capitulo 16

764 44 1
                                    

capitulo 16

A la mañana siguiente, me reuní con los chicos para clases. Al fin las cosas habían vuelto a ser como antes. Éramos de nuevo los mejores amigos! La mañana pasó rápido entre clase y clase. Almorzamos juntos y luego nos despedimos. Cada uno tenía clases extra programáticas a las que debía asistir. Yo no, esa tarde estaba libre.

La tarde estaba muy bella, había un caluroso sol y después de almorzar fui a reposar a un lugar apartado del instituto. Cuando no estoy en la azotea ni en mi banco preferido voy ahí. Es una terraza que queda cubierta con mucha vegetación y flores. Me senté en el balcón y cerré mis ojos. Me gusta sentir como juega el sol escondiéndose entre las ramas y esa luz y sombra que se siente cuando se está con los ojos cerrados.

De pronto sentí pasos a mi lado y abrí los ojos. No vi a nadie porque los arbustos me tapaban la visión. Volví a cerrar los ojos. De pronto una voz melodiosa salió de una esquina. Conocía esa voz… Sam?? Si, creo que era su voz. Escuché en silencio su melodía, que no era en coreano. Debe haber sido español porque no entendía nada. Cuando terminó, batí mis palmas. De pronto apareció tras los arbustos su cabellera ensortijada color cobre. “Me oíste?”, dijo sorprendida. “Si, me encantó”, respondí. Ella caminó y se acercó a mi lado sonriendo. No sabía que hoy tendría audiencia!”, bromeó. Yo sonreí.

Comenzamos a hablar de trivialidades, del concurso del fin de semana y de música. 

“Me quedé pensando en lo que las cartas dijeron ayer… Será eso posible? No lo creo…”, dije sonriendo aún. 

“Si necesitas ayuda de cómo conquistar a una chica, sólo tienes que pedírmela! Yo soy una chica, te puedo dar unos cuantos trucos!”, agregó ella bromeando. 

Después de eso, nos quedamos hablando por cerca de 30 minutos más. Sam me explicaba las cosas que jamás debía decirle a una mujer y las cosas que ellas soñaban con escuchar. De verdad me hacía mucha gracia. No podía para de reir.

“Ahora si, entendiste?”, dijo ella finalmente. “Si, si! Te prometo que lo pondré en práctica algún día! Ja j aja.. “, añadí entre risas.

“Pero no se te puede olvidar lo que te dije de la cita! Recuerda! Cuando ya te vayas a despedir, acércate descuidadamente a la chica. Si ves que ella se incomoda, detente de inmediato, esa es una alarma. Si no, continúa y la tomas de la cintura. Algo así…”, dijo Sam mientras me acorralaba entre risas contra el balcón. “OK OK, entonces se supone que tú eres el chico y yo la chica!! Jajajaja…”, le respondí entre risas. Ella también reía. Me causaba gracia lo bizarro de la situación. “Exacto! Aprendes rápido! Ja ja… Entonces, ya la tienes de la cintura., así… Dile cosas bobas, de esas que a las chicas nos gusta escuchar, como que somos especiales, bla bla bla… Mientras le hablas muy de cerca… Lo importante es irte fijando en sus reacciones! Es la parte más importante! No lo olvides, Ji Hoo!! Vamos… No te rías y concéntrate en lo que te digo! Si ella se pone nerviosa y comienza a sonreír, como tú lo estás haciendo ahora, te acercas más y más, la miras fijamente así! Y la besas!”, terminó diciendo a 5 centímetros de mis labios. 

En ese instante, un escalofrío recorrió mi espalda. Aquella clase teórica se había convertido en práctica para mí. Sin saber por qué ni en qué momento, ese juego inocente y gracioso, se había transformado en uno realmente muy peligroso. Podía sentir su cálida respiración resbalando por mi cuello. Su dulce aroma a vainilla en mi nariz y mis ojos no podía despegarlos de sus labios, que parecían una jugosa y roja manzana que me pedía a gritos que la mordiera. La verdad es que no podía pensar con claridad ya, mi cuerpo se debatía en muchas sensaciones que me llevaban a un solo objetivo, besarla. Estaba realmente confundido… 

En ese instante, las palabras salieron solas de mis labios. Quería saber hasta dónde éramos capaces de llegar. 

“OK… Y si la tengo así de cerca y ella no se resiste… La beso?”, pregunté intentando parecer ingenuo.

“Yo creo que es lo adecuado…”, respondió ella sin dejar de observarme con una sonrisa demasiado coqueta.

“Entonces… dime como!”, la desafié. Ella no se rindió. Se empinó para acercarse aún más y se sujetó firme de mi cintura. Un escalofrío volvió a recorrerme la espalda al contacto de sus manos alrededor mío.

Ya no lo controlé más. Con los brazos de esa chica rodeando mi cintura me abandoné a sus labios. Moví rápidamente mis manos, en un movimiento casi instintivo y la sostuve firmemente con ambas manos de la cintura, pegándola a mi cuerpo. Ella se quedó mirándome desconcertada y un poco asustada, pero yo no vacilé. Mantuvimos nuestras miradas. Sam se me adelantó, se acercó rápidamente y presionó con fuerza mis labios contra los suyos. Yo le respondí, en un intento desesperado de apagar mi fuego, ingenuamente, ya que eso crearía un verdadero incendio en mí. Cerré mis ojos y me olvidé del mundo entero. Podía sentir como Sam estaba devolviéndome el beso con calma y dedicación. Yo, comencé a mover mis labios poco a poco, buscando la mejor manera de amoldarme a la perfección a los suyos y ella a su vez me siguió el juego. Al darme cuenta que ella también quería jugarlo tanto como yo, lentamente, separé mis labios y comencé a buscar con mi lengua la suya, la que encontré al instante. De pronto, no existía ya nada más en mi universo, más que ese beso húmedo y ardiente y Sam. Un beso como nunca había dado uno antes en toda mi vida… Aigoo!! Eso si era besar!! No se comparaba absolutamente en nada a ningún beso que hubiera recibido antes. Lo que sentía dentro mío era una explosión de hormonas, en cada átomo de mi cuerpo, era como una corriente eléctrica fluyendo descontroladamente por mi torrente sanguíneo y deslizándose a la velocidad de la luz por mis entrañas. Ahí comprendí que Sam si era bruja… Eso era magia pura! No había duda!

De pronto, maldije el mundo entero! Estaba disfrutando tanto ese momento y siento un golpe a la altura de mis pantorrillas. Al instante, Sam se soltó de mí y observó el suelo. No nos dio tiempo de mirarnos el uno al otro. Había un balón de fútbol en el suelo. Sam lo tomó rápidamente y miró hacia atrás. Venían acercándose unos muchachos. Ella les lanzó el balón. Los chicos algo le dijeron. Ella sonrió coqueta y volvió donde yo estaba. Nos quedamos en silencio. Los dos estábamos evidentemente avergonzados, no podíamos sostener la mirada. En ese preciso instante aparecieron los F4. 

“Hey, Ji Hoo!! Te buscamos por toda la escuela!”, dijo Jun Pyo. Sam estaba más atrás por lo que a primera vista no deben haberla visto. 

“Oops! Estabas ocupado?”, añadió Woo Bin al ver a Sam. 

“No… yo ya me iba! Con permiso!”, dijo Sam rápidamente y desapareció evitando mi mirada. Los chicos comenzaron a hablar. La verdad es que yo no los escuché. No podía dejar de pensar en ese alucinante beso que acababa de recibir. De pronto, escuché a los chicos burlarse y regresé a la realidad. 

“… Ji Hoo, es que esto no es labial?”, dijo Ji Yeong limpiando la comisura de mis labios con un pañuelo. Yo sólo sonreí. Ellos se miraron.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora