Aquellas vacaciones fueron terribles. Tres meses sin casi nada qué hacer. Sin una motivación para salir adelante. Mi abuelo intentaba invitarme a menudo a la clínica, decía que era para que me acostumbrara desde ya que era lo que significaba ser un médico, pero yo sabía que era para que me distrajera, para que mi cabeza se ocupara de algo más que de pensar en Sam.
Jan Di y los F4 también me animaban. Me invitaban a salir, a pasear, a hacer muchas cosas. Cuando insistían mucho, aceptaba y los acompañaba de mala gana.
Woo Bin me recomendó que contratáramos un investigador para poder localizar a Sam y Sara. Así lo hicimos. El hombre tardó cerca de un mes en darnos noticias. Nos informó que la familia ya se encontraba instalada en la ciudad. Que las chicas aún no entraban a estudiar, que el padre y la madre, ya habían encontrado empleos. La próxima semana nos daría la dirección exacta de la casa. Al fin me sentía más entusiasmado. Woo Bin y yo compraríamos los ticket de avión en cuando nos diera esa información el investigador y viajaríamos a ver a las chicas.
Después de 3 meses, al fin los F4 volvían a ver una sonrisa en mi rostro. Todos nos apoyaban con la idea, en especial mi abuelo, quien sabía de mis sentimientos por Sam. Él siempre me alentó. Me contó incluso una historia sobre mi abuela, de lo mucho que él había luchado para estar junto a ella. Eso me dio aún más fuerza para seguir adelante con mis planes. Mis clases en la facultad comenzarían en una semana y media, por lo cual nuestro viaje a Sudamérica debía ser lo antes posible.
Ese día nos reuniríamos con el investigador en un café a las afueras de Seúl. Llegué temprano, no negaré que estaba ansioso. Cerca de 30 minutos antes de la cita ya estaba estacionando mi motocicleta en las afueras del local. No pedí nada, esperaría a que Woo Bin llegara para ordenar.
Tomé despreocupadamente la carta para observar qué tenían. Pronto ordenaría un moka con unas galletas. Si, eso estaría bien. Al bajar la carta tuve una visión. Pensé que era por la ansiedad.
Sam estaba de pie en el local, en frente mío, a cerca de unos 4 metros. Lucía tan bella como siempre. Se veía alta y estilizada. Su cabello ensortijado y cobrizo adornaban de perfectamente forma su rostro de niña. Llevaba un suéter verde y jeans deslavados. Pero había algo que no concordaba en esa visión. Tenía un rostro acongojado. No era la misma expresión que tenía grabada en mi mente de la última vez que la había visto, aquella noche que la hice mía. Su rostro era ahora de miedo, tristeza y angustia.
Sacudí mi cabeza, aquello sólo podía ser un sueño, debido a mis inmensas ganas por estar con ella. Sin embargo, la muchacha siguió de pie en frente mío. Es más, dio unos pasos hasta acercarse a mi mesa. Respiré profundo y comencé a temblar, aquello no era una visión? Me puse de inmediato de pie y caminé hacia ella. Cómo era posible que estuviera en Seúl? Sonreí invadido por la felicidad, aún cuando ella parecía que lloraría en cualquier minuto.
“Sam!”, exclamé y comencé a reir como un bobo. En ese instante, un hombre alto y apuesto, de cerca de unos 30 años se aproximó a mi chica, abrazándola sutilmente por los hombros. Me paralicé aunque por dentro deseaba golpearlo. Miré a Sam en busca de una explicación pero ella bajó la mirada.
“Linda, que no me vas a presentar a tu amigo?”, dijo de pronto el hombre. Ella no dijo nada, continuó mirando el suelo. El muchacho, al no ver respuesta en ella, me hizo una venia.
“Mucho gusto yo soy Lee Jung Ki, el prometido de Sam.”, añadió finalmente sonriendo amablemente. Me tambaleé. Podía esperar cualquier cosa en este mundo, menos eso. Menos una traición de Sam, a quien había buscado desesperadamente todo este tiempo, por quien había agonizado estos tres meses. Le respondí la venia y me di media vuelta encolerizado. En ese instante sentí una pequeña mano en mi brazo, me volteé para mirar. Sam me sostenía.
“Espera, Ji Hoo!”, suplicó. Sin decir una palabra, me solté de ella y caminé enfurecido hacia mi motocicleta. Sólo deseaba salir corriendo de ese lugar. Me sentía el estúpido más grande del mundo.
Escuché que Sam venía tras mío gritando mi nombre pero la ignoré. Ya no teníamos nada de qué hablar. Mientras me subía a la motocicleta y me aseguraba el casco ella estaba a mi lado.
“Por favor, Ji Hoo!! Necesito hablar contigo! Necesito contarte qué fue lo que sucedió!! Te lo suplico, por Dios!! Escúchame!!!”, continuaba suplicando ella. Sentía demasiada rabia. No quería oírla, lo que ya había visto y oído me bastaba. No contesté ni una palabra y eche a andar mi motocicleta desapareciendo del lugar, mientras aún escuchaba sus gritos tras mío.
Conduje rápido hasta mi casa mientras las lágrimas no paraban de salir de mis ojos. Era una mezcla extraña de rabia, decepción y amor. Mi corazón se había destrozado completamente.
En casa, mi abuelo me esperaba con la cena servida. Intenté no hablar del tema y dar vuelta la página. Aún cuando pensaba que había encontrado el amor de mi vida, me había equivocado como un maldito estúpido, ahora sólo restaba seguir adelante y olvidar. Recibí una llamada de Woo Bin.
“Dónde estás, bro? Te estamos esperando en el café.”, preguntó mi amigo.
“No iré! Ya no me interesa saber nada… Sam está en Seúl y está comprometida. Despáchalo!”, dije escuetamente e intentando ser fuerte, aún cuando pronunciar esas palabras me destrozaban el corazón… Sam está comprometida!! Retumbaba en mis oídos.
“Qué?!! Comprometida??!!!.... Pero el investigador venía a decirnos que Sam estaba en Seúl, ya me lo había dicho hace un par de segundos, pero estás seguro de que está comprometida??!!”, preguntó Woo Bin totalmente impactado.
“Si, estoy completamente seguro! Me encontré con ella y su prometido.”, dije finalmente.
“OK… Pero aquí hay algo muy extraño… Hablamos luego!”, dijo mi amigo y cortó.
Me senté a cenar con mi abuelo.
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Diario de un chico enamorado
FanfictionEste fic fue creado para todas quienes se quedaron con las ganas de ver un final feliz para Ji Hoo en “Boys before flowers”, la versión coreana de “Hana yori Dango”. Adaptación del mismo dorama, que narra la historia original pero con algunas variac...