capitulo 17

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Llegué a mi casa temprano esa tarde. Estuve un rato con los chicos, pero no lograba concentrarme en nada. Afortunadamente, ellos no insistieron en preguntarme nada de lo que había ocurrido con Sam. Creo que en el fondo lo sabían, pero ellos saben que si yo no les cuento algo es porque no quiero hablar sobre el tema.

Era imposible dejar de pensar en lo que había ocurrido con Sam. Me sentía extraño. Siempre consideré a esa chica mi amiga y no creí que ella siquiera pudiera fijarse en mi. Pero ese beso, ese bendito beso… De tan sólo acordarme parece que se me volvía a erizar toda la piel. Debía hablar con ella.

Al día siguiente la busqué en la escuela, pero no la encontré en todo el día. En la noche la llamé a su teléfono móvil, pero estaba apagado. Sería que no quería hablar conmigo?

El sábado sería la final del concurso y quería hablar con ella antes de eso. El viernes decidí esperarla para acompañarla a la escuela. Me planté en mi automóvil fuera de su casa una hora antes de la que ella acostumbraba salir. 

Tuve éxito. La vi salir con su bolso. Caminaba despreocupada hacia el paradero de buses. Encendí el motor, y la seguí lentamente. Bajé el vidrio del auto y comencé a llamarla. 

Cuando Sam me vio, pude notar que se intranquilizaba. Se veía nerviosa y evitaba el contacto visual conmigo. Eso no me importaba, no la dejaría ir. 

“Sam… Tenemos que hablar!”, dije yendo directo al grano. Detuve el automóvil y me bajé rápidamente.

“Emm… Hola, Ji Hoo!! Pero, ahora? Es que voy atrasada a la escuela.”, respondió ella.

“Cómo atrasada? Aún faltan casi 2 horas para entrar a clases?”, respondí.

“Es que… me gusta llegar temprano!”, respondió ella y sonrió nerviosamente.

“Vamos! No dilatemos más la situación! Bien sabes que tú y yo tenemos que hablar de lo que pasó el otro día… cuando no besamos!”, añadí. No quería que ella se diera más vueltas. Pude verla que respiró profundo y se armó de valor. Se detuvo y me miró fijo. En sus ojos me pareció ver una chispa de temor.

“Mira, Ji Hoo… Lo del otro día, ese beso… “, pausó.

“Si… Qué te sucedió con ese beso?”, pregunté ansioso. En el fondo me moría de ganas que ella me dijera que había sido tan maravilloso como lo había sido para mí. 

“Nada!! Ese beso… no significó absolutamente nada para mí! Al igual como me imagino que lo fue para ti! Y ahora… No quiero volver a hablar nunca más de ese incidente!”, añadió cortante. Me quedé mudo observándola. Comencé a sentirme tan frustrado. Para mí, ese beso había sido… tan maravilloso… Y para ella no significaba nada! Tragué saliva intentando reponerme de aquel golpe.

“Pero… No me pareció eso…”, intenté rebatirle por última vez.

“Aishh! No se, Ji Hoo!! Eso sucedió todo tan rápido… Me dejé llevar por el momento, no lo se!! Lo que si se… Es que te debo una disculpa, yo nunca debí besarte!”, dijo finalmente ella con la vista pegada al suelo, mientras sus mejillas enrojecían.

“OK! Ya no importa… Al fin y al cabo, tampoco significó nada para mi!”, respondí molesto aunque traté de guardar la compostura. Mi orgullo estaba completamente herido. Y nuestra relación de amistad también. Me di media vuelta y me subí al automóvil sin siquiera despedirme.

Sentía rabia, frustración, tristeza y muchas cosas más. No estaba esperando que Sam me dijera que se había enamorado de mí, yo tampoco lo estaba de ella… Pero si tan sólo hubiera dicho que ese beso le gustó tanto como a mi… Pero no!! No había significado nada para ella!!! Eso me hacía hervir la sangre. Conduje rápido a la escuela. En todo el día ya no volví a buscar a Sam.

Al día siguiente era el festival. Había decidido que no iría, pero los muchachos insistieron. Es más, Jun Pyo vino a mi casa a convencerme.

“Pero amigo, que te pasó? Por qué no quieres ir? Pasó algo con Sam, verdad?”, comenzó a interrogarme Jun Pyo. Yo me di media vuelta y me fui a sentar en silencio a un sofá. 

“Mira, Ji Hoo! Bien sabes que nos conocemos desde siempre y tú a mí no me engañas! Estás saliendo con Sam? Se pelearon?”, continuó preguntando inocentemente. 

“Y bien tú sabes que no me gusta hablar de mis cosas! No insistas!”, respondí cortante.

Pero, hombre! Yo te cuento todas mis cosas y no es justo que cuando tú tienes un problema no me lo digas… Entonces, para qué somos amigos?”, insistió él.

“OK OK!!! Tú sabes que Sam y yo somos muy amigos, pero es sólo eso…”, dije mientras Jun Pyo subía una ceja en señal de incredulidad. “Bueno!! Me vas a oir?”, añadí ofuscado.

“Si Si!! Perdón, continúa!”, se disculpó él.

“Bueno, la cosa es que, el otro día estábamos conversando y nos pusimos a jugar… Y de pronto, de la nada… Nos besamos!”, terminé escuetamente y un poco avergonzado, mientras jugaba nerviosamente con mi cabello.

“Nooooo!!! Se besaron?? Entonces ella si te gusta??”, gritó Jun Pyo sonriendo.

“No!! Ella no me gusta… No se cómo sucedió! Yo no se…”, estaba intentando argumentar mientras él me interrumpió.

“Pero… eso no tiene nada de malo! Ahora lo que no entiendo es por qué no quieres ir a ver hoy a tu novia al concurso! Hoy es la final!!”, añadió Jun Pyo un poco confundido.

“Jun Pyo! Sam y yo no somos novios!! Y no es por eso que no quiero ir!”, le respondí subiendo el tono de voz.

“Y entonces? Explícame!”, insistió él.

“Bueno… Cuando nos besamos, no se… Eso fue muy especial para mí! Tú sabes, eres hombre! Ese beso no fue un beso de niños! Fue realmente intenso, diferente… Y tan sólo esperaba que para ella también lo fuera. Pero no! Ella me dejó claro que eso había sido casi un accidente y que no significaba absolutamente nada para ella… Eso me dolió!”, dije finalmente bajando la voz en tono de derrota.

“Entonces… ella si te gusta? Tú la quieres?”, preguntó Jun Pyo mirándome fijamente. Me quedé en silencio mirando a Jun Pyo. Era posible que yo me estuviera enamorando de Sam. Respiré profundo y comencé a analizar la situación.

“No… creo que no! Pero, es que ese beso fue… maravilloso!”, dije sonriendo mientras recordaba los labios de Sam.

“No se Ji Hoo… Creo que ni tu mismo te entiendes! Aunque me digas que no estás enamorado de esa muchacha, yo te conozco hace años y podría jurar que si lo estás.”, aseveró Jun Pyo.

“No lo estoy! Cómo no voy a saber yo mismo si estoy enamorado o no?”, le rebatí. No podía negar que Sam me gustaba. Era una chica bellísima y tenía una personalidad cautivante, pero no estaba enamorado de ella. Era sólo una atracción física. No podía gritarle a Jun Pyo que a la que aún amaba era a Jan Di.

“OK, como tu digas! Pero… acuérdate de mis palabras! Ahora, te doy sólo un par de horas y te pasamos a buscar con los muchachos para ir al festival… Y no quiero excusas! Pero si Sam no te gusta, qué tiene de malo en que vayas?”, me retó Jun Pyo. Apreté mis dientes y respiré profundo.

“Tienes razón. Pasen por mí en un par de horas.”, respondí un tanto molesto. 

“Muy bien, amigo! Nos vemos!”, dijo Jun Pyo y desapareció riendo por la puerta.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora