A la hora exacta estaba de pie frente al café. Paseándome nerviosamente de un lado al otro. Parecía un adolescente en su primera cita. Me recordó lo que me sucedía las primeras veces que salí con Sam. Era un tanto divertido volver a sentir esas cosquillitas en la panza.
De pronto, vi aparecer a Sam, bajando de de un taxi. Se acercó rápido a mi lado y me saludó con una venia. Correspondí de igual forma su saludo. Entramos al café y ocupamos la única mesa desocupada.
“Hace frío! Ya había olvidado lo heladas que se ponen las tardes de otoño aquí!”, dijo de pronto ella, para entablar alguna conversación, mientras jugueteaba con la carta sobre la mesa. Mi vista se clavó en la sortija de mi madre. Aquella que me había permitido reconocerla más temprano en el aeropuerto.
“Me alegra saber que aún la conservas!”, dije de pronto, señalando la sortija. Ella sonrió un poco avergonzada.
“Si… Una promesa es una promesa!”, respondió dulcemente sin levantar la vista de la mesa. Hermosa respuesta! Aquello indicaba que aún sentía algo por mi.
“Sabes que… hace un poco más de un año, viajé a Sudamérica. Fui a tu casa, quería volver a verte… pero ya no vivías ahí.”, añadí de pronto.
“No! Mi padre mejoró y consiguió un buen trabajo. Mi madre también y nos mudamos de casa.”, respondió ella.
“Si… algo así me imaginaba!”, respondí cautelosamente.
“Y tú? Terminaste tus estudios?”, preguntó Sam ilusionada.
“En dos semanas me gradúo.”, respondí satisfecho.
“Tú abuelo debe estar orgulloso! Cómo está él? Me encantaría ir a visitarlo uno de estos días!”, añadió ella entusiasmada.
“Si que lo está! Y claro, él se alegraría mucho también de verte.”, respondí. “Y tú terminaste de estudiar música?”.
“Entré a estudiar para ser profesora de música. Me gradué hace 1 mes! Ahora me vine a ejercer acá! Jajaja…”, respondió la chica alegremente.
“Te gustó el trabajo con los niños en la fundación?”, pregunté recordando cuando la chica trabajaba conmigo.
“Si! Muchísimo! Gracias a eso me di cuenta que me encantaba enseñar… Y sobre la música, tú lo sabes! Es mi pasión!”, respondió ella hablando emocionadamente.
“Quizás podrías pasar a verme un día de estos a la fundación, necesito ayuda allá y creo que tú eres la persona adecuada.”, añadí entusiasta.
“Puede ser… No me parece mala idea.”, respondió ella. Noté que le agradaba la idea.
“Y qué tal tu vida en Sudamérica estos años? Qué has hecho además de estudiar? Tienes compromiso, algún novio, quizás un marido?”, pregunté curioso. Desde hace rato que quería saberlo.
“jajajaja… Te burlarías de mi si te contara que estuve nuevamente a punto de casarme, pero huí! Jajaja…”, añadió ella conteniendo la risa, haciendo alusión a su matrimonio fallido con Jung Ki.
“No lo puedo creer! Jajaja… Y qué sucedió?”, pregunté sonriendo.
“Salí un tiempo con un compañero de la facultad… Nos llevábamos bien, pero él siempre insistía en que quería formar una familia y casarse. Yo nunca sentí que ese fuera mi momento, ni menos con él. Pero insistió tanto, que no se cómo acepté. Una semana antes de la boda, cancelé todo. No me podía casar con alguien por quien sólo sentía un gran afecto pero que no amaba… Para qué te cuento todo lo que sucedió después… Cancelar la fiesta, devolver los regalos... Uf!! Pero, era lo correcto!”, terminó ella de narrar con una sonrisa amarga.
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Diario de un chico enamorado
FanfictionEste fic fue creado para todas quienes se quedaron con las ganas de ver un final feliz para Ji Hoo en “Boys before flowers”, la versión coreana de “Hana yori Dango”. Adaptación del mismo dorama, que narra la historia original pero con algunas variac...