Cap10: Enfermedad

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Su cabeza era un mar de confusión, el beso que le dio, la dejó helada, una parte de ella quería corresponderle, pero otra le indicaba que ni siquiera pensara en la idea. Pero ese beso fugaz, momentáneo, evoco vagos recuerdos de algo que había sucedido antes, aunque no sabía con exactitud cuándo, ni donde, y tampoco estaba muy segura de que fuera real o producto de su paranoica imaginación. Esos mismos labios los había sentido antes, tibios, cálidos, a diferencia de los suyos que estaban fríos y helados.

"Recuerdos locos" ―se dijo mientras negaba con la cabeza.

Desde ese día comenzó su calvario. Kay la tuvo sin vida, tenía vigilancia las veinticuatro horas del día, si daba un paso en falso, tenía alrededor suyo a toda la servidumbre. ¡Ni siquiera podía darse una ducha sola! Las sirvientas venían a asistirle y atenderle en absolutamente todo. Cada paso que daba era vigilado, a donde iba, quien venía, con quien hablaba, absolutamente todo.

―¡Esto es una exageración! ―le había dicho en incontables ocasiones, pero no era escuchada.

Ni siquiera se le estaba permitido hablar con la servidumbre, las muchachas que venían a vestirla y alimentarla, salían disparadas en cuanto quería entablar alguna conversación. Y para empeorar las cosas, como si no fuera poco, su resfriado paso a neumonía.

La fiebre subía y bajaba constantemente, dando a más de uno dolores de cabeza. En un momento parecía estar bien, y al poco estaba de nuevo en cama temblando de frio. Los médicos que la atendían no se explicaban su estado, cada día le daban nueva medicación, que la hacía sentir peor.

―Debe ser por la fobia que le tiene a los medicamentos que llega a afectar de manera negativa sobre su organismo ―había dicho el doctor.

Una semana iba desde que se había dormido en el jardín, y desde entonces su organismo comenzó a decaer poco a poco hasta el extremo que le fue imposible volver a salir de la cama.

“¡Esto es el colmo!” ―se dijo ―“es cierto que siempre fui una persona enfermiza, pero bueno eso fue desde hace mucho, cuando era una niña, desde entonces no recuerdo haber enfermado hasta este extremo” ―analizaba mientras miraba el techo, intentando recordar cuando fue la última vez que estuvo en esa situación. De eso haría hace más de diez años, cansada volvió a cerrar los ojos ― “No tengo fuerza ni para abrir los ojos por mucho tiempo, increíble…”

Día que pasaba su estado de salud decaía con mayor potencia, ahora estaba postrada en cama nuevamente con un suero purpura ingresándole por la muñeca izquierda. Parecía que ningún medicamento empleado estuviera surtiendo efecto, mas por el contrario fueran acabando con ella poco a poco como un gas letal de muerte lenta.

Uno de sus muchos días de fiebre, Kay vino al lado de su cama y la miro con evidente preocupación. Ese día se sentía tan enferma como los previos, al sentir su presencia abrió levemente los ojos inspeccionando la habitación. A su lado nuevamente un suero color violeta y en su costado con rostro preocupado Kay la miraba sonriente.

―Buenas días preciosa ―sonrió tomando su mano y llevándosela a los labios para depositar un cálido beso en ellos ―¿Cómo te sientes? ―preguntó preocupado.

―Mejor que tu parece ―sonrió, o al menos lo intentó, se sentía muy agotada.

―Todavía sigues con fiebre alta ―dijo verificando su temperatura con el dorso de la mano, mientras limpiaba el sudor que nuevamente había brotado ―te pondrás bien, ya lo veras, contraté a los mejores médicos del país, para que puedan curarte.

Sus palabras la hicieron sonreír.

―¿Sabes Kay? ―preguntó, se sentía extrañamente desprendida ―hay momentos en los que me pregunto. Cómo es posible que un chico tan dulce… tierno… cariñoso… atento… apuesto… ― decía mientras recorría con una de sus manos su rostro, describiéndolo. Ante ese toque Kay cerró los ojos disfrutando el roce, Melina siguió en su labor inconsciente de las reacciones que provocaba en el pobre muchacho ―en resumen todo un galanaso, —completó — ¿este así de preocupado por una chica tan simple como yo?  

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora