capitulo 24

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La puerta de la biblioteca estaba entreabierta, así que entré rápidamente, tenía curiosidad por saber de quién se trataba. Casi caigo de espaldas cuando veo de pie, delante de la ventana a una mujer alta y bien vestida, con el cabello largo y oscuro y una sonrisa increíblemente bella, dulce y maternal. De mis labios se escapó su nombre sin siquiera pensarlo…

“Seo Hyun!”, murmuré.

“Ji Hoo! Y esa cara? No te alegra verme?”, respondió ella sonriendo dulcemente.

“No… no… Es sólo qué…. Jamás me imaginé que tu vendrías!”, añadí algo atolondrado aún.

“jaja… Pensaste que me había olvidado de ti?”, agregó ella.

“Te ves… realmente bella!”, dije sin pensarlo.

“Gracias! Tú también te ves muy apuesto… Más aún de lo que recordaba…”, respondió ella caminado hacia mi y sonriendo.

“Y… Qué has hecho? Cómo te ha ido?”, pregunté aún impactado con su visita.

“Todo va bien en Francia. Sólo vine a ver algunos asuntos pendientes… y quise pasar a saludarte!”, respondió ella muy segura de sí misma, como siempre lo había sido.

“Pero… regresarás? Te vuelves a vivir a Seúl?”, pregunté entusiasmado.

“Aún no lo se! Es probable, pero en un par de meses más quizás.”, respondió ella.

“Me alegra mucho volver a verte!”, agregué y me lancé a abrazarla. Después de todo, sentía mucho cariño por ella. Había sido la única persona que había estado conmigo desde siempre. Era mi única familia.

“A mi también! No sabes cuanto te extrañé después que te fuiste, Ji Hoo!”, añadió ella melancólica.

“Pero… hice lo que tenía que hacer! Las cosas no salieron como pensábamos, no había otra opción.”, respondí justificándome.

“Eso creo…”, respondió ella sonriendo un tanto cabizbaja. Seo Hyun me observaba detenidamente. De pronto, rápidamente y de improviso, se acercó a mi y sin previo aviso, me besó delicadamente en los labios. Fue un beso suave y tierno. Aunque suene cruel de mi parte, no me resistí. Necesitaba hacerlo, necesitaba cerrar ese ciclo y darme cuenta que efectivamente ya no amaba ni siquiera un poco a Seo Hyun. Y así fue, me di cuenta que ya ni siquiera quedaban cenizas de aquel amor de niños… Esos labios no tenían la fuerza, ni la pasión, ni mucho menos el amor que si tenían los labios de mi chica, de mi novia… en ese momento reaccioné! Sam!!! 

Sentí un golpe seco en el suelo. Algo como vidrio que se hacía mil pedazos. Ese ruido me hizo volver de golpe a la realidad! Recordé en lo que Sam estábamos antes de que Seo Hyun llegara y que me debía estar esperando en la recámara y yo, no podía ser tan descarado de estarme besándo con otra chica mientras ella esperaba cándidamente para entregarse a mi! Me había vuelto loco acaso? Me separé de inmediato de Seo Hyun. Miré el suelo avergonzado. De seguro ella no lo entendía, pero yo si. Cómo había sido capaz de hacerle eso a mi chica! Retrocedí sin mirar a los ojos a Seo Hyun. 

Salí de la biblioteca y corrí a mirar que había sido el ruido que había oído, proveniente desde afuera. La puerta estaba abierta, la empuje hacia atrás para salir y vi el suelo lleno de cristales. Estaba mojado y olía a alcohol. Transpiré helado. Sam de seguro había visto todo!!!

Lo que había en el suelo eran rastros de una botella de soju. Me imagino que debe habérsele caído a Sam con la impresión de lo que presenció. Hice mi mejor esfuerzo por esquivar los restos de cristal y correr a la puerta de calle que se cerraba estrepitosamente. Al llegar ahí, pude divisar la figura de Sam que se perdía a más de 500 metros por la avenida principal. Respiré profundo y entré nuevamente a mi casa. No tenía el coraje de enfrentarla. No podía seguirla. No después de lo que le había hecho.

Diario de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora