Slow motion

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–Mike –pronuncio su nombre intentando no dar cuenta de mis sentimientos.

La última vez que lo vi me había dicho que yo le gustaba, después de tantas idas y vueltas al fin lo había dicho y luego se marchó sin decir nada. No me hablo, no llamo, no envío un mensaje de texto, nada, solo se fue y ahora aparecía y fingía que todo estaba bien.

–Hola –interrumpe –Augusto.

No digo nada por primera vez podía agradecerle existir.

–¿Keanton? –dice Alex que también estaba con Mike. Alex debe ser la única persona en el mundo que llama a los demás por su apellido y no hace que eso suene raro.

Me siento algo tensa, no había hablado con Alex desde nuestra pelea, aunque no parecía enojado, después de todo él también se acerco a saludar.

–¿Qué hay de ti Miletti? –sonríe y le da una fuerte palmada en la espalda. Veo cómo Alex tose ante el golpe y siento pena por él– Parece que ya dejaste de ser un flacucho ¿Estuviste entrenándote, no?

Alex asiente, intentando todavía recuperar el aire.

–Alex es uno de los mejores en basket –se agrega Teo a la charla y le sonrío. Él siempre tenía cosas buenas para decir sobre los demás, ni siquiera sabía que le prestara tanta atención a Alex como para saber eso. Y agradecía que mencionara lo de "es el mejor" de alguna manera agregaba a alguien más a mi lista de "Augusto no va a ser el mejor en el colegio".

–Lo será hasta que lo destroce este año–bromea nuestro viejo "amigo" y a Alex no le hace gracia.

–Solo quedaban conos de papas fritas –llega Lucia con cuatro conos de papas y con Fran detrás de ella. Parece que siguen juntos –Oh, Hola Steph, no sabía que vendrías.

Un par de saludos cordiales y respuestas a ¿todo bien? Y ya. No había más tema de conversación, en eso se había resumido mi corta amistad con ellos a unas charlas incómodas de ascensor sobre cómo estaba el clima.

Lucia y Mike suben a la atracción y yo espero a que Alex se quede unos segundos más aunque tengo pocas esperanzas.

Lo hace.

–Hola –le digo en cuanto éramos solo el y yo.

–Hola

Bien, parece que no lo pondría para nada fácil.

–Alex yo...–empiezo a formular pero no sé qué decir para que me perdone–¿Seguiremos mucho más así? Porque yo...extraño enviarte memes.

No dice nada y supongo que fue mi error por no decir desde un principio "lo siento por comportarme como una idiota".

–El otro día ví un video en slow motion de un perrito, de esos que tienen mucha grasa y la piel se les cae por todos lados–hace gestos de lo obeso del perro– Y luego iba corriendo y se golpeteaba hasta que cae al tropezar con su piel que le cuelga y rueda en cámara lenta...no se...yo también quise enviártelo.

–Solo a ti puede darte gracia la obesidad de un perro–me rio en parte con un gran alivio de que nuestra pelea haya acabado– Claro que puedes enviarme videos de animales.

–Me hizo acordar a ti en las clases de gimnasia –dice y se supone que debería ofenderme pero luego se ríe y no puedo evitar contagiarme. Era verdad, daba pena en gimnasia.

Ambos avanzamos un paso y nos abrazamos como esas parejas que no se ven por años y se esperan en el aeropuerto. Extrañe tanto a Alex, a él y a todas sus tonterías.

–¿Podríamos no volver a pelear? Ya ni siquiera se porque fue en un principio –se ríe y finge pensarlo– Oh si! Por tus adorables amigas.

–¡Ya! -Lo detengo porque no quiero que discutamos de nuevo– No son tan malas. Ahora las cosas están un poco mejor entre nosotras.

Tú & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora