Desperté con Gale llenándome la cara de besos.
-No me importaría despertar así todos los días.- dije con una sonrisa mientras estiraba mis músculos.
-A mí tampoco.- dijo él y atrapó mis labios con los suyos.
-¿Qué hora es?- pregunté una vez que nos separamos.
-Van a hacer la 8 am.-
-Hora de levantarse.- dije saliendo de la cama mientras me tapaba con la sabana.
-No entiendo cómo es que aún te cubres después de la infinita cantidad de veces que te ví desnuda.- dijo él mirándome con una sonrisa.
-Me tapo porque sé que si me ves desnuda no me vas a dejar salir de la habitación.-
Ví que él se levantó de la cama, desnudo, y caminé ligeramente hacia el baño, le puse el seguro y escuché cómo se reía él.
Cuando terminé de bañarme me puse una calza negra, una musculosa del mismo color y una camisa de leñador azul encima.
-Todo tuyo.- dije con una sonrisa saliendo del baño.
-En la noche, no te me escapas.- dijo él entrando.
-Que miedo tengo... ¡Auch!- chillé cuando sentí la nalgada que me dio.- ¡Maldito idiota!- le grité de afuera, ya que ya se había encerrado.
Bajé y comencé a hacer el desayuno.
-Buen día, mamá.- dijo Tyler entrando a la cocina. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
-¿Cómo estas, hijo?- le pregunté con una sonrisa.
-Excelente. Hoy vamos a ir con papá, Mike y Caleb a la cascada escondida.-
Lo miré a los ojos y no hacía falta ser una Murdok para ver la emoción que tenía este niño.
Caleb era el hijo de Mike, tenían la misma edad, más o menos.
-Me alegro mucho, hijo. Recuerda que aún estás castigado, solo te dejo salir para que te entrenen, nada más.-
-Hola, ma.- dijo Amy entrando a la cocina.- Hola, hermanito.
-Hola, Amy.- le contestó él.
-Hola, hija.-
Les serví el desayuno y apareció Gale.
-¡Buen día, familia! ¿Hijo, estás listo para la aventura?-
-"Aventura" ¡Papá, yo quiero ir!- exclamó Amy.
-Hija, tú tienes que entrenar con tu madre para ser tan buena como ella con el arco.-
-Gale.- dije fulminándolo con la mirada.
-¿Qué?-
-¿Podemos hablar?-
Él se levantó de su silla y nos dirigimos al estudio que estaba al final del pasillo en la planta baja.
-¿Qué pasa?- preguntó.
-¿Quieres que Amy sea una Murdok?-
-Bu.bu. Bueno yo... no estaría nada mal tener a dos Murdok en la manada.- dijo mirándome.- ¿Tu no quieres?- preguntó con el entrecejo fruncido.
-No.-
-Esto es increíble. ¿Por qué no?-
-Leí que pueden llegar a ser muy peligrosos...-
-No debes hacerle caso a los libros, cariño.- dijo tomándome de los hombros.- A veces pueden mentirte.-
-Gale, por favor deja tu cinismo de lado y escúchame....-
-Sea lo que sea Amy debes aceptarla.-
-Ya lo sé, pero no crees que debe tener el mismo trato que le das a Tyler.-
-Tyler será un lobo y debe ser entrenado como tal.- su voz comenzaba a subir de tono.
-¡¿Y qué si Amy es la loba y Tyler un Murdok?!- le grité.
-Eso no pasará.-
-No puedes ignorar lo que ellos vayan a ser de grandes.-
-Y no lo hago. Pero déjame hacer las cosas a mi manera ¿sí?-
-También son mis hijos.-
-Pero es mi manada.-
-También es la mía desde que decidiste dejarme como la luna de ella.- le retruqueé.
Nos miramos fijamente, hasta que él abrió la puerta y salió del estudio, dejándome sola.
-Imbécil.- susurré apoyándome en el escritorio.
Salí del estudio y me dirigí a la cocina.
-¡Papá, Caleb y Mike ya llegaron!- gritó Tyler entrando a la cocina.
-Bien, vamos.- dijo éste agarrando el abrigo de Tyler y saliendo de la cocina sin despedirse.
-Chau, mami.- dijo Tyler dándome un dulce beso en la mejilla.
-Nos vemos luego, cariño. Pórtate bien y ten cuidado.-
-Sí, mami.- dicho eso desapareció por la puerta principal.