V.- ¿Estamos solos?

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Tom estaba solo un poco tomado cuando dejo la casa de Georg esa noche. Tuvo que dejar su auto en la entrada de Georg, ser un policía significaba que tenía que ser un buen ejemplo y seguir las malditas reglas y no conducir en estado de ebriedad.

Su cabeza estaba llena de información, buena y mala. Pero todas eran interesantes, no había duda. A veces se preguntaba si el se hubiera convertido en un detective o un investigador de la escena de crimen, en lugar de un simple oficial de policía. Era solo que esas profesiones eran un trabajo más interesante. Pero supuso que no había tenido mucha opción en las carreras profesionales.

Ser un policía es lo que esperaba su familia. Su padre fue uno, su abuelo había sido uno, y su maldito bisabuelo había sido uno. No había tenido elección. No es que le importara, pero aun así.
¿Había 815 realmente intentado suicidarse tantas veces? Tom se preguntaba mientras se dirigía a su dormitorio. ¿Esto quería decir que se había arrepentido por lo que hizo? ¿Qué demonios era lo que había hecho de todos modos?

Tom se rasco la cabeza a través de la gorra que la arrojo a un lado junto con la ropa.

No había sido capaz de quitarse de la mente a 815 desde que salió de la casa de Georg.

No tenía idea de que era eso, porque simplemente no lo olvidaba. Por el amor de Dios, el era solo una persona más encerrada por cometer un delito. En realidad tenía que dejar de ver C.S.I.

Se dejo caer sobre la cama, más cansado que lo que había pensado. Miro hacia su reloj digital que brillaba en su mesita de noche, 1:31 a.m.. Tenía que levantarse en cinco horas.

Mierda.

Se acostó, tirando la manta sobre su cabeza, apago todas las luces e intento hacer que el sueño lo llamara.

No lo haría.

Su cerebro estaba despierto, aunque sintiera que su cuerpo estaba a punto de morir a causa de la fatiga. Suspiró y rodó sobre su espalda mirando hacia el techo.

Sabía que debería estar durmiendo, tenía que estar despierto en… rayos, cuatro horas y cuarenta y cinco minutos.
Suspirando, Tom se levantó y se dirigió hacia la cocina para tomar una pastilla para dormir, y con la pastilla en su sistema, Tom cayó en un profundo sueño dentro de diez minutos.

●●●

Tom apenas llegó a tiempo al trabajo la mañana siguiente. Por supuesto que se le había olvidado que su auto estaba estacionado fuera de la casa de Georg, así que tuvo que correr hacia el autobús, que por supuesto, estaba lleno de adolescentes ruidosos en su camino a la escuela.

Vio a Georg, que tenía toda su atención puesta en una taza de café, mientras se acercaba corriendo por la puerta, exactamente a las ocho en punto, murmurando disculpas en voz baja.

—¿Mala mañana? —preguntó Georg desde atrás de su escritorio.

—No en realidad, sólo que olvidé que mi auto aún esta en tu casa —Tom se miro en el espejo para asegurarse que su uniforme lucia bien, que nada faltara o estuviera fuera de su lugar o que algún botón estuviera desabrochado. Eso era algo por lo que la oficial Bäcker podía ponerlo a lavar las tazas y mejor prefería no hacerlo—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó, mirando a Georg— . Pensé que no habría nadie aquí esta mañana.
Georg se levantó y se estiró.

—No podía irme antes de que llegaras. ¿Crees que podemos dejar el lugar sin vigilancia?

Tom se sintió un poco entupido por no haberlo pensado.

—Bien, ahora estoy aquí.— así que apresúrate para que pueda ir a husmear, añadió en su mente, feliz cuando Georg se puso la chaqueta y se recogió el cabello como si tuviera que hacer las cosas bien antes de ir a alguna parte.

PRISIONERO 815 (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora