Me levanté ignorando todo el dolor y como pude caminé hasta la entrada. Lo que ví casi me hizo perder la cabeza.
Mi hijo con su brazo bañado en sangre. Gale lo traía en brazos y lo dejó sobre la mesa de la cocina.
-Oh por dios. ¿Qué le pasó?- pregunté mirando fríamente a Gale.
-Estábamos corriendo, cuando apareció un loco y comenzó a disparar su pistola a diestra y siniestra.-
Cerré mis ojos, traté de controlar toda mi furia hacia Gale y me concentré en mi hijo. La cual estaba fallando, no es para nada lindo ver que tu hijo se desangra, además de los gritos que salían de su boca.
Tenía una bala en su brazo derecho, por suerte no había tocado nada importante. Abrí mis ojos, agarré unas pinzas quirúrgicas y comencé a sacarle la bala. Podía escuchar los gritos de Tyler.
-¿Va a estar bien?- preguntó Gale.
-Déjame trabajar, Gale.-
Ni siquiera lo miré, estaba muy enojada con él.
Cerré mis ojos nuevamente y comencé a cerrar los tejidos dañados, paré la hemorragia y por último, abrí mis ojos limpié la sangre que había en su brazo, le dí un par de puntadas y luego lo vendé.
-Ya está. Tendrás que hacer reposo, hijo.- él asintió y le dí unos antibióticos para que no se le infecte.
Lo dejé para que se lo llevaran a una de las habitaciones. Salí de la cocina y tuve que agarrarme fuertemente del marco de la puerta para no caerme.
-¿Estás bien?- preguntó Gale tomándome de la cintura.
-Supongo que aún no me acostumbro a esto de jugar al doctor.- respondí haciendo una mueca de dolor.
Él me tomó entre sus brazos y me dejó en uno de los sofás de la sala, caminó hasta la puerta y la cerró.
¡Uo! Esto solo podía significar una sola cosa. Quería hablar. Y lo menos que queria hacer en ese momento era verlo a la cara.
-Tenemos que hablar.- dijo él sentándose a mi lado.
-¿Sobre qué?- le espeté.
-Sobre por qué siento un leve sentimiento de rencor hacia mí de parte de ti y sobre lo que pasó en el bosque...- me miró.-... a ambos.-
-¿Te enteraste?- pregunté y él asintió.
-Nick me contó. Pero quiero saber que pasó realmente.-
-Fui a buscar el arco y el carcaj de Amy, los cuales se los había olvidado junto al lago, cuando venía caminando comencé a sentir como los pelos de mi nuca se erizaban. Comencé correr pero un horrible dolor en mi cabeza provocó que me cayera, y el tipo este se me acercó y comenzó a decirme que me quería ver muerta, en ese momento comencé a sentir un horrible dolor en mi pecho. Los lobos llegaron justo a tiempo para salvarme.-
-¿Te dijo algo más?-
-Que nos volveríamos a ver.- dicho eso ambos no quedamos en silencio.- Era un bala de plata.- le comenté sin mirarlo.
-¿Qué?-
-El que los atacó sabia sobre su verdadera naturaleza.- lo miré y podía sentir un poco de miedo emanando de él.-Todo estará bien, cariño ¿si?- tomé su mano y lo obligué a que me mirara.
Me recosté en el sillón y él se recostó sobre mi pecho. Podía sentir cómo su pulso iba tranquilizándose, al igual que el mío. Lo mejor que podía decirle era que todo estaría bien. Si yo perdía la cabeza, él también la perdería y la manada entera se iría al infierno.
La Luna de la manada siempre tiene que resolver los problemas con inteligencia, intuición y mucha fuerza, tanto física como mental.
-¿Te sientes bien?- preguntó él después de un largo silencio.
-Me duele un poco la cabeza, pero creo que sobreviviré.- dije con una débil sonrisa.
-Lamento no estar ahí para rescatarte...-
-Gale, no empieces.- le pedí dulcemente.
-No. Yo soy un completo idiota. Te trató como si no fueras nada, pero siempre que te trató así, siempre estoy a punto de perderte.- sorbió su nariz y me dí cuenta de que estaba llorando.- Estuviste ahí cuando a mí me paso eso... en cambio tu... tú estabas sola y casi mueres por eso.-
-Pero no morí, gracias a los chicos. Deja de lamentarte por eso.- mi voz salió dura.
-¿Por qué siempre eres tan gentil con una bestia como yo?- preguntó mientras levantaba su cabeza y me miraba a los ojos.
-Porque te amo y creo que moriría si te pierdo.-
Se acercó a mí y me dió un dulce beso en los labios.
-Te amo y moriría si te pierdo.- susurró en mis labios cuando nos separamos.- ¿Estas cansada? Mamá nos preparó un cuarto para pasar aquí la noche.- dijo, mientras se levantaba e iba hasta la puerta.
-Qué bien porque realmente...- traté ponerme de pie pero caí sobre la alfombra.
-¡Cielo! ¿Estás bien?- preguntó alarmado Gale, mientras me levantaba del suelo.
-Yo... yo...- mi cabeza comenzó a darme vueltas, todo se veía borroso. Mi agarre al cuello de Gale comenzó a hacerse más débil.
-Alex ¡Alex! No otra vez. Por favor no lo hagas otra vez.-
-Voy a estar bien.- susurré al mismo tiempo en que me hundía en la densa oscuridad.