Capítulo 42

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Desperté de un sobresalto, casi sin aire, sudada y aturdida, como si me hubiesen dado una buena golpiza. Me levanté del suelo y todas mis articulaciones comenzaron a doler. Miré a mi alrededor y todo estaba oscuro, solo la luz de una pequeña lámpara alumbraba la habitación.

-Veo que tú y tu familia han sobrevivido a otro ataque... ¡Oh, espera! No todos.- dijo con una mueca que se transformó en una burlona sonrisa.

Lo miré y solo sus ojos verdes podían verse, al igual que su boca y su barbilla, el resto de su cuerpo era solo una oscura silueta.

-Ahora ¿qué?- susurré más para mí que para él.

-Dime ¿qué se sintió matar a un lobo?- su sonrisa se ensanchó más de lo que un sonrisa podía ensancharse.- Es decir, primero mataste a unos vampiros y ahora mataste a unos lobos...-

-Estaban atacando a mi familia.- mascullé.

-¿Es eso? O... realmente estas descubriendo tu verdadera naturaleza.- comenzó a pasearse alrededor de mi.- La anciana muerta supo, desde el momento en que se enteró de que eras una Murdok, que lo tuyo con ese lobo no iba a funcionar.-

-¡No te atrevas a hablar de ella!- le grité.

-Bien.- dijo deteniéndose.- Hablemos de ti y de tu reciente descubrimiento.-

-¿De qué hablas?-

-Tus hermanos... los murdoks. Desde que los conociste no puedes controlar tus arranques de celos cuando ves a Gale, Ámbar y Hannah disfrutando de su vida con sus padres...-

-Cierra la boca. Cierra la boca- susurraba tapándome los oídos mientras él hablaba.

-¡... Cuando los tuyos están muertos y su raza se encargó de matarlos!-

-¡Cierra la boca!-

Ambos quedamos en silencio y él rompió en una carcajada vacía.

-Deberías ver tu cara.- dijo entre risas.-Bien, debo irme, pero antes tengo que decirte que el peligro no ha pasado del todo. Mantén tus ojos abiertos.-

Dicho eso desapareció y al poco tiempo también lo hice yo. Lo último que ví fue una luz verde que se iba tornando violeta y aparecí en la cama. Aún sudada, agitada y aturdida.

-¿Estás bien?- preguntó Gale a mi lado, mirándome con preocupación.

-¿Los niños?- pregunté en un susurro.

-Fueron a la cocina. ¿Segura que te sientes bien?-

-Si.- susurré.

Me acosté en su pecho y los latidos de su corazón comenzaron a tranquilizarme. A los pocos minutos aparecieron los mellizos, frustrados por no haber encontrado a Nessy en la cocina.

-Vamos a preparar el desayuno.- dije empujándolos a la salida.- ¿Qué haces?- pregunté cuando ví a Gale levantándose de la cama.

-Ya me siento mejor, fueron solo unos rasguños.-

-No. Gale, sabes lo que opino de que te levantes, aun estás débil. Niños vayan a la cocina- los mandé.

-No estoy débil. Me siento mejor que nunca.- bufó.

-Bien, pero al menos déjame que te revise.- le contesté y pude ver una pequeña sonrisa pervertida en su rostro.- No voy a desnudarte, idiota. Ahora recuéstate.- ordené y él lo hizo.

Cerré mis ojos y posé mis manos en su torso. Todo se veía bien, las heridas estaban sellándose con normalidad, pero aún no podía hacer movimientos bruscos.

Dulce Destino [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora