Cap 53: Escape (2da parte)

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Los territorios de Sho… ¿Acaso Dorothy también estaba envuelta en la mafia? ¡¿Había trabajado con una mafiosa debajo sus narices y él ni enterado?! ¿Qué tan estúpido podría llegar a ser? ¡¿Cuánta mentira tenía alrededor?! ¿Había alguien leal y sincero a su lado? Y escuchándose a sí mismo, casi se recriminó en el acto.

Él estaba enamorado de una mafiosa, y de una muy peligrosa se recalcó, aunque nunca la vio en acción ni supo lo letal que podría llegar a ser. Sabía que ella era de armas tomar. El mundo no podía llegar a ser más pequeño ¿verdad?

Procurando poner sus neuronas en orden, sacudiendo la información innecesaria y las imaginaciones locas que le jugaban su mente Lenard busco recuperar la compostura y poner distancia entre la loca y él. Debía analizar bien sus actos y palabras para no levantar más sospechas de las innecesarias, estaban perdiendo tiempo, demasiado y valioso. Y Melina seguía sin salir de los vestidores ¡¿Qué estaba pasando allí?!

—Bueno señorita Asako —dijo Lenard procurando entrar en su papel de galán de telenovelas —me retiro. Tenga un feliz cumpleaños —y con una leve venia les dio la espalda alejándose a paso lento, procurando que ellos desaparecieran para así adentrarse a los vestidores y buscar a Melina, pero para estrés suyo ellos parecían estar tomándose su tiempo.

Al ver como el francés se iba alejando de ellos, el joven que hasta ese momento se había mantenido silente tomó la palabra sacando a Dorothy de sus románticas ensoñaciones con su príncipe azul.

—Debemos volver a la fiesta —dijo sin preámbulos —tu abuelo debe andar buscándote y no estará muy a gusto si no te ve cerca de su campo visual por un largo tiempo.

—¡No iré! —respondió Dorothy con terquedad sin hacer la más mínima intención de seguirlo. —no me interesa lo que ese viejo decrepito desee.

Y con clara rebeldía comenzó a andar detrás de Lenard. No estaba lejos, así que sería fácil llamarlo y retenerlo a su lado un poco más. No importaba si otra zorra había osado robar su atención, ella volvería a atraerlo, esta vez no tenía por qué esconder más su aspecto, esta vez podía ser quien ella era y deslumbrarlo de la manera en que las demás siempre lo habían hecho. Esta vez explotaría su belleza y él estaría tras de ella como lo estuvo de las demás. Esta vez no escaparía tan fácilmente.

Pero sus planes se vieron frustrados cuando una fuerte mano se apoderó de su antebrazo frenando su camino, al volver la vista hacia su opresor se encontró con un par de ojos verdes que la miraban con evidente irritación.

—A mí tampoco me interesan tus caprichos Asako —dijo tajante —sabes de sobra que lo que tú quieras me tiene sin cuidado. Pero tenemos un trato, y si lo rompes me aseguraré que te arrepientas por el resto de lo que dure tu miserable existencia—amenazó.

Los ojos de Dorothy se abrieron en sorpresa. Había comprobado que ese joven no se andaba con rodeos, y que sus amenazas siempre eran cumplidas de las maneras más crueles y despiadadas posibles.

—No me hagas hacer lo que no quieres Asako —completó mirando con recelo la dirección que había tomado Lenard indicando a la joven la posible víctima de sus amenazas.

—No te atreverías.

—Pruébame —amenazó.

Los ojos desesperados de Dorothy se volcaron inmediatamente hacia Lenard, en ellos escritos el pánico y la desesperación. Nuevamente en su pecho la controversia entre lo que quería y lo que debía. Y con un gran pesar descubrió que volvía a estar atrapada y sin salida. ¿Tan difícil era ser feliz? ¿Dónde estaban los cuentos de hadas que su nana solía leerle cuando aún era una niña? Esos cuentos donde la joven y hermosa princesa encontraba al príncipe perfecto, se enamoraban a primera vista, se casaban y vivían felices comiendo perdices.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora