-Dijo que no sería una loba.- dije mirando por la ventana como caían las gotas de lluvia.
Estábamos en la habitación donde se encontraba Amy. Aún estaba muy débil como para levantarse y se pasaba la mitad del tiempo acostada, solo se levantaba para ir al baño y para jugar con Tyler, cuando éste venía a visitarla, pero después sus fuerzas la abandonaban y ella caía. Cada mañana, Nessy venía con el jarabe para que ella se recuperara, acompañada claramente del desayuno.
-¿Qué?- preguntó Gale, cruzándose de brazos.
-El idiota que intento llevarse a Amy, me dijo que no sería una loba.- repetí volteándome y mirando como dormía Amy.
-Y le vas a hacer caso a un idiota como ese.-
-No le voy a hacer caso, pero tal vez tenga razón.- dirigí mi mirada hacia él.
-No puedes seguir pensando en eso. Ahora tu mayor prioridad es Amy y Tyler, quien extraña a su madre. Deberías salir de esta habitación, deberías comer, deberías...-
-Deberías, deberías, deberías. Ya no soy la misma chica que conociste cuando tenía 20 años.-
-No, claro que no. Ahora eres una mujer que lucha por lo que quiere y por su familia, y estoy orgulloso de eso.-
Se acercó a mí y me abrazó cálidamente.
-Puede que seas una bestia, pero das los mejores abrazos.- dije con una sonrisa débil.
-Gracias. Por cierto, me gusta tu look, ese mechón rojo sangre te sienta bien.-
En ese momento me dí cuenta que desde hace una semana, desde que pasó todo esto de Amy y lo de la lucha con ese ser despreciable y lo del mechón, nunca hablé con Nessy del asunto.
-Necesito ir a hablar con Nessy.- dije separándome de él.
-¿Qué? ¿Por qué?- dijo abrazándome con más fuerza.
-Es en serio, Gale. Suéltame ya.-
-No hasta que me digas por qué quieres hablar con mi abuela.- me espetó él. Lo miré mal pero él me miró peor.- Siempre que tienes algún problema te diriges a Nessy o a mis padres. Yo soy tu esposo ¿sabes? Y necesito que también puedas confiar en mí.- dijo, al mismo tiempo que me dejaba libre de sus brazos.
Él trataba de no sonar dolido pero sus ojos lo delataban.
Largué un largo suspiro y comencé a hablarle. Le conté todo lo sucedido y, de vez en cuando miraba a Amy, procurando que no despertara y me escuche hablando sobre lo que sucedió ese día.
Él solo asentía y me miraba pensativo.
-¿Crees que quiso matarme?- le pregunté a Gale.
-Es lo más probable, tal vez quiso estrujar tu corazón, pero no tuvo la fuerza necesaria para hacerlo.- contestó pensativo.
Me levanté de la silla en la que estaba y caminé hacia la ventana, mirando en dirección a mi antigua casa de plata.
-¿En qué piensas?- preguntó él sujetando mis brazos.
Abrí mi boca para decirle que los niños ya no estaban a salvo aquí, que lo mejor iba a ser que los llevara conmigo a mi antigua casa, solo nosotros tres, Tyler, Amy y yo. Después de todo Tyler aún no era un lobo y podría pisar la casa sin quemarse. Pero algo en mi interior me dijo que no le mencionara nada.
-En nada.- dije con una sonrisa débil, que pareció más bien una mueca.
Él me miró con sus profundos ojos grises que no decían nada, pero a la vez me pedían a gritos que lo besara, ya que desde la última vez que lo intentó las cosas se pusieron muy feas.