capitulo 37

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A las 8 en punto estaba en la puerta de la casa de Sam. Su madre salió a mi encuentro y me hizo pasar amablemente. Sam apareció por el pasillo que daba a su habitación. Me pareció que se veía más bella que nunca. No pude evitar mirarla de pie a cabeza. Su cabello ondulado adornaba su rostro de forma angelical. Llevaba un vestido ceñido, con unos pequeños breteles, todo en un color verde manzana. Tomó rápidamente su abrigo y se lo puso encima.

“Nos vamos?”, preguntó ella mirándome. Yo sonreí y asentí con la cabeza. Aún estaba embobado mirando a la chica más bella que ha pisado la tierra. La madre de Sam se despidió cariñosamente de nosotros.

“Pásenlo muy bien! Disfruten su último día de escuela! Y no te olvides que hoy si tienes permiso para llegar tarde! Tú padre te premiará por todo lo nos has ayudado, pequeña!”, dijo la mujer.

“OK, madre! Adios!”, dijo Sam. Seguidamente nos metimos en mi auto.

Jun Pyo estaba de malas. Jan Di no había llegado a la fiesta. Estaba sólo en un rincón con el ceño fruncido. Woo Bin y Yi Jeong no se sacaron a un grupo de chicas en toda la noche, cosa que los tenía más que felices. En cuanto a mi, me la pasé conversando y bailando con Sam. Si bien, no teníamos el nivel de confianza de antes. Nos habíamos vuelto a acercar luego del incidente con el maestro de música. Podía sentir que nuevamente había ese algo mágico que teníamos al principio, cuando recién nos conocimos. Una complicidad mutua y un leve coqueteo permanente. Sam al final, había dado su brazo a torcer y me había perdonado. Podía notarlo en sus actitudes.

De pronto apareció Jan Di. Venía vestida de uniforme. Dijo que había considerado que era la forma más apropiada de venir a la fiesta de graduación, yo personalmente creo que era porque no tenía otro atuendo. Los F4 nos acercamos a ella y la saludamos. Luego uno a uno fuimos bailando una pieza de baile con ella. Era nuestra despedida. Aquella chica había llegado a nuestro colegio y a nuestras vidas a enseñarnos muchas lecciones de humildad.

Después de eso nos reunimos a brindar y a hacer un recuento de lo que había sido ese último año en la escuela y nuestros planes a futuro.

“Por qué no vamos a disfrutar a otro lado? La fiesta está aburrida!”, dijo de pronto Jun Pyo. Jan Di lo miró como preguntándole dónde.

“Y si vamos a mi casa?”, dije de pronto entusiasmado. Yo no era de fiestas ni mucho menos, pero al lado de Sam, cualquier reunión se me hacía interesante.

“Si!! Es mejor que ir a la mía! Allá está la bruja… Y ni siquiera quiero pensar lo que puede pasar si ve a Jan Di.”, agregó Jun Pyo.

“Se animan?”, pregunté. Las chicas se miraron entre si como sin saber que contestar.

“Vamos!! A ustedes dos les dieron permiso para quedarse hasta tarde!! Recuerden que nosotros mismos nos encargamos de llevarlas de vuelta! Qué tal si disfrutamos la última noche de escuela!”, dijo Jun Pyo entusiasmado.

“OK! Yo voy!”, dijo decidida Sam.

“Bueno, yo también! Y los chicos?”, añadió Jan Di, refiriéndose al resto de los F4. Jun Pyo se adelantó y se acercó a ellos. Regresó de inmediato.

“No se quieren ir! No ven como lo están pasando con esas chicas? Ja ja”, dijo él.

“Bueno, vamos nosotros!”, dije yo y comencé a caminar hacia la salida. Estaba entusiasmado con estar otro rato más con Sam. Me había decidido que le pediría esa noche que volviéramos a ser novios.

Sam y yo nos fuimos en mi auto y Jun Pyo se llevó a Jan Di en el suyo.

Al llegar a mi casa. Jun Pyo buscó el equipo de música y puso música romántica de fondo. Conversamos y reimos por un buen rato. Sam de pronto se puso de pie y fue al tocador. Yo me puse de pie y fui por unos tragos y algo para comer.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora