Stay - Larry Stylinson [M-PREG]

23

-Niall, estoy preocupado. -dijo Harry viéndose en un espejo como de costumbre.

-¿Por qué? -el rubio comía unas papas, por lo tanto respondió con la boca llena de éstas y a Harry le pareció asqueroso.

-¡Mira cómo me veo! -chilló el embarazado mientras se seguía viendo con preocupación. Niall notó el bultito que se inflaba cada vez más como a un globo.

-¿Pansón? -no pensó en su respuesta, ni si le iba a herir o no a Harry.

-¡Estoy gordo! -Harry lloró repentinamente y enseguida Niall lo contradijo para evitar malentendidos.

-¡No, no, Harry! -el rubio estaba consciente de su metida de pata y quería arreglarlo.

Ya a Harry no le faltaba poco para cumplir los 4 meses y se sentía como una albóndiga. Su vientre crecía cada vez más, pero no en la forma cuando engordas y se te forma una barriguita; no. A Harry ya se le notaba esa única forma en su pansita que no era normal fuera de un embarazo.

Esto lo tenía preocupado a él, pues sus hormonas sensibles lo hacían sentir gordo y aunque esto de sentirse así era normal, Harry lo hacía todo más dramático. Por otro lado, también optaba por comprarse ropa de una talla más grande y cazadoras y abrigos que lo cubrieran para que nadie sospechara nada.

-No sé qué hacer, Niall. -suspiró el ruloso afligido.

-¿A qué te refieres?

-Esta ropa pronto no me va a quedar del todo, pues apenas me entra y Louis se dará cuenta cada vez que me vea desnudo, ¡qué hago! -su desesperación aumentaba con la idea.

-Pues, Harry, no te queda otra más que decirle. -al fin admitió Niall. Hasta ahora era la mejor opción a pesar de lo mal que Louis se lo tomara, tendría que aceptarlo algún día como lo hizo Harry.

-Creo que tienes razón, Niall. -la mirada de Harry apuntaba hacia el suelo. Era una mirada vacía. -Le tengo que decir pronto.

••

-¡No voy a exponerme a los riegos de tu experimento, Robert! -exclamó la señora Vanessa.

-Vamos, Vanessa, eres estéril y sé que tanto tú, como yo queremos un hijo juntos. -Robert intentó tomar las manos de su amada, pero ésta simplemente prefirió no permitirlo. Él la miró triste y se retiró.

Vanessa era la madre de Eleanor. Ella y Robert tenían prácticamente 4 o 5 meses de casados apenas y ya querían un bebé. Por desgracia, Vanessa resultó siendo estéril y concebir un bebé para ellos ha sido costoso. Ambos están frustrados y decepcionados de la situación, pues deseaban y desean con muchas ganas tener un hijo producto del amor de su matrimonio. Eleanor no sabía nada de esto.

Robert salió de aquella habitación que compartía con su esposa para dirigirse a su oficina. Eleanor había escuchado la discusión y la curiosidad de saber de qué hablaban sus padres, la invadió. Siguió a Robert hasta su oficina y apareció sin ser esperada y sin ser llamada.

-Hola, Robert. -Eleanor se asomó, apoyándose en el marco de la puerta. Ambos hasta ahora tenía una devota relación, cada día aprendiendo a llevarse como padre e hija.

-Oh, Eleanor, hola, pasa. -invitó Robert, haciendo que Eleanor tomara asiento, no sin antes sorprenderse por la inesperada visita. De igual, le alegraba que su hijastra se acerca a él. -¿Qué te trae por acá?

-Es que escuché a mamá gritarte. ¿Estás bien? -el hombre se tensó. Tosió un poco y acomodó el cuello de su camisa.

-Ehm, sí... -mintió. Dudaba en decirle a la hija de su querida esposa la verdad que posiblemente le afectaría, aunque ya estaba bastante grande y madura como para entender.