Me gustaba Teo, más de lo que podía imaginar.
Me di cuenta de que tan lejos habían ido las cosas entre ambos cuando me dejo caer sobre el sofá y su cuerpo se presionaba encima mio. Me di cuenta de cuanto necesitaba de sus besos, de que sus labios eran demasiado suaves y dulces, volviéndose adictivos.
Tomo un respiro de sus besos, mi pecho parecía estar a punto de explotar.
Sus manos bajan hasta el pliegue de mi short pero vuelven a subir y tironean de mi remera de tiritas levantándola un poco. No me mira, sus ojos recorren mi cuerpo, muerde la piel de mi cadera y hace un camino de besos hasta mi obligo besándolo unos centímetros por debajo. Me estremezco e inclino mi cabeza levemente hacia atrás, dejando que un ligero gemido se escape de mi boca.
Cuando me recompongo busco su mirada y lo veo con una sonrisa pequeña regodiandose de lo que me producía. No quería que se detenga por mi podía quedarse allí por siempre, así que sostengo su cabello entre mis dedos.
Rápidamente vuelve a su cometido, y mi cabeza vuelve a tumbarse sobre el sofá alconchonado. Estira hacia arriba mi remera y cuando pienso que me la quitara al fin, por el contrario, se inmiscuye dentro de ella, haciendome estallar en risa.
–¿Qué haces? –intento recomponerme de las cosquillas que me hacia su contacto.
–No puedo quitarte la blusa, aún estamos en tu sala –dice en tono de broma. Aún no podía verlo, se mantenía cubierto por mi ropa pero podía imaginar su sonrisa pícara.
Me muevo hacia adelante levemente y quito con mi mano la blusa de su cara. Ahí estaba, con su sonrisa burlona y sus ojos azules que me volvían loca.
Era la forma en la que me miraba la que me enloquecía, siempre me miro de una forma tan profunda que me quitaba el aliento, antes solo me ponía nerviosa, porque era como si pudiera adivinarlo todo con solo verte a los ojos. Ahora amaba que me viera así, aunque seguía cortándome el aliento cada vez que lo hacia.
Se estira hacia mi y me da un beso corto, para apartarse de nuevo. Tironeo de él, atrayendolo hacia mi y enredo mis piernas a su cintura para impedir que huya de nuevo para finalmente besarnos despacio entre risas.
Escucho la puerta de entrada abrirse y me detengo de pronto. ¡Mi Mamá!
Empujo a Teo hacia un costado, pero cae al suelo y pega un grito de dolor por el golpe.
-¿Stephanie? –dice mi madre que ya estaba debajo del marco de la puerta de la sala. Puedo ver en sus ojos su intento de analizar la situación. Podía entender lo confuso que le resultaría esto, un día le digo que no quería que Teo apareciera por casa y al otro lo estaba metiendo a la casa y besandonos en la sala común.
-Señora Perales ¿Cómo esta? –habla Teo primero y la saluda con la mano. Mamá le corresponde el saludo pero aún no quita la cara de no entender nada de lo que sucedía.
–No sabia que tendriamos visita -dice ella y luego me mira. Sabía que era un reproche pero el tono de su voz aún era dulce, al menos lo suficiente para que Teo no notara su enfado– ¿Te quedaras a comer Teo?
-No, él ya...-me apresuro a decir pero Teo es mas rápido.
-Si, con mucho gusto.
Mi mamá sonríe de punta a punta por haberme ganado–Teo que tal si ayudas a mi esposo, esta afuera con las bolsas del mercado. Son demasiado pesadas y tu pareces estar en buena forma.
La miro como diciendo "mamá", pero ella me ignora. ¿No se daba cuenta de lo mal que estaba diciendo eso?
No veo el rostro de Teo, ya fue a socorrer a mi papá pero podía asegurar que no le importaba en lo absoluto que mi mama le haya dicho que estaba bueno, él era feliz de que podía quedarse y conocerlos.
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Tú & Yo
Teen FictionStephanie lo calcula todo, cada palabra que dice, cada movimiento que hace, nada se escapa de su radar. Ella tiene una vida aburrida según su mejor amiga Ali y aunque ella la considera normal, ya está cansada de ser la aguafiestas siempre, por eso a...