Cap36: Nuevo comienzo

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Melina despertó luego de un muy largo rato, sentía los ojos completamente irritados y le picaban, para aliviar un poco la molestia se los restregó con cuidado, pero Kato que estaba al pendiente de su hermana le retiro la mano.

― No hagas eso, te lastimarás ― le dijo en tono amable ―espera que te traigo algo.

Se alejó por un momento que a Melina le pareció eterno, regresando con un vaso lleno de leche fría y bolitas de algodón. Kato empapó las bolitas de algodón en la leche y los colocó sobre sus ojos. La sensación de alivio y frescura que le provocaron lograron sacarle un grato suspiro.

―Gracias, ―sonrió Melina agradecida buscando a tientas la mano de su hermano, la cual el atrapo entre las suyas dándole un suave apretón.

―¿Te sientes mejor? ―preguntó con expresión preocupada. Melina pudo percibir con claridad el tono preocupado de su voz.

―Si ―, respondió con sinceridad sonriendo en su dirección ―gracias.

Kato no dijo nada, lo más raro era que no se sentía de humor para meterse con su hermana, simplemente se enderezó un poco y deposito un suave y cálido beso en la frente de Melina. Acariciando su mejilla con suavidad.

―No me gusta verte llorar ― susurró luego de un rato quitándole las bolitas de algodón y cambiándolas por otras nuevas y frescas ―quédate recostada un tiempo más sin abrir los ojos― le dijo incorporándose y dirigiéndose al basurero más cercano para tirar los algodones usados ―, eso ayudará a aliviar la molestia y a devolver tus ojos a su tamaño original sapito ―bromeó ganándose un almohadazo de parte de Mel que detuvo con gran facilidad.

― No necesito tener los ojos abiertos para lanzarte cosas Kato ―respondió divertida tomando otro de los muchos almohadones que tenía de cabecera preparándose para otro tiro certero―, sé dónde estás.

Una sonrisa relajada se formó en los presentes, era tranquilizador verla más calmada.

Haddadrimon vio a ese par en uno de sus muchos juegos habituales y fue ese juego rutinario que le dieron los ánimos para tocar el tema nuevamente. No era que le hubiese gustado hacerlo, pero como hombre de negocios sabía que era necesario estar bien informado para ser precavido. Así que acercándose a su protegida y futura heredera tomó los almohadones que le servían de cabecera, los retiro apoyando la cabeza de Mel sobre sus piernas, de modo que pudiera tener una vista completa de sus facciones.

―¿Te sientes mejor mi pequeña? ―preguntó con suavidad apartando un par de cabellos rebeldes que se posaron en su frente.

―Si abuelo, ya me siento mejor, perdona por lo de hace rato ― dijo un tanto apenada buscando incorporarse para hablar con él, pero una leve presión en sus hombros evito que se levantara.

― Eso ya es agua pasada mi niña ― respondió, y mirando con firmeza a Kato e Ian, habló con seriedad― a partir de ahora, nada de secretos entre nosotros―, sentenció. Todos asintieron en silencio sintiéndose levemente culpables― quiero que me digan la verdad, por más dura que ésta sea, prefiero el dolor del conocimiento al peligro de la ignorancia ― dijo.

Nadie replicó nada, sabían que tenía razón. Para estar preparados ante cualquier adversidad la mejor seguridad se da cuanta mayor información se conozca,. Eso lo sabían ellos de memoria, solo que la teoría muchas veces resulta más fácil que la práctica.

―Empecemos― dijo― quiero que me digan todo lo que averiguaron de Roscov.

Todos asintieron en señal de aceptación, incluida Mel y como siempre, Ian fue el encargado de darle a su jefe un breve resumen de lo que él sabía y de lo que habían descubierto hasta el momento, durante ese tiempo no se escuchó otra voz que no fuera la de Ian, quien miraba de tanto en cuanto a Mel para ver si sus palabras causaban alguna reacción desfavorable en sus gestos. Pero ella permanecía serena, distante, y perdida.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora