Harry's POV
Un sonido fatigoso proveniente de mi celular me despertó.
Ugh, la alarma. Indicaba que ya eran las 8 de la mañana y tenía que levantarme para ir a clases. Inmediatamente la apagué; era ahora o nunca. Con mucha flojera, me senté en el borde de la cama. Me levanté y flexioné mis piernas y brazos para aflojar la pereza. Percibí la soledad de la habitación y noté que no estaba Niall. Esto me extrañó mucho, pues no lo había visto desde ayer en la tarde y ni siquiera sabía si había pasado la noche aquí. Decidí restarle importancia a eso ahorita. Me sentí exhausto y un pequeño dolor en el trasero. Pronto entendí por que. Me percaté del rubor de mis mejillas al rememorar la noche de ayer. Aunque me doliera el trasero, no me arrepentía de nuestra noche intensa y salvaje en la ducha.
Entré al baño y no sabía si reir, aunque fue inevitable hacerlo sabiendo que justamente ahí fue donde Louis y yo habíamos follado. Giré el pomo de la regadera y ésta comenzó a expulsar agua. Me metí debajo de ella y los rizos en mi cabello fueron disueltos por el agua, dejando en mí un cabello lisamente mojado. Apliqué shampoo y di masajes a mi -no tan larga- cabellera. Enjuagué y de una vez agarré el jabón. Comencé por los hombros, luego por los brazos. Después pasé el jabón por mi torso y descendí hasta mi abdomen; fue ahí cuando me detuve. Tomé un momento para apreciar mi -aún plano- vientre. Empecé a imaginarme con un bultito en esa área y no pude evitar que mis labios se extendieran en una grande sonrisa imposible de borrar. Mi mano aún sostenía el jabón en ella, el agua seguía cayendo y mi cuerpo seguía enjabonado, sin embargo, yo estaba detenido en el tiempo, admirando mi abdomen; fantasiando con este y acariciándolo. Cuando menos lo esperaba, mis ojos desprendían lágrimas. Lágrimas de felicidad y esperanza. No quería, pero era ineludible parar. De repente, me di cuenta de que tenía clases y no podía demorar, así que terminé.
Salí, secando mi cuerpo con la toalla para amarrarla a mi cintura. Ya afuera del cuarto de baño, vi a Niall.
-¡Hola, Niall! -exclamé feliz de verlo.
-Hola, Harry. -contestó apresurado.
-¿Buscas algo? -noté que el rubio ni siquiera me dirigía la mirada por estar buscando entre sus cosas.
-Eh, sí. -creo que ni siquiera le daba importancia a nuestra conversación.
Niall encontró una libreta entre sus cosas y suspiró aliviado.
-¿Ya te vas? -Niall ya se iba así sin decir nada.
-Sip. -me regaló una de sus brillantes sonrisas. De pronto me miró detenidamente. -¿Estás bien?
-Sí, ¿por qué?
-Tienes los ojos rojos. ¿Haz estado llorando? -Oh, rayos, se había dado cuenta de que lloraba.
-¿Yo? ¡No! -trataba de no delatarme a mí mismo con mis nervios. Le negué que estaba llorando; me daba verguenza y no quería que pensara de mi como una madre chillona. Cambié de pose e intenté pensar en una buena excusa. -Es que... me cayó jabón en los ojos. -toqué mis ojos de manera exagerada, "quejándome del ardor".
-Lo que digas, jajaja. Nos vemos. -rió para luego retirarse del dormitorio.
-Uff. -suspiré.
De una vez fui al clóset y me coloqué ropa: un suéter ajustado blanco, unos jeans y unas botas marrones. Mi cabello mojado lo sujeté en una colita. Usualmente no me peinaba así, sólo cuando jugaba golf, iba a la playa o tenía el cabello sucio.
••
Entré a una de las últimas clases del día: física.
Me dio pereza, pero me alegre un poco al saber que POR FIN vería a Niall y, básicamente, le hablaría. Todo estaba normal en el aula, sólo que no logré alcanzar a ver a mi amigo. Me pareció raro, pues el siempre procuraba llegar a tiempo y era el doble de puntual que yo. Igual, no quise bailar victoria por eso. Algo debía estar mal con él. De pronto, vi a un rubio aparecer por la puerta. El profesor le indicó que pasara, quizás porque Niall era un estudiante puntual y esta vez se la pasó por ser la primera. Quise reclamarle su ausencia durante todo el día, pero traté de bajar mi histeria.
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Stay - Larry Stylinson [M-PREG]
Фанфик"Siempre había querido un hijo, producto de mi amado novio y mío. Estaba casi consciente de que era imposible y Louis me lo recalcaba a diario. Pero un día todo cambió: desaparecí por unos días y al volver de mi perdición, me encontraba con extraños...