Tienes que ser divertida

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Alison tenía básicamente 3 reglas que debías cumplir a rajatabla y que te garantizaban que tu vida no sea un desastre.

1. Finge que nada te importa, pese a que en verdad te importa.
2. Finge que te agradan las personas que no te agradan, solo si con ello puedes sacar algún beneficio.
3. Finge divertirte al máximo y ser feliz, todo el mundo enviará a alguien que es tan feliz y solo querrán ser como tú.
"Vive la vida como si fuera un post de Instagram las 24hs" solía decirme mil veces.

Las reglas antes eran sé tú misma y diviértete que ser raro es el nuevo normal

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Las reglas antes eran sé tú misma y diviértete que ser raro es el nuevo normal. Pero desde que Maggie llegó a mitad de curso todo eso quedó atrás.

Maggie era como esas barbie de Instagram que viajan por el mundo, suben fotos de playas paradisíacas y comidas que se ven solo lindas en el plato pero que de seguro terminas con diarrea en el baño del hotel.

Pero a nadie le importa eso, lo que importa es la imagen que vendes y Alison había comprado esa imagen y yo fui arrastrada a toda esa locura.
No quiero que se malinterprete, Ali era mi mejor amiga, la única persona con la que podía contar siempre. Nos conocimos en 4to grado, cuando sus papás decidieron cambiarla de colegio por el nuevo trabajo de su papá. Ella era la chica nueva, recuerdo que cuando la vi por primera vez pensé, "debe estar aterrada. Si yo fuera ella en una nueva escuela donde no conozco a nadie, moriría de pánico". Pero Ali no era como yo, nunca conocí a nadie tan valiente y segura de si.

Cuando tenía 7 años comencé a tener problemas para ver en la pizarra y como era tan tímida y no tenía idea de que me sucedía, miraba las notas de mi compañero de banco para copiarlas. Todo termino cuando Augusto me pillo viendo su cuaderno y le grito a la profesora que estaba haciendo trampa. Me sentí tan avergonzada ese día, mi rostro enrojecido y el pánico que me recorría me impidieron decir algo cuando la señorita Lupe me pregunto porque lo había hecho y me envió a dirección. Ni siquiera era un examen, odie tanto a Augusto, a él y la señorita Lupe. Pero al menos luego de eso, tuve mi cita con mi oftalmóloga y de ahí en más llevaba gafas que lo único que hacían era que me llamaran cuatro ojos.

El día que conocí a Ali, también llevaba gafas, aún era muy chica para los lentes de contacto que ahora tanto agradezco. En la hora del almuerzo, trompece con el mismo Augusto, el chico que me había delatado y que había descubierto mi miopía pero que ahora después de su gran fiesta de cumpleaños se había transformado en el chico más popular del colegio. Todos querían ser sus amigos y todas las chicas estaban enamoradas de él.

Por mi desgracia, cuando tropecé con él, manché su hermosa remera de algún equipo de fútbol que desconocía pero que al parecer Augusto adoraba muchísimo porque no dejo de gritarme cosas desagradables. Cuando Augusto terminó su frase con la típica burla hacia mis lentes, Ali aparece. Yo no había dicho absolutamente nada mientras él me gritaba, creo que llegue a susurrar un "lo siento" pero en verdad dudo haberlo dicho. Ali hizo lo más valiente e increíble que nadie había hecho por mi, se paró enfrente de Augusto Keanton y le grito "eres un tonto". Se que  no es un gran insulto, pero mi mamá era del tipo de las que no dejaban insultar en casa, y ese fue para mi el mejor insulto a mis 9 cortos años de edad.

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