Esa pequeña sonrisa durante el sueño de Bill hizo que una sensación de calor atravesara el cuerpo de Tom.
- Eres humano ¿no es así?- dijo en voz baja, antes de agachar la cabeza con un gemido. - ¿Qué me estas haciendo?- se preguntó en voz alta, frustrado.- ¿Por qué me haces sentir así...? ¿Por qué...?- se cortó con otro gemido. - ¿Por qué tienes que estar en prisión?- continuó en voz baja. - ¿Por qué no pudiste ser...?- no quería terminar la frase, no quería decir normal, no sonaba bien.
Con un profundo suspiro se levantó. Se tenía que ir, no podía estar sentado aquí toda la noche, sin importar lo mucho que lo quisiera. Podía volver de nuevo justo antes de que su turno terminara, Bill podría estar despierto en ese momento.
Tom miró al prisionero una vez más antes de cerrar la puerta con una suave sonrisa.
Bill se veía mucho mejor cuando estaba dormido, no podías ver sus ojos cansados y desgastados. Despierto, los ojos de Bill parecían muy cercanos a la muerte la mayoría del tiempo, aunque Tom podría jurar que últimamente había visto destellos de vida en ellos, algo que aveces pasaba cuando sonreía.Cerró la puerta lo mas silenciosamente que pudo y cerró con llave.
Volvió por el pasillo, sus pasos hacían ruidos fuertes, y esperaba que no fuera a despertar a ninguno de los presos.
- Oye,- escucho decir a alguien, y se dio la vuelta, entrecerrando los ojos en la oscuridad. Tres celdas al lado de la de Bill alguien estaba saludando a través de los barrotes. - ¿Por qué esta tan oscuro aquí?- preguntó el hombre.
- No te preocupes,- dijo Tom. - La tormenta cortó la electricidad, estará de vuelta por la
mañana, estoy seguro.- Ah, carajo,- se quejo el hombre. - quería ver la televisión.
- De todos modos no puedes ver la televisión después de la media noche,- le recordó Tom con una ceja levantada, el hombre resopló, y Tom pudo escuchar como regresaba a su cama. Andreas no estaba cuando Tom regresó, y se imagino que había salido a patrullar las calles cuando se dio cuenta de que Tom no le haría caso. Tom se alegró, no quería tener que lidiar con sus miradas de que sabia a donde había ido Tom.
Tom se sentó a su escritorio, moviendo su silla hacia atrás y hacia delante mientras silbaba tranquilamente.
Maldita sea, esto es aburrido.
Deseaba que la electricidad regresara tan siquiera para poder entrar a Internet o algo así. Diablos, incluso trabajar, pero no podía trabajar en la oscuridad. Por suerte había una línea de emergencias que se activa si algo sucediera, así que si alguien hablara, los demás tendrían que regresar. Tom espero que alguien llamara, incluso aunque fuera una vieja paranoica que pensaba que había alguien afuera de su casa.
Nadie llamó.
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Su turno casi había terminado y Andreas aun no había regresado, todavía no regresaba la luz, la tormenta era tan fuerte como había sido toda la noche, y Tom seguía igual de aburrido. Estaba garabateando cosas en un pedazo de papel, pero apenas podía ver que coño estaba haciendo a causa de la oscuridad. Se dio por vencido rápidamente y miró por la ventana, justo al lado había un viejo árbol, y el viento hacia que sus delgadas ramas golpearan contra la ventana. Eso era espeluznante y lo hacia temblar, sonaba como si alguien estuviera allí, arañando la ventana con sus uñas; ese pensamiento hizo que los vellos detrás de su cuello se le erizaran.
Entonces se rió de si mismo y movió la cabeza, mirando hacia otro lado donde no estuviera el árbol y sus ramas como manos. Eso solo lo estaba enloqueciendo.