capitulo 25

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A la mañana siguiente me fui nuevamente a la casa de Sam y la esperé afuera. No me daría por vencido tan fácil! Sólo salió Sara. La detuve y le pregunté por ella.

“Sam no irá hoy a la escuela. No se siente bien!... Pero sabes?... Esto me parece extraño! Algo sucedió entre ustedes dos, estoy segura! Qué le hiciste a mi hermana?”, dijo Sara desafiándome.

“Verás… Ella y yo discutimos! Pero… yo sólo quiero verla y pedirle disculpas!”, respondí.

“Lo siento, Ji Hoo! Pero ella… dijo que no quiere verte! Así que por favor márchate! Dale tiempo! Lo mejor será que la dejes sola!”, respondió ella educadamente.

Después de eso, me retiré.

Durante la siguiente semana, Sam no asistió a la escuela. Sara me contó que había viajado a la costa, a ver a unos amigos de sus padres, quienes vivían allá y que eran los padrinos de Sam. Yo estaba seguro que ella no quería volver a verme y tenía razón en no querer hacerlo. La llamé cientos de veces a su teléfono pero nunca contestó… Hasta que me di por vencido.

Extrañaba muchísimo a Sam. La escuela se me hacía eterna y las tardes aún más. Me había acostumbrado a estar y compartir mi tiempo con esa muchacha. Cómo era posible que recién lo estuviera entendiendo. Ahora que ya no la tenía, me daba cuenta lo mucho que ella significaba para mí! 

Era San Valentín. Estaba sólo en mi casa, como de costumbre. Tomé mi teléfono y le mandé un mensaje a Sam, después de una semana de no hacerlo. “ Feliz San Valentín! Aunque no estás conmigo ahora, mi corazón se fue contigo! Te quiero Sam y te extraño como ni siquiera puedes imaginar!”, presioné el botón para enviarlo. Como me imaginé, no recibí ninguna respuesta.

Estaba a punto de acostarme cuando recibí una llamada. Corrí a mirar el teléfono, añoraba que fuera Sam. Por una milésima de segundos imaginé que era ella y me decía que me había perdonado. Pero no fue así. Era Jun Pyo. Suspiré desilusionado.

“Amigo! Necesito pedirte un favor!”, sonaba muy aproblemado. 

“Claro! Dime!”, respondí preocupado. Su voz sonaba alterada.

“Es Jan Di! Puedes ir por ella y llevarla a su casa? Está en el centro comercial! Después te explico!”, dijo el alterado.

“Por supuesto! Pero… ella está bien?”, pregunté sorprendido.

“Si, está bien! Sólo no quiero que ande a estas horas sola por ahí!”, respondió él.

“Voy por ella!”, respondí y luego colgué. Me puse la chaqueta, encendí la motocicleta y me fui por ella. La encontré de inmediato. Estaba sentada sola en una esquina con una bolsa en la mano.

Al verme a su lado se sorprendió. La llevé a su casa y la dejé ahí. Luego me regresé, me acosté de inmediato. 

A la mañana siguiente me levanté temprano a desayunar. Después de eso me fui a la sala y reparé en la bolsa de Jan Di. Ella la había olvidado en la motocicleta y yo la había dejado en mi casa para devolvérsela luego. La curiosidad fue más grande. La abrí y miré que había adentro. Era un regalo. Abrí la caja y pude ver que habían muchas galletas, me imagino que cocinadas por ella misma. Deben haber sido el regalo del día de los enamorados para Jun Pyo. Eran divertidas, todas tenían la cara de Jun Pyo. Sonreí. En ese instante divisé por la ventana a mi amigo. De inmediato lo hice pasar. Me preguntó un poco molesto qué hacía con su regalo. Yo sonreí nuevamente.

Conversamos bastante. Me contó lo que había sucedido con Jan Di. Podía sentir que él tenía miedo que su madre la lastimara y los separara. Yo le di ánimos.

“Tú tampoco estás bien, verdad?”, preguntó de pronto él, observándome detenidamente.

“Para ser honesto… no.”, respondí mirando el suelo.

“Qué sucedió, Ji Hoo? Discutieron con Sam? Es esa la razón por la que ella no ha aparecido por la escuela, verdad?”, preguntó él curioso.

“Eso creo! No sabes cuanto la extraño!!”, dije finalmente después de dar un suspiro. “Creo que después de todo… Tú tenías razón! Yo si quiero a Sam… y muchísimo!”, dije tristemente.

“Amigo! Pero... es algo que no tiene solución?”, interrumpió Jun Pyo, como queriendo encontrar una solución a mi problema.

“No lo se… Te acuerdas que celebraríamos nuestros primeros 100 días juntos? Sam me daría un regalo muy especial… Ella y yo íbamos a… íbamos a intimar”, le confesé a mi amigo, un poco avergonzado.

“Qué?!! Y sucedió??? Cómo no me contaste nada, bribón!!”, gritó él. Yo sonreí amargamente. Y negué con la cabeza.

“No. No sucedió nada! Ese día llegó a visitarme Seo Hyun!”, añadí.

“No!!!”, dijo él impactado. Le conté lo que había sucedido.

“Pero… si estabas con Sam… por qué se besaron con Seo Hyun? Qué pasa por tu cabeza, hombre?”, me regañó él. A pesar de que siempre el sensato había sido yo, ahora los papeles se habían invertido.

“No lo se… Creo que quería salir de la duda. Quería estar seguro que ella ya no significaba nada para mi. Y así fue! Lo que sentí al besar a Seo Hyun, no se compara con lo que me hace sentir Sam! Ahí fue que lo comprendí…”, añadí muy afectado.

“Ay!!! Esto está complicado! Pero… y has intentado hablar con ella?”, dijo mi amigo.

“Si, ese mismo día. Pero ella no quiere saber nada de mi… Y creo que tiene toda la razón! Soy realmente despreciable!”, dije finalmente observando el suelo.

“No te desanimes!! Ya encontraremos una forma de que ustedes dos se arreglen!”, dijo él intentando sonreir. “Déjalo en mis manos!”, terminó diciendo.

“Cuál de los dos pasó un mejor día de San Valentín?”, agregué irónicamente. Jun Pyo comenzó a reir a carcajadas. Yo también. Después de calmarnos, puse mi mano en su hombro.

“Pero, aún nos tenemos a nosotros! Verás que saldremos de todo esto y recuperaremos a nuestras chicas!”, dijo él sonriendo. Yo también sonreí.

Después de eso, nos fuimos a la escuela. La jornada pasó rápido. Yo aún seguía pendiente del salón de Sam. Todos los días me iba a dar una vuelta para ver si ella había regresado, pero nada.

Me fui al anfiteatro del instituto y pasé toda la tarde ahí. Comencé a tocar el piano que había ahí. Toqué la canción que le había escrito a Sam. De reojo vi aparecer a alguien a un costado. Volteé y vi a Jan Di.

“Tienes boleto para el concierto?”, le dije bromeando. Ella sonrió dulcemente, como acostumbraba a hacer. Noté que estaba preocupada. Ella solía nadar mucho cuando lo estaba. Así como también yo. Su escape era la natación, mientras que el mío era la música. La invité a sentarse a mi lado. Estuvimos por un buen rato conversando y practicando piano. Yo le enseñaba un poco mientras ella sonreía e intentaba seguirme. Al menos los dos nos distrajimos un poco de nuestras preocupaciones.

Después de eso la llevé a su casa. Se bajó de la motocicleta y me quedó mirando con una sonrisa en los labios. A mi me produjo gracia su expresión.

“Por qué me miras así?”, pregunté.

“Es asombroso!”, respondió ella suavizando aún más su expresión.

“Qué?”, pregunté curioso.

“Cada vez que se enciende la alarma de mi corazón… Mágicamente apareces tú!”, dijo ella tímidamente. Yo sonreí y seguí su juego.

“Alarma? Cómo la que suena en un incendio?”, dije bromeando. Ella asintió con la cabeza.

“Entonces… déjame ser tu bombero!”, dije determinante. Ella comenzó a reir. Después de eso, se despidió de mi.

“Muchas gracias por lo de hoy! Ve a casa con cuidado!”, dijo finalmente y entró a su casa. Respiré profundo. Entendí nuevamente por qué me había enamorado antes de Jan Di. Ella era tan especial! Estaba seguro que si Jun Pyo ni Sam hubieran aparecido en nuestras vidas, de seguro ahora ella y yo estaríamos juntos. Sentí nostalgia.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora