43| La Revelación

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—¡Eres un idiota!

—¡Yo también te amo, Rose!

Amy toma la muñeca de Cream y la arrastra hacia el interior de la escuela. Ya está harta de Sonic, realmente harta. Desde el comienzo de clases que la viene molestando. El erizo azul ha cambiado, pero no para mejor. A veces Amy extraña su actitud relajada, divertida, y lo buen amigo que solía ser. Aún no entiende qué es lo que hizo que cambiara.

De pronto, un recuerdo sale a flote en su mente. Tras la muerte de Blaze, todos volvieron a Central City menos Shadow, quien se quedó en Hidro City. En el viaje, nadie hablaba con nadie. Había un silencio de ultratumba. Sonic se acercó a ella para platicar de su relación. Y Amy lo había rechazado, diciéndole que necesitaba un tiempo para pensar y estar consigo misma. ¿Habrá sido eso lo que lo cambió?

Si realmente la hubiera querido, hubiera esperado el tiempo necesario para que ella esté lista. No lo hizo. Entonces Rose tiró todas sus esperanzas a la basura.

—Amy, me duele... —se queja Cream del agarre de su amiga.

La eriza rosada la suelta.

—Lo siento.

Continúan caminando hasta el salón de Cream. Se despiden, y la coneja ingresa mirando el suelo, justo como las últimas dos semanas. Si llega a levantar la vista, vería a... Sacude la cabeza, ahuyentando esa idea. Llega a su asiento y apoya el libro de química en la mesa. Suspira pesadamente.

Tails y ella habían tenido el mejor verano juntos (omitiendo la muerte de su amiga). Eran muy felices, se pasaban la mayoría de los días en citas divertidas y, cuando no lo hacían, se pasaban horas en videollamadas. Todo cayó en picada en el inicio de clases. Una nueva chica apareció, llamada Cosmo the Seedrian. Un día Cream le llevaba el almuerzo a Tails, quien trabajaba en la sala de computación, cuando vio a si novio y a la chica verde besándose.

La bandeja llena de comida cayó estrepitosamente al suelo. Los ojos de la coneja se llenaron de lágrimas. Al darse cuenta de eso, Tails se acercó a ella rápidamente, negándole todo lo sucedido. Cream solamente levantó su mano derecha y le dio una fuerte bofetada. Luego, se fue corriendo al baño.

Aún no entiende cómo podría haber hecho algo como eso. Se suponía que él nunca la traicionaría, que la amaba más que a nadie y que iban a ser felices para siempre. Ahora ella sabe que los finales felices son puros cuentos de hadas, y no es la primera vez que lo comprueba. Ya lo había hecho con la partida de Blaze.

Cream despega la vista de su libro por dos segundos. A su derecha, Cosmo y Tails hablan animadamente. No puede evitar poner los ojos en blanco. Desea ser un año más grande y compartir clases con Amy.

La eriza rosada, luego de dejar a Cream en su salón, corre a su casillero en busca los libros que necesita. Al abrir la puerta metálica, divisa al fondo una fotografía grupal del Sonic Team la noche previa a Chemical Plant. La toma y sonríe melancólicamente. Están todos sentados en una mesa con algunas pizzas en el centro. Del lado izquierdo, Knuckles se queja de la murciélago, Silver choca vasos con la gata, y Rouge y ella sonríen ampliamente. Del lado derecho, Shadow apenas curva los labios, Tails se ríe del echidna, Sonic le hace cuernitos al azabache, Blaze brinda con el plateado y Cream ríe junto al zorrito. Esos sí eran buenos tiempos. Pero ya no lo son...

Suspira, toma los libros y la fotografía, y cierra el casillero sin levantar la vista del suelo. Camina desganada hasta su salón. Al llegar, se lleva una grata sorpresa: la profesora ha faltado. Todos los alumnos presentes están felices por la situación. Igualmente, hay dos asientos vacíos en el fondo cuando deben estar en uso. Uno pertenece a la eriza rubia probablemente. Y el otro... no le da tanta importancia. Se arrastra hasta su pupitre y toma asiento. Decide tomar una pequeña siesta, aprovechando el tiempo libre. Apoya la cabeza sobre sus brazos y cierra los ojos.

Sonic y Silver se ponen de muy buen humor al enterarse que el día de la fecha lo comienzan con una hora libre. El erizo plateado utiliza sus poderes para molestar a los demás, ya sea algo como juguetear con el maquillaje de Fiona, la mochila de Espio o dibujar en la pizarra. Hoy decide molestar a Mina Mongoose, tomando "prestada" su guitarra y dándoles un concierto gratis a todos sus compañeros.

—Esta canción está dedicada a mi brother —actúa, peinándose las púas para atrás y señalando al erizo azul—. Sonic, eres el mejor —agrega, guiñando el ojo.

Sonic grita como una fangirl alocada. Algunos se ríen de la broma. Mina no es una de ellos.

—¡Dame mi guitarra, Silver!

—Es de mala educación interrumpir conciertos, Mongoose. Tu deberías saberlo más que nadie —niega el plateado—. Ahora, ¡comencemos con el espectáculo!

Antes de tocar el primer acorde, divisa una pequeña llamarada de fuego que rápidamente se extingue sobre la púa. Recorre el salón con la vista desesperado, con la esperanza de poder verla una vez más. Lo único que ve es a su compañera María Robotnik en el marco de la puerta, observándolo con el ceño fruncido.

—¿Y tú qué miras? —la interroga molesto.

—El director Big the Cat solicita tu presencia en el patio exterior —responde María, cruzándose de brazos—. Al igual que la de Sonic the Hedgehog, Rouge the Bat, Knuckles the Echidna y Amy Rose.

Al oír su nombre, la rosada levanta la cabeza de golpe.

—¡No hice nada, lo juro! —exclama algo dormida.

Todos estallan en risas ante su comentario y Amy se sonroja notablemente.

—No lo hagan esperar, andando —ordena la rubia.

Los cinco y María recorren los pasillos de la escuela en silencio. Silver aún permanece confundido con la chispa de fuego que vio. Amy juguetea con sus pulseras doradas. Rouge parece muy concentrada en su celular.

—¿Sabes por qué nos llaman? —le pregunta Knuckles a Sonic.

—No —responde secamente.

Una vez que llegan a su destino, no se encuentran con el director, sino con alguien con una capucha oscura. Los cinco intercambian miradas confundidos. María permanece junto a la puerta.

—Director Big, ¿es usted? —atina a preguntar Rouge, despegando la vista de su móvil por primera vez desde que salieron del salón.

—¡Nos mentiste! —dice Knuckles exasperado, dedicándole una mirada de profundo odio a María.

—Con permiso, no pienso quedarme aquí con ellos por nada —establece Amy, caminando hacia la puerta.

—Estoy de acuerdo con Rose —admite Sonic, imitándola.

—Yo me largo —añade Rouge.

—¡No se muevan! —los detiene María, bloqueándoles el paso.

—A un lado, rubia —le ordena Silver, moviéndola con su telequinesis.

—¡Hey!

Los cinco se dan la vuelta para observar al encapuchado, expectantes. A Amy se le hace algo familiar el tono de voz y se acerca a él.

—¿Q-Quién eres? —inquiere la rosada, con un nudo en la garganta.

El encapuchado no responde. Amy decide examinarlo aún más de cerca. Los otros cuatro observan atentos la escena. La eriza recorre con la vista al invitado misterioso de la cabeza a los pies. Si solo pudiera...

—Adelante —dice, de pronto.

Amy, desconfiada, toma la tela de la capucha con sus dedos. Luego, rápidamente lo destapa. Ahoga un grito llevándose la mano a la boca. Lágrimas de felicidad brotan de sus ojos.

—Blaze —musita Rouge sonriendo.

—¿Blaze? —pregunta Knuckles confundido, acercándose.

—¡Blaze! —exclama Sonic, corriendo hacia su amiga.

Todos se amontonan alrededor de la gata, dándole cariño y hablándole sin parar, excepto Silver. Él permanece en su lugar, incapaz de moverse, estudiando el panorama. Su corazón se detiene por unos segundos cuando cruza miradas con ella. Y en vez de ir a recibirla, empuja a María y vuelve a ingresar al edificio, volando a toda velocidad.

Escuela ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora