Advertencia: Este capítulo es medio pervertido (solo un poco, creo)
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Pegué un salto, abrí mis ojos y Tyler se removió junto a mí, sus ojitos seguían cerrados y tenía un rostro tranquilo y feliz. Lo abracé con todas mis fuerzas y miré hacia la cama de Amy, la cual dormía igual que su hermano.
Mi frente estaba empapada en sudor, mi respiración era agitada y mi cuerpo me dolía, más que nada la parte del pecho.
Miré hacia la ventana y todavía no amanecía. Dirigí mi vista hacia mi reloj de muñeca y recién eran las tres de la mañana.
-Tranquila, solo fue un mal sueño.- me dije a mi misma.
Después de eso, estuve hasta las cinco de la mañana con los ojos abiertos. No podía dormir.
Salí lentamente de la cama, procurando que Tyler no se despertara.
Una vez afuera, miré a Amy, me acerqué a ella y deposité un beso en su frente, lo mismo hice con Tyler.
Salí del cuarto y me dirigí al que compartía con Gale. Abrí la puerta y ahí lo ví, solo.
Bajé las escalera y caminé a la cocina, me serví un gran vaso de agua y me senté en una de las banquetas, mirando hacia afuera. El cielo estaba gris y el bosque se veía más tranquilo que nunca.
Miré el vaso en mi mano y me dí cuenta que el agua no me ayudaría a calmar mis nervios, así que me prepare un café y le agregue un poco-bastante de coñac.
Le dí un sorbo a mi taza y rápidamente el coñac quemó mi garganta. Abrí la puerta trasera y me senté en una de las sillas de afuera.
Podría decirse que lo que estoy haciendo es algo peligroso, esto de salir afuera a las cinco de la mañana... sola... y sin amanecer aún, pero necesitaba despertarme con algo.
Necesitaba pensar a solas, sin el barullo de los demás, solo yo con mis voces internas. Necesitaba analizar mis ideas y sueños y necesitaba pensar en nuevas formas para mantener a mí familia a salvo, debido a que mí querido esposo no quería alejarse de nuestros hijos....
-Buena forma de despertarte.- dijo alguien detrás de mí al cabo de un rato.
Me giré sobre la silla y ví a Gale con un suéter de lana azul que combinaba con sus ojos grises.
-Buen día.- dije con una débil sonrisa.
Él se acercó a mí y puso una manta sobre mis hombros, después de eso depósito un beso en mi cabeza y se sentó en la otra silla.
-¿Qué haces despierta tan temprano?- preguntó en un bostezo.
-No podía dormir.- contesté tendiéndole la taza que aún tenía hasta la mitad de café.
Él la aceptó y cuando le dió un sorbo, una mueca atravesó su cara.
-No sabía que te gustaran los tragos fuertes.- dijo devolviéndome la taza.
-Ahora lo sabes. ¿Qué hacés despierto?- pregunté.
-Tenía hambre, pero antes de bajar a la cocina pasé por el cuarto de los niños y no te ví ahí, supuse que estarías en la cocina.-
Lo miré y se veía realmente hermoso con su cabello despeinado en un gran batido, sus ojos grises adormilados y su cara pálida.
-¿Qué?- preguntó al ver que no dejaba de verlo.- ¿Tengo baba en la cara?- preguntó tocándose la cara.
-No, nada de eso.- solté un suspiro.- Recordaba el primer día que nos cruzamos...-
-En la fiesta de los Williams.- aseguró él.