capitulo 8

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capitulo 8

De ahí en adelante mi vida se hizo un poco más tranquila y la carga un poco más ligera. Por lo menos tenía alguien cercano con quien conversar, Sam. Nos hicimos muy amigos. Y es que nuestros gustos eran muy similares. Podíamos pasar tardes completas charlando en los jardines de la escuela o en la cafetería sobre música o libros. Además, por una extraña razón, sentía que podía confiar en ella y por eso era la única persona con la que podía hablar de lo que le sucedía a mi corazón. Los chicos nos molestaban, decían que pasamos siempre juntos y que éramos novios, pero no era así y ambos lo teníamos más que claro. Primero que todo, porque la chica más linda y deseada del colegio, no era la indicada para mi y mucho menos yo para ella. Segundo, porque mi corazón era de Jan Di. Poco a poco me di cuenta que me había enamorado totalmente de ella. A la única que le había hablado de esto era Sam. Ella me escuchaba y aconsejaba. 

Un día me quedé hasta tarde en su casa. Necesitaba un consejo. Ya me sentía aburrido de mi autoterapia para olvidar a Jan Di, la cual consistía en salir con distintas muchachas. Los chicos se burlaban de mi, decían que le estaba haciendo la competencia a Yi Jeong, pero no era así. Yo no salía con chicas para divertirme o sólo por pasarlo bien. Creo que en el fondo, en una tonta idea romántica, intentaba buscar a mi alma gemela, aquella que me haría olvidar por completo a Jan Di. Lamentablemente los días pasaban y las chicas también y nada sucedía…

Sam me aconsejó dejar de salir con tantas chicas. Me dijo que eso ya era suficiente de perder el tiempo. Además, había otro problema, las chicas se estaban poniendo nerviosas y celosas entre ellas y me reclamaban cuando volveríamos a salir… Definitivamente lo mío no es ser un casanova! Sam me dijo que debía decidir si quería olvidar a Jan Di definitivamente, o ir por ella a conquistarla, a costa de mi amistad con Jun Pyo. Esa noche nos quedamos charlando en su casa hasta muy tarde. Los padres de ella me habían tomado mucho aprecio y les gustaba mi cercanía con ella. A eso de las 23 hrs. me retiré a mi cas, ya era tarde y ambos estábamos cansados.

Al día siguiente me levanté temprano y me di una ducha. Me estaba preparando para ir a la escuela cuando vi que en mi teléfono móvil tenía muchos mensajes de todas las chicas con las cuales había salido, pidiéndome una segunda cita o una llamada… Cómo podía huir de eso? Tenía que encontrar una salida lo antes posible.

Camino a la escuela me fui pensando, intentando encontrar una solución. Al pasar cerca de la casa de Sam, la vi corriendo hasta llegar a la parada de buses. Pero llegó tarde y su bus se fue. Detuve la motocicleta y la llamé.

“Hey Sammy! Ven! Yo te llevo!”, dije en voz alta. Ella me vio y corrió hasta mi sonriendo.

“Ji Hoo!! Gracias! Me has salvado la vida…Ay!! No quiero llegar atrasada!”, dijo Sam y se subió rápidamente detrás de mí. Me encantaba como se sentían sus brazos alrededor de mi cintura.

Al llegar al instituto, me estacioné en una esquina y Sam se bajó rápidamente. Le pedí si podía sostener mi bolso mientras yo acomodaba los cascos. Ella lo hizo muy sonriente. 

“Y esas ojeras, Sam? Qué no dormiste bien anoche?”, bromeé mientras le quitaba mi bolso. La chica tenía los ojos pequeños. Se podía ver a la distancia que tenía mucho sueño. Ella pegó un bostezo y me miró intentando abrir los ojos, cosa que no le resultó mucho.

“Resulta que anoche me amanecí estudiando para la prueba de algebra de hoy porque a mi mejor amigo se le ocurrió quedarse charlando conmigo anoche hasta tarde... Y sólo después de eso pude estudiar!”, respondió ella también bromeando, mientras caminábamos en dirección al edificio.

“OK OK, así que resulta que ahora yo soy el culpable? Jajaja…”, respondí sonriendo.

De pronto noté que había muchos chicos y chicas en el patio, observándonos. Los chicos eran parte de los admiradores que perseguían a Sam y que a ella, según lo que me había comentado, ya le estaban cansando. Las chicas eran otras tantas que perseguían a los F4, entre ellas había un par con las cuales había salido, en mi intento fallido por olvidarme de Jan Di. Una de las chicas se acercó a nuestro lado y me habló.

“Hey, oppa! Por qué vienes llegando con ella? Tú siempre andas sólo?... O es que acaso son… novios!?!”, preguntó de improviso la chica un tanto alarmada.

Sam y yo nos dimos una mirada cómplice y reímos. En ese instante, se me pasó una loca idea por la cabeza. Qué tal si supuestamente éramos novios? Quizás ahí nos dejarían de molestar y podríamos hacer cada uno nuestras vidas en paz.

Levanté mi barbilla e intenté ponerme lo más serio posible, mientras fijaba mi vista en la chica que había ido a interrogarme.

“Tú lo acabas de decir! No pensábamos comentarlo tan pronto, pero ya lo sabes…”, respondí escuetamente. Sentí de inmediato la mirada de Sam sobre mí. Intenté hacerme el despreocupado, pero de reojo, noté su cara de asombro y como se ruborizaban sus mejillas. De pronto, sentí que me jalaban con fuerza el brazo, era Sam. Con cara de disgusto me arrastró hasta una esquina en donde no habían alumnos y me miró severamente.

“Qué sucede Ji Hoo? Por qué les dijiste que nosotros somos novios? Eso… no es verdad!”, me increpó ella. Se veía muy molesta. Es más, creo que nunca la había visto así.

“Mira… Pensé que era lo mejor decir eso. Así ya no nos molestarán ni a ti ni a mi. No te parece una buena idea?”, dije intentando sonar convincente.

“No lo se… Tú y yo somos amigos. Ahora tendremos que fingir que somos novios? … E incluso… besarnos?”, preguntó ella un poco preocupada. Su pregunta sonó tan inocente, que tuve que aguantar las ganas de reir. Pero le seguí el juego.

“Por supuesto! No te gusta la idea?”, respondí intentando lucir serio. Ella abrió sus ojos de par en par mientras yo comencé a acercarme cada vez más a ella. “jajajaja… Parece que hasta el sueño se te quitó con esta noticia! Pero no, no te preocupes. Esto es sólo un juego! Tú y yo seguiremos siendo los mejores amigos!”, añadí finalmente y le acaricié el cabello.

Sam pareció tranquilizarse y aceptó la idea. Después de eso, nos despedimos y cada uno se retiró a su salón.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora