Confundida

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Miércoles

Mike había escrito diez cosas en su lista. La mayoría de ellas parecían más un desafío que algo que en verdad quisiera hacer

1)Nadar desnudo

2)Saludar a un desconocido y hablar con él por al menos 5 minutos.

3)Robar algo.

4) Hacer una idiotez en público, sugerida por Alex

5)Ver un documental (porque según él te hace más inteligente)

Así empezaba su lista hasta que le sugerí que mi idea original era hacer una especie de plan para el verano con cosas que me gustaría hacer pero no me animaba o miedos que necesitaba superar. Así que después de mi sugerencia agregó algunos más

6)Realizar una acción de caridad

7)Dedicar una canción cursi

8)Pedir perdón a alguien a quien haya tratado mal

9)TCL

10)BAS antes de que acabe el verano.

No tenía idea de que significaban la 9 y la 10, pero pese a mi insistencia se negó a decirme de que se trataban.

Así que después de anotarnos en la lista de donadores de órganos que lo podíamos contar como el punto 6 de la lista, pasamos al 2 y 4 porque eran más fáciles y porque yo me negaba a participar del 1 rotundamente. Ese sería un punto de la lista que tendrían que realizar solos ellos tres, porque conmigo no contarían para nada.

–¿Alex puedes decirme ya a donde vamos? –pregunta inquieto Mike.

No se porque se preocupaba tanto si él mismo fue el que había decidido que Alex sería el encargado de decidir la idiotez que estábamos obligados a hacer. Y si, hablaba en plural porque la lista de Mike tenía que ser cumplida por todos.

–Ya lo sabrás –le responde sin desconcentrarse de la carretera– Y publicaremos todo, me olvide de avisarles la cláusula.

–No subiré una foto mía desnudó –se queja Mike.

–¿Tienes miedo de que todos vean que la tienes chiquita? –bromea Alex y comienzan a pelearse con las manos.

–¡Alex estás conduciendo! ¡Para ya! –lo regañó.
Alex detiene el auto frente a un museo de arte y no terminó de entender cuál era su plan malvado.

–Steph tu número 4 comienza ahora –dice y en cuanto saca una bolsa del baúl del auto y me la lanza.
Abro la bolsa y veo el contenido.

–¿Tengo que ir disfrazada de pikachu? –le pregunto atónita.

–No es pichachu es un conejito adorable. Y si tienes que disfrazarte, pero tranquila yo tengo el mío también –dice y saca su disfraz de rana.

La idea de los disfraces no era tan mala después de todo porque nos había hecho más facial a Alex y a mi cumplir el punto 2 de la lista ya que a varias personas le parecíamos graciosos y el disfraz era un tema de conversación por más de 5 minutos, además de que varios padres me pidieron fotos para sus hijos.

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