32| Un Pasado Oscuro, Parte I

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SONIC

No extrañaba a Eggman. Ni un poco. Siempre fue un incordio para Shadow y para mi, especialmente. Parece una amenaza, pero en realidad no es más que un científico charlatán y panzón. Lo que intimida de él son sus monstruosas creaciones y su forma de manipular a los otros, ya sea para controlarlos o distraerlos. Y su voz, por Chaos, su voz es insoportable. Es como una corneta que no deja de sonar junto a tu oreja.

  Así que me llevé una grata sorpresa al volver a verlo. Si bien lo detesto, el no pelear contra el generó un vacío en mi alma. Supongo que Shadow sentía lo mismo hasta hoy. Ver su EggDragoon hizo que mis púas de erizaran por la adrenalina que me generan sus entretenidas peleas. Demonios, admito que lo extrañaba. Sin embargo, en este momento Eggman es una gran amenaza: si llega a hablar más de lo normal... No quiero pensar en eso. Lo derrotaremos con facilidad y lo mandaremos a la estratosfera. O al menos eso pensaba hasta la aparición de Eggman Nega.

  Con un ataque sorpresa bien ejecutado llega a dispararle una bola de fuego a Silver. No corro a ayudarlo: sé que él puede defenderse por si solo. Algo lo derriba al suelo, logrando que esquive el ataque. Cuando el humo se dispersa, distingo una gata morada ayudándolo a ponerse de pie.

—¡Blaze! ¡Has vuelto! —grita Cream, corriendo a abrazarla. Todos nos acercamos a ella.

—Lamento haberlos abandonado así como así —dice, sonriéndonos tímidamente—. Tenía que recuperar las esmeraldas de inmediato, y no iba a lograr nada quedándome en la Escuela Chaos.

—Lo entendemos —habla Shadow, cruzándose de brazos—. Tú no estabas cuando anunciaron la suspensión de clases.

—Ahora entiendo porqué están aquí —responde la gata.

—Vaya, vaya... Miren quién decidió sumarse a la fiesta —ríe Eggman Nega, juntándose con su colega huevo—. Princesa.

—¿Qué? —pregunta Silver confundido, al igual que todos.

Blaze se sonroja notablemente. Luego, frunce el ceño y convoca dos bolas de fuego en sus manos.

—Sería un honor recibir un golpe de su parte, majestad —se burlan los dos cabeza de huevo.

—¡¡Suficiente!! —grita la gata intimidante—. Juro que si no cierran el pico...

—Parece que tus compañeros no sabían sobre su posición en la realeza, Princesa. ¿Arruinamos la sorpresa? —inquiere Nega, sarcásticamente.

Recibe como respuesta un alarido salvaje. Blaze salta hacia los robots envuelta en llamas y nosotros, ignorando la extraña conversación, le seguimos. Parece que después de todo Shadow y yo no somos los únicos con un pasado muy oscuro. Golpeo con un spindash la cúpula de cristal de la máquina de Eggman, rompiendo así el vidrio. Luego reparto patadas y puñetazos a lo largo del robot. Amy golpea con su martillo gigante uno de los brazos de este. Shadow se teletransporta de aquí a allá con su Chaos Control y ataca con sus Chaos Spears, que son como lanzas de energía Chaos. Knuckles proporciona puñetazos al otro brazo con sus guantes especiales. Rouge, desde el aire, propina patadas giratorias al robot de Nega. Cream utiliza la ayuda de Cheese y su gas pimienta para inutilizar al mismo Eggman. Tails intenta hackear a uno de los EggDragoon. Silver manipula cualquier objeto con el propósito de golpear; también reparte ondas psíquicas y nos otorga algún que otro campo de fuerza. Blaze simplemente quema todo lo que está a su paso.

  Eggman Nega tuvo que mudarse (por así decir) al robot de su colega ya que Blaze hizo que el suyo estallara en llamas. El EggDragoon restante se alejó de nosotros. Los nueve volvemos a reunirnos para planear una estrategia, sin embargo, nos vemos interrumpidos por el peligroso acercamiento del robot restante. Nos ponemos en guardia, esperando que ataquen ellos. No ocurre nada. Un extraño silencio se instala en Green Hills.

—Así que, Blaze... —corta Nega el silencio—. ¿Tus amigos no saben tu historia?

Un tic raro se hace presente en el ojo derecho de la gata.

—¡Por Chaos! —exclama actuando el de bigote gris—. ¡No saben que eres una asesina! ¡Un fenómeno! Eres culpable de las múltiples muertes de aquel fatídico día, incluyendo la de esa Marine the Racoon.

Ni bien pronuncian ese nombre, Blaze se lanza con garras y todo a destruir el robot. Increíblemente, el EggDragoon evade el ataque disparando un cañón de agua y empapando a su objetivo. La gata cae al suelo con un ruido seco y tose ahogada.

—Oye Nega, esa historia se me hace muy familiar... —comenta Eggman—. Sonic, Shadow, ¿ustedes que piensan?

Siento cómo la mirada de todos los presentes se posan en nosotros. Trago saliva. El azabache a mi derecha frunce el ceño y gruñe.

—¡No escuchen nada de lo que dice! ¡Son puras incoherencias! —le advierte Shadow a los demás, pero ambos sabemos que es inútil evitarlo.

—No me digan: sus amigos tampoco saben su pasado. ¡Vaya sorpresa! —sonríe Eggman.

—¿De qué está hablando, Sonic? —me pregunta Tails, preocupado.

—Pura mierda, eso es de lo que habla —respondo entre dientes.

  Examino el robot con detenimiento para encontrar un punto débil. El EggDragoon se caracteriza por flotar a un metro del suelo y por sus dos grandes brazos. Su centro de control está cubierto por un domo de cristal, que ya lo he roto. Ambos Eggmans están ahí. Chispas saltan de la máquina: no le queda mucho tiempo de vida. Lo único que podré hacer es atacarlo hasta romperlo del todo. Y eso me dispongo a hacer junto a Shadow, pero los villanos continúan con su relato.

—Parece que no tienen ganas de contarles —dice Eggman, ignorándome por completo—. Entonces yo mismo les contaré la historia.

  Estoy cerca de dar el golpe de gracia cuando recibo una terrible descarga eléctrica por parte del robot. Todo ocurre en cámara lenta.

—¡N-no! —grito desesperado, sintiendo cómo la electricidad recorre mis extremidades.

  Me desplomo en el suelo, incapaz de moverme.

—¡Sonic! —apenas oigo el lejano grito de Amy.

  Increíblemente, mis ojos se llenan de lágrimas. Lanzo un gemido casi inaudible: me duele todo el cuerpo y mis amigos están a punto de descubrir la verdad. Siento mis párpados pesar más de lo normal, y que la oscuridad lentamente me está llevando. No. No puedo irme ahora. Me necesitan. Con la poca fuerza restante en mi cuerpo, intento ponerme de pie. No lo logro, no siento las piernas. Vuelvo a gritar desesperado, pero de mi boca no sale nada. Bajo la guardia y simplemente me dejo llevar.

Escuela ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora