capitulo 32

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Al llegar de vuelta a Seúl todo volvió relativamente a la normalidad, excepto por Jun Pyo. Una tarde me llamó al teléfono muy angustiado. Su padre estaba grave y había sido trasladado a Beijing. Mi amigo tenía una cita con Jan Di y me pidió ir a recogerla y llevarla al aeropuerto para poder despedirse de ella. Así lo hice, pero fue demasiado tarde. Al ir llegando al aeropuerto, el avión ya había despegado. Fue un momento difícil. Por primera vez vi llorar a Jan Di desconsoladamente por Jun Pyo. Parecía una niña pequeña. Yo sólo la abracé e intenté calmarla. La dejé que llorara hasta que se desahogó por completo. Definitivamente ella estaba totalmente enamorada de él.

De ahí en adelante, Jun Pyo desapareció. Nos enteramos que su padre había fallecido. Según lo que supimos, falleció allá y después de eso, él ya no se contactó con nosotros por un par de meses. Jan Di estaba muy triste. Se refugiaba sólo nadando. Yo por mi parte, me dediqué a apoyarla. Nos hicimos muy cercanos en ese tiempo. Con Sam poco nos veíamos, ella ocupaba todo su tiempo en estudiar para su examen de admisión en el conservatorio de música y lo que le restaba de tiempo trabaja en el club donde cantaba. No quería distraerla así que decidí darle su tiempo, tal como ella me lo había pedido expresamente. Así ambos podríamos sanar nuestras heridas. De vez en cuando nos encontrábamos en la escuela y nos saludábamos. Conversábamos un rato o almorzábamos juntos, pero decidí irme con calma esta vez, no quería presionarla y arruinar todo. Ella así me lo daba a entender. La extrañaba mucho pero estaba más tranquilo, ella me había dado esperanzas para el futuro.

Una tarde fui a buscar a Jan Di al entrenamiento y la saqué de ahí. La obligué a grabarle un video a Jun Pyo, quien aún no se contactaba con ninguno de nosotros. Así pareció animarse un poco. Después de eso, la llevé al médico. Hace días que le dolía mucho la espalda, sobre todo al nadar.

Después de tener el resultado de los exámenes, el mundo de Jan Di terminó por derrumbarse. Ya no tenía a Jun Pyo y el médico le prohibió volver a nadar por una lesión que se le había provocado. Ahora si estaba realmente deprimida.

“Tu tienes tu música, Yi Jeong tiene la cerámica, Jun Pyo y Woo Bin heredarán sus negocios familiares. Todos están siguiendo el camino que eligieron. Pero yo ya no se qué voy a hacer en un futuro...", dijo Jan Di en un sollozo. Me acerqué a ella comencé a secar sus lágrimas. 

“Te ayudaré.Te lo prometo! Juntos lo encontraremos!”, dije sonriéndole. Después de eso, fuimos a mi casa. Quería estar seguro de que Jan Di estuviera un poco mejor antes de llevarla de vuelta a su casa. No se como salió el tema del accidente de mis padres. Le conté lo poco que recordaba. Le dije que me sentía culpable y que de ese momento nunca más había vuelto a ver a mi abuelo, quien era el único pariente que me quedaba.

“Él debe odiarme! Por mi culpa perdió a su único hijo.”, dije tristemente. Conversamos un rato sobre aquello. Ahora era mi turno de que me consolaran. Conversamos mucho rato. Después de eso, la llevé a su casa.

Con los chicos ideamos un plan para ayudar a Jan Di a conseguir el dinero para ir a ver a Jun Pyo. Y así fue como partió tras él. Antes del fin de semana que partiríamos con los F4, después de Jan di para ver como iba todo por allá, me topé con Sam en la escuela. La saludé como de costumbre e intercambiamos algunas palabras. Le conté sobre el viaje que habíamos preparado con los F4 y del por qué de la ausencia de Jan Di. De pronto se acercó a nosotros el Sr. Mayer y mis celos no se hicieron esperar. Era algo que me costaba mucho controlar.

“Buenas tardes! Sam, necesito que ensayemos tiempo extra. Los dueños del club desean que cantes todas las noches, tú lo sabes! Vámonos de inmediato a la sala de música!”, dijo el hombre ignorándome y tomando la cintura de Sam con una de sus manos.

“Pero... Sr. Mayer! Apenas termine de hablar con Ji Hoo iré.”, respondió ella. Yo sólo observaba recelosamente. No me gustaba nada ese hombre.

“No, Sam!! Necesito que vayas ahora mismo! No quieres ser exitosa en lo que haces? Entonces no hagas esperar al éxito, que puede pasar de largo por perder el tiempo en tonterías! Además, ya te he dicho que no me digas Sr. Mayer, sólo dime Tim!”, respondió el hombre sonriendo finalmente. 

Yo me enfurecí… Conocía a los hombres! Él le estaba coqueteando abiertamente a Sam, aún cuando ella parece que no lo notaba. Y acaso se refería a que yo era la tontería con la que ella estaba perdiendo el tiempo?? Es que acaso me tenía miedo que le quitara a Sam? Aquí algo olía muy extraño.

“Perdón, Sr. Mayer? Sam no está perdiendo el tiempo! Nosotros estábamos conversando cosas muy importantes. Es que acaso no se da cuenta que viene a interrumpir a una pareja?”, dije intentando marcar mi territorio. No permitiría que me quitara a mi chica. Se lo quería advertir si se estaba haciendo falsas ilusiones con ella. Sam nos miraba impactada en silencio y abriendo sus ojos de par en par.

“Perdón, joven? Estaba hablando con mi pupila. Evidentemente Ud. no tiene idea de lo que significa trabajar duro para ganarse las cosas en la vida. Usted es un niño rico que toda la vida lo ha tenido todo gratis. Pero Sam no es así. Ella está intentando hacerse un lugar por sus propios medios. Ganarse la vida con su esfuerzo. Es por eso que necesita tener disciplina!”, me increpó el hombre de mala gana.

“Lo se, la conozco mucho mejor que Ud. y se perfectamente cuales son los objetivos de Sam en la vida! Y por cierto, Ud. no tiene idea de mi vida privada para venir a hablar cosas sin sentido!”, le rebatí también altaneramente.

“Cómo que no se? Debe ser demasiado fácil ser el nieto del ex presidente! Lo tiene todo!!”, agregó el maestro burlonamente.

“Todo menos una familia! Ud. no tiene idea lo que es eso! Así que no hable de mi vida!! Y a propósito, si Sam no lo quiere tratar por su nombre, creo que es lo correcto. Ud. es sólo su maestro, nada más!”, dije totalmente irritado. 

“Ya paren!!! Por favor!!! Maestro, estoy en la sala en 5 minutos! OK?”, dijo de pronto Sam ofuscada.

“OK!”, respondió él de mala gana y se dio media vuelta.

“Ten cuidado con él, Sam! Te ha insinuado algo? Se ha propasado contigo alguna vez?”, pregunté preocupado. Ella comenzó a reir.

“j aja ja… Estás paranoico!!! Ya te lo dije la otra vez! Él y yo no somos nada! Él es sólo un maestro y me está ayudando con el trabajo. Eso es todo!”, respondió ella entre risas.

“No lo se… Hay algo en él que no me gusta! Llámalo intuición pero creo que él quiere algo más contigo. Yo soy hombre, se como nos comportamos!”, le rebatí.

“j aja ja… Pero él es nuestro maestro! Casi me dobla en edad! Ja j aja… “, continuó diciendo ella.

Después de nuestra plática nos despedimos. Pero me quedé preocupado por Sam. Más tarde la llamaría.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora