Cuando entramos a la casa los niños vinieron corriendo hacia nosotros, recién se despertaban y aun tenían sus pijamas puestos.
-¿Fueron a jugar en la nieve sin nosotros?- chilló Amy.
-Es que estaban dormidos, cielo. Y no queríamos despertarlos.- se disculpó Gale.
-¿Después podemos ir nosotros también?- preguntó Tyler, mientras saltaba de la emoción.
-Si, por supuesto.- volvió a contestar Gale.
Esa tarde almorzamos todos juntos como una gran familia feliz. Simplemente adoraba esto, pero había algo que aún me inquietaba.
Si los chicos que dicen ser mis hermanos comienzan a aparecerse así como así a mí alrededor, alguien iba a salir muerto y no estaba segura de sí serian ellos o alguien de la manada.
¿Cómo se supone que debía actuar? Acababa de encontrarme con los que supuestamente son mi verdadera familia y si ellos no mentían en cuanto a la verdadera causa de la muerte de mis padres biológicos ¿qué se supone que haría yo en medio de los lobos?
Sacudí mi cabeza para evitar pensar en ello, es decir, ¡Estoy casada, maldita sea! ¡Con el Alpha de una de las manadas más importante y poderosa del norte!
Sentí que una bola de nieve aterrizaba en mi cara, haciéndome volver a la realidad.
-¡Le dí a mamá! ¡Le dí a mamá!- exclamó Tyler corriendo para alejarse de mí.
-¡Ven aquí!- grité corriendo detrás de él.
Estábamos corriendo por el jardín trasero, jugando a la guerra. Amy, Hannah y yo éramos un equipo, Gale, Tyler y Caleb eran otro.
Cuando nos cansamos, todos entramos a la casa. Amy, Tyler y Caleb se sentaron a tomar una chocolatada con torta de chocolate que les preparó Nessy.
-Nunca voy a comprender su amor por el chocolate.- dije caminando hacia el living con mi taza de café.
-Creo que es porque eres demasiado fría para entenderlo.- me respondió Gale.
-Voy a tener en cuenta lo de "fría" cuando estemos en la cama.- le susurré en el oído.
Lo miré a los ojos con una sonrisa burlona y él trago saliva sonoramente.
-Creo ser el único capaz de derretir ese hielo.- aseguró.
-No lo sé.-
-¿Hay alguien más?- preguntó alzando una ceja con expresión divertida.
-Sabes que no.- le contesté recostándome en su pecho.
-¿Cómo vas con tus clases de pociones?- preguntó.
-Ni me lo recuerdes. Estoy evitando entrar a esa habitación. Siempre estoy a punto de desmayarme.- bufé a lo que él soltó una carcajada.
-No es tan malo.-
-¿Alguna vez entraste?- pregunté inquisitivamente.
-Si.- respondió haciendo una mueca.- Nessy me castigó dos meses por hurgar entre sus cosas.-
-Por idiota.- farfullé.
-Es que siempre fui muy inquieto.- dijo acercándose a mi peligrosamente.
Pero en ese momento el timbre de la casa sonó. Ambos nos miramos confundidos y salimos de la sala para dirigirnos hacia la puerta.
En cuanto abrí la puerta una chica rubia salió disparada a los brazos de Gale, quien al verla se le iluminó la cara y la apretó entre sus brazos.