16| Martes de Ternura

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CREAM

  "Que suertuda eres, Cream", "¡Ya tienes pareja!" y "Qué romántico" son las tres frases que más oí en lo que va de la semana. Y en verdad, estoy harta.

Sí, acepto que el hecho de que un chico me invite al baile es tierno, valiente y honesto. También acepto que tengo la posibilidad de no ir sola. Pero hay algo que me impide el decirle "sí" a Charmy: Tails.

Yo no quiero ir con el chico abeja. O tal vez sí. No, definitivamente no. Aún sigo esperando que Tails se anime a invitarme al baile. ¿Y qué tal si le gusta otra? ¿Y si no asistirá? ¿Y si no me soporta? ¿Y si le parezco tan fea que no puede ni verme a los ojos al hablarme?

Necesito calmarme un poco. No tengo que ser obsesiva, lo asustará. Tampoco tengo que invitarlo, o convencerlo de que lo haga. Es cuestión de esperar pacientemente. Si me invita, bien. Y si no, también; tengo a otro chico.

Igualmente, no me gusta tratar a Charmy como una segunda opción. Me hace sentir culpable y egocéntrica. De todas formas, esperaré. Es apenas martes, quedan cuatro días aún.

Entro a la escuela junto a mi mamá, Vainilla, quien da clases a los cursos más pequeños. Es muy temprano todavía, así que me dirijo hacia las mesas del almuerzo afuera de la escuela. El sol recién se está asomando. Camino hacia el bosque, dispuesta a dar un paseo para reflexionar.

Resulta que Blaze sigue quedándose a dormir todos los días en mi casa. Pero al ser mayor que yo (por casi dos años), mamá la deja sola en casa durante las mañanas, así se siente cómoda como en su dimensión. Me gustaría quedarme con ella, pero mi mamá prefiere que vaya a la escuela junto a ella.

Me asusto mucho cuando oigo un chillido en uno de los arbustos a mi derecha. Detengo el paso. Lo vuelvo a escuchar. Aparto algunas hojas y ramas, para poder ver mejor de dónde viene ese ruido. Me llevo una grata sorpresa al ver un pequeño Chao allí, en el medio del arbusto.

—Chao chao —solloza. Automáticamente lo agarro y lo cargo en mis manos.

—Oh, pobrecito. ¿Estás perdido? —le digo.

Esperen un segundo, ¿estoy hablando con un Chao? Definitivamente estoy volviéndome loca. Además, lo entiendo perfectamente cuando me responde.

—Chao... —asiente en un tono leve.

—Tranquilo, no pasará nada, estás a salvo conmigo —respondo acariciándole la cabeza. De pronto, una idea viene a mi mente—. ¿Qué te parece si te quedas conmigo? Así no estarás solo nunca más.

El pequeño Chao levanta vuelvo rápidamente y da unas volteretas en el aire, chillando de alegría.

—Tomaré eso como un si —digo riéndome—. Te llamaré... Cheese. ¿Te gusta?

Cheese asiente eufóricamente. Luego, vuela hacia mi mejilla y frota su cabeza con ella, intentando hacerme algunas caricias. Qué tierno.

—Bueno, Cheese. Es hora de ir a clases. Espero que me dejen quedarme contigo —le cuento.

—¡Chao chao!

Camino hacia la escuela otra vez, porque se está haciendo tarde. Cheese me acompaña flotando junto a mí. Ingreso en los pasillos poblados de personas, buscando a alguna de mis amigas. Veo entrar a Blaze por la puerta principal y voy con ella.

—Buenos días, Blaze. Quiero presentarte a mi nuevo Chao —la saludo.

Ella me sonríe amablemente, y mira a mi amiguito.

—Hola pequeñín —lo acaricia y Cheese emite sonidos alegres. La mirada de la gata se pierde en un punto atrás mío—. Luego hablamos, Cream. Cuídate.

Se va, dejándome sola en el medio del pasillo. ¿Qué le ocurre? Giro para observar hacia dónde va, y no la distingo. Eso sí, me encuentro con Silver hablándole a una eriza de pelo largo y plateado. ¿Será Crystal? ¿Por qué están hablando? Oh, seguramente Blaze los vio hablando y se sintió mal. Un segundo, ¿a Blaze le gusta Silver? Hmm. Ella no es muy expresiva que digamos.

Quizás solamente están hablando casualmente. Apenas se conocen. Pobre Blaze, espero que no sea nada grave.

—Hola Cream —me saluda Tails, detrás de mí.

Al estar muy concentrada en Silver, me llevo un gran susto cuando el zorro me toca el hombro. Cuando me dispongo a saludarlo, el me interrumpe.

—Bonito Chao. ¿Cómo se llama? ¿De qué especie es?

—Cheese. Y no sé cuál es su especie, acabo de encontrarlo en el bosque. Debería llevarlo al veterinario.

—Si quieres te puedo acompañar. ¿Te parece después de clases? —me propone y yo me derrito.

—¡S-sí! E-es una gran idea, Tails —respondo nerviosa. El timbre suena—. Debería ir a clases. Nos vemos luego.

Dispongo a alejarme de él antes de que pueda ponerme aún más nerviosa, pero el toma mi mano.

—Y Cream... —se excusa, muy sonrojado. No puede ser—. Desde el sábado en la noche vengo pensando en esta propuesta. Y quizás es más simple de lo que tú esperas... pero... ¿t-te g-gustaría ir al baile de este viernes conmigo?

Parpadeo muy confundida. Suena el segundo timbre. ¿Estoy soñando? Me abalanzo en los brazos de Tails sin pensarlo.

—¡Claro! —contesto sobre su hombro.

Él tarda unos segundos en reaccionar, pero termina rodeando mi cintura con sus brazos.
Cierro los ojos para consumir y disfrutar al máximo cada momento del abrazo.

—Oh, vaya. Llegaremos tarde —murmura Tails, soltándome.

Toma mi mano tímidamente, asiento para darle confianza, y sale corriendo, arrastrándome por los pasillos. Me mantengo a su velocidad y lo miro de reojo. Parece muy feliz, con su hermosa sonrisa de oreja a oreja.

Llegamos justo a tiempo, nos sentamos juntos en un banco libre. Nos damos cuenta de que aún no soltamos la mano de otro, y estallamos es carcajadas.

Me hace tan feliz.

Escuela ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora