―No puede ser ―susurró Lenard de manera inconsciente dejando caer sus brazos a los lados sin fuerza.
Al verse libre de su verdugo lentamente Dorothy sonrojada se dio la vuelta para encararlo sorprendiéndose ante la mirada de pánico en el rostro de Lenard. Se veía desubicado, temeroso, pálido y enfermo, como si fuera a desplomarse en cualquier momento.
―¿Se siente bien detective? ―preguntó preocupada al verlo en ese estado ―se ve un poco enfermo.
Él la miró sin ver, aun se sentía en shock ¿Qué había dicho? ¡¿Qué había vendido información de ella?! Sentía un enorme conflicto interno, pero por más que quisiera no podía culparla, ella solo había hecho lo que le pareció necesario para traerlo de vuelta. Ese fue un buen gesto, ¿verdad?
Miles de ideas fueron revoloteando en su mente, y muchos de ellos atados a terribles sensaciones de angustia, agonía y culpa. Un fuerte mareo lo envolvió, y durante un corto segundo sus piernas flaquearon y hubiese caído al suelo de no ser por Dorothy que lo detuvo al tiempo justo.
―¡Lenard! ―gritó corriendo a su lado ayudándolo a incorporarse y a recostarse en el sillón. Una vez acomodado, llevó su mano a la frente comprobando con preocupación que estaba caliente ―estas con fiebre ―dijo, y volviendo la mirada al mesón de la cocina recordó que Lenard no tenía nada parecido a medicamentos en su departamento ―iré a la farmacia por medicina ―dijo incorporándose con rapidez ―procura descansar en lo que regreso, no tardo ―dijo y salió disparada del apartamento recogiendo su propio juego de llaves del suelo.
Al cabo de lo que a él le pareció unos minutos Dorothy estaba de regreso, con los medicamentos en mano, pero Lenard aún estaba en shock, no terminaba de digerir la noticia, por su mente solo una pregunta rondaba ¿Qué es lo que había hecho?
―Bebe ―dijo Dorothy sacándolo de sus pensamientos y ayudándolo a sentarse, aún tenía la mirada perdida y los pensamientos en un revuelo, observando con la mirada perdida las tres tabletas de colores que ella tenía en la palma de sus manos ―vamos detective, necesitamos bajar esa fiebre ―dijo ansiosa ofreciéndole nuevamente las pastillas y el vaso de agua.
―Explícame nuevamente Dodo ―dijo mirando las tabletas ―¿cómo obtuviste esa información?
Dorothy se puso nerviosa.
―Primero tome la medicina ―respondió esquiva.
La respuesta le incomodó, eso era simple y claro chantaje, molesto Lenard le arrebató las tres tabletas tragándolas de un solo movimiento terminando el agua de un par de tragos.
―Listo ―dijo devolviéndole el vaso bruscamente ―¿de dónde sacaste esa información? ―sus ojos serios y fríos la pusieron nerviosa, Lenard estaba molesto.
―Recuéstese detective ―respondió nuevamente esquiva empujando sus hombros levemente para recostarlo ―necesita descansar.
―No ―dijo alejando sus manos de sus hombros ―¿de dónde sacaste esa información? ―volvió a insistir ―y no me vengas con respuestas esquivas Dorothy, habla claro.
Su tono de reproche, y su fría mirada le helaron la sangre, él estaba molesto por ella, y todo por un estúpido folio. Intento alejarse de él intentando devolver la copa a la encimera de la cocina, pero Lenard la tomo del brazo y la devolvió a su posición original.
―Respóndeme.
―Yo… la tomé prestada de la estación ―soltó rápidamente sin pensar aprovechando su sorpresa para liberarse y alejarse en dirección a la cocineta.
― ¿De la estación? ―preguntó dudoso, no recordaba haberlo dejado allí, la cabeza comenzó a martillearle, se presionó las sienes con fuerza y cerrando los ojos hizo un recuento de los hechos de la última vez. Recordaba haber traído los documentos consigo a su departamento, recordaba que ella misma se los había entregado cuando fue a dejarla en su casa.
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Enamorándose del demonio #BNE
Fiksi PenggemarMelina, una chica normal termina envuelta en un mundo completamente opuesto al suyo desde que se topó con un extraño joven de ojos verdes. Desde entonces su vida se transforma en un caos, donde el dolor, traición, venganza, muertes y asesinatos se...