Cap 45: Robo Informático

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A la mañana siguiente Lenard despertó un tanto relajado pero con un dolor increíble en el pecho, con mucho esfuerzo logro incorporarse descubriéndose semidesnudo en su sofá.

“Al menos aún tengo los pantalones puestos” ―pensó con alivio.

Incorporándose con mucho esfuerzo revisó su departamento descubriendo aliviado que Dorothy no estaba. Aún le costaba creer que la joven que conoció de tanto tiempo fuera una persona como aquella, nunca la imaginó así, nunca se comportó como tal. ¿Bipolaridad? ¿Trastornos de personalidad? Lo meditó durante unos segundos, analizando sus acciones y reacciones de los últimos meses pero no encontró nada fuera de lo común, salvo la última vez con eso de los folios sustraídos.

Si logró hacer algo como eso, no se imaginaba de cuantas cosas más pudo ser capaz. Confiaba en ella, casi de manera ciega, muchas veces hizo comentarios importantes y claves en base a diferentes asuntos preguntándole por su opinión, y ella siempre le dio buenas respuestas, claras, inteligentes y precisas.

―¡Demonios! ¡Si era parte de mi personal de máxima confianza! ¿Cómo voy a encararla ahora? ―se preguntaba frustrado, y mirando la copa de cristal en la encimera de la cocineta un rubor cubrió sus mejillas ―no debí ingerir nada que proviniera de sus manos ―se reprochó ―era obvio que no tenía buenas intenciones.

Acercándose al refrigerador encontró una nota pegada a ella con el puño y letra de Dorothy.

«Disculpa mi falta de tacto amor mío» ―decía ―«pero por más que ahora anhele estar al lado tuyo, hay asuntos de mayor prioridad que debo solucionar. Pero no te preocupes, volveré a tu lado, volveré por ti, y cuando lo haga, por fin podremos estar juntos y ser felices»

Un escalofríos recorrió su espina dorsal en toda su longitud, ¡¿eso era una amenaza?!

“No estaría mal que vaya preparando alguna orden de alejamiento”

Apoyado en la encimara observó con ojos curiosos todo su departamento invadiéndole una sensación de estar fuera de lugar.

¿Qué había pasado en los días que estuvo ausente?

Impulsado por su curiosidad se dirigió a su escritorio guardando primeramente la nota de Dorothy en una de las gavetas. Y arrodillándose continuó con la labor que Dorothy interrumpió al momento de aparecer en su departamento. Con cuidado quitó la alfombra que adornaba la parte inferior de su escritorio, y levantando una de las piezas de madera de su ahora impecable piso flotante extrajo una caja negra, nadie la había descubierto, con una sonrisa de satisfacción se incorporó y colocándola sobre la mesa buscó su portátil en las gavetas laterales.

Sirviéndose una taza de café negro y bien cargado conectó la caja negra a su computadora para descargar toda la información allí almacenada. Para sorpresa suya la descarga fue casi inmediata, más de doscientos gigas de memoria fueron descargados en menos de cinco minutos, él pensaba esperar cerca de media hora como mínimo, pero no resultó así, quizá su computadora estuviera más practica desde que la dejo descansar un tiempo, las maquinas también pueden llegar a ser sensibles.

Desplazó la grabación hasta el primer día de su desaparición. Según el registro, a lo que el supuso horas después del asalto al galpón de Adler, un tipo menudo que el reconoció como el asiático al servicio del alemán entró a su departamento acompañado de dos tipos enormes que prácticamente destrozaron todo, parecían estar buscando algo en particular, no se llevaron nada salvo una pequeña suma de dinero que guardaba en la gaveta al lado de su cama.

Le intrigó la presencia de un tipo raro apoyado en el marco de la puerta principal, era alto de porte imponente, pero el sombrero de estilo bandolero que llevaba le impedía ver su rostro, jugaba con algo entre sus manos, parecía ser una identificación, lastimosamente debido a la baja resolución del video y al no contar con programas adecuados para mejorar la calidad de imagen no pudo reconocer a quien le pertenecía.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora