costumbre guiñarle el ojo y mandarle un beso al aire. Al parecer todos lo daban por muerto y nadie esperaba verlo ingresar allí por su propio pie, vivo, y con muchas ganas de trabajar.

Después que el caos haya menguado, tanto Philip como Loren prácticamente se mudaron a su despacho atosigándolo con preguntas acerca de su paradero. Las cuales el simplemente evadía indicando que no recordaba casi nada al respecto, no quería dar datos innecesarios que involucraran a terceros.

―Lo único que recuerdo es una bodega a las orillas de la bahía norte ―dijo.

―¿Bodega? ―preguntaron a unísono, tanto Loren como Philip se miraron intrigados.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora