Stay - Larry Stylinson [M-PREG]

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Harry's POV

Un nuevo día.

Un día de más tortura.

Ya no sabía qué pensar. Ya no sabía qué hacer para que dejaran salir de aquí. Prácticamente dos y medio putos meses encerrado aquí, sufriendo por la tortura de no tener a mi novio a lado, y por el no poder garantizarle a mi hijo, una vida maravillosa.

Todos los días lloraba, pues con el hecho de saber que estaba en Suecia, bajaba mis esperanzas de algún día poder salir de aquí. A veces pensaba en rendirme en todo esto, pero luego me acordaba de que estaba embarazado y que tenía una gran responsabilidad: mi bebé, quien era mi todo y lo más importante para mí en estos momentos.

Me asomé por la ventana. El clima estaba nublado, con el cielo oscuro y una brisa fría. Mis cejas se elevaron de la sorpresa que me llevaba al por fin ver que iba a llover. Me auto-abracé con mis brazos, creando algo de calefacción entre ellos, pues el viento frío que se colaba por la ventana me causaba estremecimiento.

Decidí cerrar la ventana, pero antes vi algo que me llamó la atención: Un camión estacionado en toda la entrada del portón de entrada a la mansión, es decir al patio o territorio. Noté que el conductor del camión estaba parqueado en plena entrada porque estaba hablando con los guardias que cuidaban de ella.

Un foco se iluminó dentro de mi cabeza y se me ocurrió algo brillante.

Rápidamente fui a agarrar un abrigo largo y me coloqué medias y zapatos. También una bandana que escondía mi largo cabello que ya necesitaba cortar.

Corrí hacia la puerta y la abrí con cuidando, percatándome de que nadie estuviese por ahí. Al salir, traté de ser silencioso, especialmente con mis pasos.

De pronto se me ocurrió entrar a la habitación de Eleanor, ya que ella no estaba ahí, pues nunca lo estaba los días de semana que iba a la universidad. Cuando entré, lo primero que se me ocurrió fue buscar la bolsa esa que tenía los papeles que me tenían intrigado ver. Era una roja, pero no la lograba encontrar. Revisé cajones, pero nada. Busqué en sus carteras y encontré la bolsa roja dentro de ella. Agarré la bolsa y la escondí dentro de mi gran abrigo.

En una mesita por ahí, vi un reloj de mano. Parecía mucho de mujer, pero eso no importó, pues me iba a servir de mucho tener la hora conmigo siempre.

Salí y bajé las escaleras corriendo prácticamente, para luego esconderme detrás de cualquier mueble para que las empleadas que pasaban no me vieran. En eso, noté que una de ellas iba a salir por la puerta principal, y como desde la ventaba no vi a muchas personas, decidí salir después de ella.

Y así fue. Ella salió y luego salí yo, inmediatamente escondiendome atrás de alguna planta. No dudé en correr por todos los arbustos para llegar hasta el portón con toda la velocidad en la que podía ir. Me pesaba ésta pansa, pero hacía mi mejor intento. No podía demorar, tenía que apresurarme antes de que decidieran cerrar el portón.

Cuando ya estaba llegando, ya escondido detrás del arbusto, recé todos las oraciones existentes y crucé los dedos, deseando que este plan de escape funcionara. Mordí mi labio y me levanté.

Salí corriendo por detrás de ese camión como si no hubiese un mañana. Cuando vi por fuera, noté que ésto era una residencia de mansiones, ya que habían varias de éstas, como si fuera propiedad de personas millonarias.

Caminé por la acera de la calle con el paso acelerado, viendo hacia ambos lados y esperando a que nadie me viera. Mis manos estaban en mis bolsillos, y aunque el clima estuviera frío, éstas sudaban de los nervios. Yo mantenía mi mirada hacia abajo, para evitar que me vieran el rostro.