Ve a la playa

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–Bien...bueno. Nos vemos después Teo –le digo antes de abrir la puerta de su auto.

Habíamos ido a la casa de un amigo de Oliver y Teo se había asegurado de llevar a todos primero. Él quería que habláramos, lo había intentado varías veces pero lo había evitado en todas ellas.

–Steph yo necesito...–me detiene y sabía bien que no podía seguir evitándolo– Estuviste evitándome todo el día y tampoco respondes mis mensajes...

–No estuve evitándote solo...

–Si, lo has hecho y ahora también lo haces.

–No es evitarte solo estoy cansada y quería ir a casa.

–Necesito que dejes de evitarme y hablemos de lo qué pasó entre nosotros. Podemos hablar de la parte del beso o de la parte en la que saliste corriendo de mi...

Estando solos en su auto era obvio que no podía escapar de la situación. Era momento de hablar con Teo y explicarle.

–Yo había bebido y normalmente no lo hago así que lo siento –le digo.

–¿Lo sientes? –pregunta algo decepcionado.

–Si, yo no quería...es que fue un error y tenía miedo de que pensarías. No quiero que pienses cualquier cosa de mí y que arruine nuestra amistad.

–Así que somos amigos –suspira y aferra sus manos al volante del auto.

Quería abrazarlo, solo eso. Pero sabía que si lo hacía arruinaría todo, así que preferí quedarme ahí, en el asiento del acompañante viéndolo en silencio.

–¿Te gusta Mike? –pregunta y me deja atónita.
¿Estaba siendo tan evidente? Si él se había dado cuenta entonces Lucia también y lo había arruinado todo.

–¿Qué? No, no –repito de manera algo exagerada.

–Está bien si lo estás, yo solo quería saberlo porque...

–No, no lo estoy Teo –lo interrumpo porque odiaba esta conversación– Yo estoy sola y quiero estar sola, ninguna relación funciona a esta edad...es...es...absurdo.

–Bien, lo entiendo –comienza a decir y sonríe lo que es extraño porque acabo de decirle que no quería saber nada con él– Pero...si por esas casualidades vuelves a beber demás o tienes ganas de encerrarme en un armario, no pondré objeciones.

–¡Teo! –lo regañó por lo que insinuaba y él se hecha a reír. Me rio, no puedo evitar sonreír ante su broma.

No había sido tan malo después de todo. No quedamos unos segundos más en silencio en su auto y luego me despedí de él y volví a casa.

Viernes

Decidí volver a encender mi teléfono, lo de la abstinencia no era para mi. Además, el motivo por el que lo mantenía apagado ya lo había solucionado o parcialmente.

Y con teléfono activado solo quería hablarle a la única persona que me hacía reír y sentir que todo estaba bien.

Volví a la civilización

Tú & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora