Tal como lo había temido, esos asuntos le estaban tomando más del tiempo previsto, era un viaje por solo un día, pero ya llevaba en ello tres, y no veía que estuviera por solucionarse. Agotado y estresado decidió salir y dar un paseo por la mansión, quedándose sentado a la sombra de un árbol en el amplio jardín.
Comenzaba a embargarlo una ansiedad por regresar a casa.
― “A casa…” ― sonrió para sí.
Hacia muchísimo tiempo que esa palabra había perdido algún significado para él, porque desde hace tanto tiempo que no tenía un motivo para llamarlo de esa manera, ya no había nadie allí, nada que lo ate a ese lugar.
Pero ahora todo era distinto, allí estaba Melina, allí tenía un motivo, una razón, y un lugar al cual quería regresar, al cual moría de ansias por volver.
― ¿Porque me parece que estos días estas más distraído que nunca James?
Una sonrisa fue su respuesta, ya era la tercera vez que Dimitri le hacía la misma pregunta, y era la tercera vez que le daba la misma respuesta.
― Te pareces a uno de esos idiotas enamorados Jhey, con esa sonrisa tan boba ― jugueteo.
Dimitri, era dentro la organización, uno de los pocos a los cuales podría considerar aliado, uno de los pocos por no decir al único a los cuales les permitía jugar con su apellido con apocopes como James, Jhey y otros tantos más que había escuchado a lo largo de los años.
Jameson fue el apellido del padrino de Kay, un mafioso que termino tomándole tanto cariño que lo adopto como propio.
Al no tener ningún heredero al cual dejar todo su imperio, buscaba alguien que valiera la pena como para dejarlo al frente de todo. Y al parecer sus ojos no se equivocaron cuando conoció por primera vez a aquel chiquillo de ojos vivaces, peinado alborotado y todo sucio en esos oscuros callejones de las favelas de Brasil (barrios sumamente pobres de Brasil), una ciudad hecha todo un caos a su parecer, pero sumamente ideales cuando se trataban asuntos de negocios.
Henry Jameson, era el padrino de Kay, uno de los más altos mafiosos de América, uno de los más conocidos y peligrosos. La persona que menos hubiera esperado, terminó dándole todo lo que un niño de la calle siempre habría soñado, una identidad, un techo, un plato de comida y mucho, mucho dinero.
Se lo llevo consigo, y se dispuso a entrenarlo en distintas artes, sabiondo de que algún día ese muchacho le seria de una gran ayuda. Aprendió con relativa facilidad, el manejo de todo ese bajo mundo, como también a conocer el relativo valor de las personas.
Su padrino le enseñó dos frases importantes que regían y que lastimosamente aun rigen su vida. La primera: “El valor de las personas, está en el provecho que obtengas de ellas”. Y la segunda, su favorita: “El fin justifica los medios”. Frases que lo ayudaron a llegar donde en estos momentos se encontraba… la cima. También le enseñó que en el mundo de la mafia, debía cuidarse las espaldas de hasta sus propias sombras, pero él mismo no escucho su propia advertencia y ese fue su más grande error, un error que pago sumamente caro.
Dimitri que en esos tiempos era un jovenzuelo un par de años mayor que él y con quien solían reunirse para practicar un poco de combates estilo vale todo, le advirtió en contadas ocasiones que se cuidara de Sharapov, el amigo de su padrino y amigo suyo, que por más que parecía alguien fiel, de confianza y leal, había escuchado rumores de un posible complot en contra de su padrino. Pero debido a que Sharapov era la mano derecha de su padrino, su aliado más cercano, su mejor amigo, casi un hijo para él, Kay creyó imposible el hecho de una traición.
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Enamorándose del demonio #BNE
Fiksi PenggemarMelina, una chica normal termina envuelta en un mundo completamente opuesto al suyo desde que se topó con un extraño joven de ojos verdes. Desde entonces su vida se transforma en un caos, donde el dolor, traición, venganza, muertes y asesinatos se...