capitulo 3

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Ha pasado casi un mes desde que no escribía. Y es que mi vida ha sido un torbellino de emociones. 
Hace tiempo que no me tiraba las cartas del tarot, mucho tiempo. Mi madre lo hacía cuando era pequeño y yo guardé sus cartas. Como ella lo hacía, yo lo estudié y lo aprendí. Es extraño, creo que ya he perdido la práctica. Me apareció la carta de los enamorados y según lo que recuerdo, eso significa que el amor llegará a tu vida pronto. Pero, no cualquier amor, sino tu verdadero amor. Yo pensaba que ya había llegado y era Seo Hyun, pero al parecer estoy equivocado… Quizás estas cartas se descompusieron tanto tiempo guardadas…
Esa misma noche salí a caminar. Quería tomar aire fresco. Me detuve de pronto frente a un enorme aviso publicitario en el que aparecía Seo Hyun. Lucía tan hermosa y perfecta como siempre. De pronto, apareció Jan Di. Me sorprendió contemplando a mi enamorada y comenzó a hablar maravillas de ella. Parecía incluso conocerla mejor que yo! En 2 minutos me habló de su vida y obra… pero al final me dijo algo que realmente me mortificó! Me habló sobre el futuro de mi amor… Fue como una cruel sentencia! Dijo que se imaginaba a Seo Hyun casada con un presidente o un príncipe, que eso era lo que ella realmente merecía. Si supiera que ella es el amor de mi vida… Talvés es cierto y esta chica, Jan Di o como se llame, tiene razón. Quizás ella la conocía mucho mejor que yo, aún sin conocerla.
Seo Hyun regresó, le dimos una increíble fiesta de bienvenida, aunque casi fue arruinada por Jan Di. Primero, llegó disfrazada a la fiesta. Las malvadas chicas de la escuela le habían hecho una broma de muy mal gusto, diciéndole que era una fiesta de disfraces. Seo Hyun se compadeció de ella y entre los dos la rescatamos de las burlas de los presentes. Se la llevó a su habitación y arregló tan bella a Jan Di, que parecía otra, no la chica sencilla y humilde que conocía. Incluso bailamos. Debo confesar que incluso me llamó la atención. Al final de la fiesta, mi querido amigo Jun Pyo, se cayó a la piscina e increíblemente, Jan Di lo salvó. No pude confesar mis sentimientos en esa oportunidad y tampoco en unos cuantos días porque Seo Hyun estuvo muy ocupada y casi no nos vimos.
Un par de días antes a su cumpleaños, me llamó porque necesitaba hablar algo importante conmigo. Me fui de inmediato a su casa. Estaba sola. Mi corazón latía a mil por hora. Pensaba que ella se me había adelantado y me iba a confesar sus sentimientos. Lamentablemente, no fue así.
“Mi querido Ji Hoo! Como ya te había adelantado, hay algo que quiero que sepas… Pero primero que todo, prométeme que no faltarás a mi fiesta de cumpleaños. Te necesito a mi lado para enfrentar lo que se viene!”, dijo dulcemente ella, mientras comenzaba a hablar. Algo no me gustó de sus palabras, su rostro se tornó un tanto triste y más que todo, lo que dijo había sonado como una advertencia. Me puse de inmediato a la defensiva, eso no podía ser el comienzo de una declaración de amor, definitivamente no. Le insistí para que siguiera hablando, la situación me intranquilizaba.
“Ji Hoo, tú me conoces mejor que nadie en este mundo. He tomado una decisión y quiero compartirla contigo antes que con alguien más… La próxima semana me devuelvo a Francia.”, dijo ella tímidamente. “Qué? Tan pronto? Y cuándo regresas?”, le pregunté un poco triste. No me quería volver a separar de ella.
“Creo que no me entendiste bien… Me voy, definitivamente! Me voy a vivir allá! Quiero hacer mi vida a través de mi esfuerzo y no a costa de mis padres.”, continuó ella con la voz muy suave.
En ese momento creí morir. No podía ser cierto lo que ella me estaba diciendo. Me estaba abandonando… y para siempre!! Mis esperanzas morían! Mis ilusiones morían! Mis sueños hechos mil pedazos! Entonces… ella nunca había sentido nada por mí! 
De pronto, ella interrumpió mis pensamientos. “Ji Hoo, háblame! No vas a decir nada?”. “Y qué quieres que diga?... Haz con tu vida lo que te plazca!!”, le grité mientras me ponía de pie y salía corriendo de su casa. Algo escuché que decía tras de mi, pero a mi ya nada me importaba. Mi corazón estaba destrozado.
Me monté en la motocicleta como un loco. A llegar a casa, me tendí como cuando era pequeño a llorar sobre mi cama. Lloré tanto hasta que me dormí.
A la mañana siguiente fui a la escuela pero parecía no estar allá, sentía todo lejano. O mejor dicho, yo estaba en otro mundo, muy lejos de acá. Recuerdo que esa tarde estaba muy helada pero decidí salir a despejarme un rato y fui a tocar el violín a la banca donde solía ir siempre. Necesitaba despejarme y sólo la música podría ayudarme. Lamentablemente, no lo conseguí. Creo que presioné mucho las cuerdas y una de pronto saltó dejándome una herida en el dedo. Me senté en la banca, me sentía abatido. De pronto, sentí que alguien tomaba de mi mano y me cubría el dedo que sangraba con un pañuelo. Era… Jan Di! No le dije nada, pero me imagino que habrá notado que algo me pasaba. Sólo me pidió que me dejara cuidar por ella, y así lo hice. Me vendó el dedo en silencio y se fue, sin antes dejarme su paraguas. Había comenzado a nevar. 
Durante toda la semana no volví a saber de Seo Hyun, ni tampoco la busqué. Ya para qué? Sólo sabía que me tendría que enfrentar a ella para su cumpleaños, al fin y al cabo se lo había prometido. 
Y el día del cumpleaños llegó. Tendría que volver a verla a la cara y eso me tenía nervioso. No llegué temprano sino a la hora justa. No quería toparme con Seo Hyun más de lo necesario. Me pidió acompañarla para cuando trajeran su pastel de cumpleaños. Así lo hice. Después de eso, comenzó a hablarle a los invitados sobre su decisión. No quería volver a escuchar la historia, así que me di media vuelta y caminé un rato por la casa. Me metí a su habitación y me quedé sentado en su cama. Me puse a pensar en todo lo que habíamos pasado juntos desde que éramos niños. No pude evitar que se me escapara una lágrima… Me sentía derrotado!
De pronto, sentí la puerta. Miré y vi a Seo Hyun entrando a la habitación. En mis manos sostenía un juguete que ella una vez me había dado. Ella caminó a mi y se agachó para quedar a mi nivel. Me miró y luego sonrió dulcemente, después añadió: “Veo que la conservas aún?”. Me contemplaba mientras yo jugaba con aquella estúpida muñeca… Así me sentía, como un necio muñeco en sus manos… Luego empezó a hablarme de la primera vez que ella se fue de vacaciones y nos separamos. Me dijo que había notado que desde esa vez la dejé de tratar como una hermana. Y cómo no? Si esa vez fue cuando me di cuenta como me sentía sin ella. Esa vez la extrañé tanto, como si me arrancaran lo único a lo que me podía aferrar en esta vida… Y ahora, volvía a ocurrirme. Aunque aún era pequeño, en ese momento entendí que el cariño que sentía por ella no era el de hermanos… Qué era lo que yo sentía por ella? Sería amor?... Y así me di cuenta que me había enamorado por primera vez. 
Sentía su mirada sobre mi y yo por dentro comenzaba a incendiarme de una mezcla de amor, rabia y desesperación… Mis labios dejaron escapar solas las palabras, no podía creer que ella me hablara de una relación de hermanos… Qué acaso no notaba mis gestos, mis miradas, mis palabras? “Eso es lo que sigo siendo para ti!!”, le recriminé. Mi voz estaba llena de rabia y desilusión. Tomé la muñeca y de un aventón la lancé lejos, tan lejos que fue a caer dentro de un papelero. Estaba enfurecido con todos… pero, especialmente conmigo! Había sido un iluso todo este tiempo! 
Seguidamente, la vi de reojo que se puso de pie a mi lado. Algo dijo pero no la escuché. Mis pensamientos estaban en otro lado, inundados de dolor y desamor. No podía escuchar sus palabras. Insistí suplicando. “No es justo que me abandones!”, dije en un susurro desgarrador. Ella comenzó a justificarse, diciendo que a mi era a la única persona que no podía abandonar. “Pamplinas!”, pensé yo. Ni siquiera quería mirarla a los ojos. Me puse de pie dándole la espalda, dispuesto a marcharme de ahí, no quería continuar con esa tortura. “No digas mentiras!”, le dije molesto.
“Si estuviera mintiendo, entonces no me interesaría cuando te fijaras en otra chica.”, agregó ella suavemente. No podía creer lo que ella me estaba diciendo. Me volteé a mirarla incrédulo. Era acaso esa una confesión de amor? Su confesión? En medio de todo lo que estaba sucediendo me estaba diciendo que si sentía algo por mi más que amistad? De pronto apareció una luz de esperanza en medio de todo la desolación en la que estaba sumergido… Desorientado le pregunté a quién se refería. No entendía nada! Siempre había tenido ojos solo para ella, no existía nadie más ni en mi cabeza ni en mi corazón! Y ahora ella me estaba diciendo que había sentido celos cuando yo me había fijado en otra chica! No lograba entender nada. Mis ojos buscaron su mirada suplicando por una respuesta.
“El día en que corriste a ayudar a esa chica, no supe por qué se partía en dos mi corazón… Gracioso no crees?”, contestó ella a mi pregunta. No podía ser, sólo se estaba justificando. Lo que me decía era sólo una excusa. Ahora podía verlo claramente. Le dije que no siguiera hablando esa clase de tonterías. Ya no soportaba un minuto más. Pero ella continuó hablando, parecía no querer detenerse. Comenzó a decir que en el fondo se alegraba por mí. La detuve, no quería que siguiera hablando. Le dije bruscamente que ya no siguiera burlándose de mi. En ese momento me sentí humillado y derrotado. Me senté en un taburete para recuperar un poco de fuerzas y lograr al fin abandonar mi tortura. “Soy sólo un muñeco para ti!”, le dije finalmente. “Y uno llora toda la noche cuando pierde un juguete!”, respondió ella. No podía estar diciéndome eso!! La sangre me hervía en las venas. Era un cóctel de amor y odio a hacia ella. Me puse de pie rápidamente y la sujeté de los brazos. Sin darme cuenta le lancé todo de una. Le confesé que la amaba desde hace más de 15 años y que siempre le había sido fiel. Le grité que ya no era un niño. Ella me miró fijamente, me rodeó con sus brazos y comenzó a pedirme perdón. Por qué me pedía perdón? Si lo hacía era porque no me correspondía, porque no me amaba con locura como si yo a ella, porque me abandonaba a pesar de todo…
Ya estaba muy confundido con todo lo que Seo Hyun había dicho. Si no lo hacía ahora, no sería nunca. Me eché hacia atrás y la miré fijamente, sin darle tregua para decir nada acerqué mis labios a los suyos y la besé. Nos quedamos así por no se cuantos segundos. Definitivamente perdía la noción del tiempo cuando estaba con ella. Sus húmedos labios correspondieron a mi beso. En ese lapsus, pude comprender que ella si sentía algo por mi. Por mi mente pasó la respuesta a todo lo que estaba sucediendo. Ella si me quería pero por sobre todo y todos estaba su vocación en la vida. Era como si ese beso me hubiera hecho entender que debía dejarla partir, era su decisión y yo no era nadie para impedirlo. Poco a poco me alejé de ella, aunque en realidad hubiera dado lo que fuera por seguir ahí en sus brazos. Ella me dio una dulce sonrisa y me pidió que volviéramos a la fiesta. Así lo hicimos.
Al salir de la habitación, nos encontramos con Jun Pyo y Jan Di. Estaban de pie frente a la habitación. Seo Hyun se dirigió a Jan Di diciéndole que por que no había tocado la puerta. Ella respondió que no era necesario, que sólo venía a agradecerle por haberla invitado. Noté que se veía un poco extraña pero no entendí por qué. La verdad es que mayormente no me interesaba. Todavía estaba muy inquieto por todo lo que había ocurrido. Seo Hyun la invitó a salir a pasear con nosotros… Qué se imaginaba? Creía que porque ella me estaba dejando me tenía que dejar en manos de alguien más. Creo que mi rostro habló por si solo y Jan Di se negó. Jun Pyo interrumpió para decir que ya tenían planes y que saldrían a otro lado. Eso también me pareció extraño… Jan Di y Jun Pyo!! Si esos dos se odiaban! De verdad el mundo se estaba volviendo loco! Se dieron media vuelta y se fueron, noté que Jun Pyo se llevó abrazada a la chica… Era eso posible? Jun Pyo se estaba enamorando de ella? No podía ser verdad!
Me excusé con Seo Hyun y me retiré de inmediato a mi casa. Estaba demasiado cansado con todo ese huracán de emociones vividas aquel día. Me metí a medias en la cama y me quedé dormido de inmediato. Quería olvidarme y desaparecer del mundo, aunque fuera por unas horas.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora