Guarda un secreto

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Sábado
Cuando pensaba en lo divertido que sería realizar una lista de cosas que hacer este año, jamás había planeado agregar a esa lista el ser arrestada por allanamiento de morada.

Por suerte los padres de Mike estaban de vacaciones fuera del país y el teléfono al que llamó la compañía de seguridad fue al móvil de Mike y lo agradecí enormemente, aunque él estuviera a una hora de viaje de la ciudad.

Mike convenció a la agente de que me conocía y que no llamara a mis padres, pero tenía que venir él a la comisaría para hacerse responsable de mi.

Nunca pensé alegrarme tanto por ver un rostro familiar, pero cuando Mike apareció en la comisaría me apresuré de inmediato a correr a sus brazos. Me envolvió en ellos el tiempo suficiente para que tomara conciencia de lo que estaba haciendo. Los amigos se abrazan, pero yo estaba lejos de querer ser su amiga y para quitar a Mike de mi cabeza lo mejor era tomar distancias.

Me separo de él a tropezones y noto lo extraña que pude haber quedado con esa actitud.

–Lo siento –le digo al tomar distancia, como si abrazarlo fuera un crimen.

–No, lo lamento yo. Olvide que puse la alamar, se suponía que Alex cuidaría de la casa mientras yo estuviera fuera. No se porque la coloqué.

–Está bien. Dijeron que no me abrirían ninguna causa ni cada así que aún podré salir del país –me rio para intentar relajarme.

–¿Y a dónde pensabas irte? –bromea.

–¿Ahora? A mi casa o a cualquier sitio que me mantenga lejos de una comisaría.

Me llevo a mi casa, y apago el motor de su camioneta en cuando aparco enfrente. Nos habíamos reído bastante de la situación en la que me había metido su "olvido" pero en los últimos minutos antes de llegar solo era silencio aunque no del incómodo.

–Bien –digo para cortar con el silencio, llevábamos al menos un minuto con la camioneta apagada y solo viéndome en silencio. Tenía que irme, mi mamá vería la camioneta y saldría a ver quien es, y eso era algo necesario de evitar– Bueno, lamento haber arruinado tu noche con Lucia, prometo no allanar más tu casa.

Lo digo en tono de broma pero su rostro no parecía haberlo captado.

–No se realmente a que fui –me sorprende.

¿Por qué me hacía esa confesión? Claro, porque yo era solo su amiga.

–¿A qué te refieres?

–Es que ella está con sus nuevos amigos y...no es que esté mal o que yo no quiera que lo pase bien. Me alegra, estoy feliz por ella pero siento como si yo estuviese demás en toda esa escena.

En verdad podía notar como le dolía toda esa situación y mis sentimientos parecían subir y bajar una montaña rusa. Por un lado sentía pena de él y quería decirle que seguro que no era así, porque podía ver como Lucia estaba enamorada de él, tan solo con ver como se miraban. Y por otro, quizás un lado muy oscuro de mi, al que acababa de conocer, deseaba que este sea el principio del fin, que dijera que no estaba enamorado o al menos confundido. Era hasta incluso masoquista, quería olvidarme de él, pero no hacía más que acercarme más e ilusionarme con lo mínimo sabiendo cuanto me dolía. ¿Cuándo fue que me convertí en ese tipo de persona?

–¿No crees que estás exagerando un poco?...y tal vez actuando como un novio celoso...solo tal vez –pensé que decir en mi mente varías veces y eso fue lo mejor que se me ocurrió.

–No es eso, es solo que fui esperando que me dijese algo que nunca se atrevió a decirme y no sé si lo que me molesta más es que ambos no nos animamos a decirlo o que me tenga que sentir tan encerrando cuando podría ser libre.

Tú & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora