79| Invisible

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AMY

—¿Rose?

  Abro los ojos aún mareada ni bien oigo la voz de Shadow. Aquella descarga que me enviaron las esmeraldas sacudió todo mi cuerpo. Me sobo la cabeza, buscando eliminar ese terrible dolor que tengo en la zona. Frente a mi, el erizo azabache recorre la habitación con la mirada, como si estuviera buscando algo.

—U-uh, Shadow... —gimo. Siento muchas punzadas en mi cráneo; debo conseguir algún medicamento de inmediato.

  Shadow se sobresalta al oírme hablar.

—¿Qué pasa? ¿Te he asustado? —bromeo, sonriendo de lado.

  Él parpadea repetidas veces, y posa su mirada en mi. Hay algo raro en ella; me da la sensación que esta viendo a través de mi. Oh, no. Shadow ya sabe que miento, pero si supiera por quién estoy haciendo esto, me declaro muerta oficialmente. Debo pensar rápido una excusa que logre distraerlo.

—Debí serte honesta desde un principio —finjo lamentarme, mientras me esfuerzo por verme lo más creíble posible—. Verás, siempre quise ver qué es lo que hacían, pero nunca tuve la oportunidad ya que...

—Rose. —Me detiene Shadow, con su mirada perdida fija en mi— ¿Dónde diablos te metiste?

  ¿Acaso... no puede verme?

—Estoy aquí, ciego, justo frente a-

  Mi frase se ve interrumpida cuando extiendo lo que se supone que es mi mano hacia el erizo. No está.

  Mi mano no está.

  Desesperada, me observo todo el cuerpo para corroborar que nada de él puede verse. Comienzo a hiperventilarme casi automáticamente.

—S-s-shadow —tartamudeo, efecto del miedo que corre mis venas—. No p-p-puedo verme...

—Mierda —musita—. Eres invisible.

  Camino de espaldas muy asustada, intentando huir de la situación, hasta que me choco con una de las paredes. Las lágrimas comienzan a acumularse en mis ojos, mientras que mi corazón late desbocado.

—¿Cómo has dicho? ¿Invisible? —repito, aún en shock—. ¿A qué te refieres con eso? ¡¿Me quedaré así para siempre?! ¡Esto no puede estar pasando!

  Shadow da largas zancadas para acercarse a mí. Supongo que es bueno distinguiendo de dónde provienen los sonidos. Se detiene a una distancia considerable, y hace su máximo esfuerzo para intentar encontrarme. Extiende su mano hacia delante, y después de varios intentos, esta logra apoyarse en mi mejilla. En estos momentos agradezco ser invisible; es un alivio que no pueda ver lo sonrojada que estoy ante su gesto. Hace ya un largo tiempo no siento su tacto en mi piel, es como si esta sensación generara nostalgia en mi mente. Decido colocar mi mano sobre la suya, para darle la seguridad de que soy yo. Él se sorprende ante mi acción, y retira su mano algo incómodo.

—Debes tranquilizarte —me aconseja en tono neutro—. Y no, no te quedarás así. Encontraremos la forma de volverte a la normalidad. Pero mientras tanto...

  Se aparta de mi para tomar unos anteojos de sol que descansaban en el escritorio de Rouge. Luego, con suma torpeza, me los coloca.

—... usa esto así puedo distinguirte —ordena, con una sonrisa ladeada.

  Los acomodo de mejor forma y le sonrío aunque no pueda verme.

—Te llevaré con Omega —me informa—. Te quedarás allí con él hasta que se me ocurra algo, ¿de acuerdo?

Escuela ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora