Habla

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El verano comenzaba, así que que el aire a libertad se olía por todos lados.

Llevábamos adelante nuestro plan de pasarla bien y sentirnos libres hace dos semanas, en las que lo único que hacíamos era salir de noche a fiestas los fines de semana y los demás días los repartíamos entre playa y caminatas en el centro de la ciudad, revisando las vidrieras y esperando a que lleguen los descuentos de fin de temporada. Y también comiendo helado, mi deporte favorito de verano.

Antes de Maggie, solo éramos Ali y yo, ahora no solo había que sumarle a nuestro dúo un tercer integrante sino que además de ella se agregaban sus nuevos amigos, sus nuevas amigas y sus viejos conocidos.

¿Como una persona que llega de la nada tiene más amigos que alguien como yo que siempre estuvo ahí? Quizás es un don, hay personas que pueden entrar a una habitación, no conocer a nadie y en seguida ponerse a hablar aunque sea de una idiotez y a los segundos ya están riendo y pasándola bien.

Yo carecía de ese don por completo, normalmente no sabía qué decir, me ponía a pensar en temas banales que poder mencionar cuando se hacía un silencio pero como siempre estaba Ali, ella podía rellenar ese silencio rápidamente y yo podía volver a respirar con calma.

Y si Ali era buena en lo que refiere a socializar, Maggie tenía un posgrado. En cuanto llego ellas se hicieron amigas, los chicos la miraban y todo giraba entorno a Maggie.

Alison la admiraba, no podía culparla, ella era todo lo que Ali siempre soñó, ser "popular", llamar la atención y que todo el mundo la considerara importante. Estar conmigo solo hacia verla mal, a veces sentía como si no existiera, podía jurar que nadie me veía cuando íbamos a todos lados las tres juntas.

No es que quisiera que todos me vieran ni nada de eso, solo que a veces, quieres ser vista, al menos por alguien.

Fuimos a una cabaña a media hora de casa, era algo temprano pero ya había algunos autos estacionados. No entendía como existían padres que les daban la licencia de conducir o aún peor les entregaba sus autos a adolescentes idiotas con hormonas revolucionadas que seguramente tomarán alcohol durante toda la noche.

Yo sacaría dentro de poco tiempo la licencia pero mi mamá no me deja usar su auto a menos que sea por:

1. Emergencia.

2. Si necesitaba que le hiciera las compras.

Para el resto estaba prohibido hasta que sea mayor, pero mientras tenga dieciséis, Bueno, casi diecisiete y cualquier accidente que pueda provocar, la responsabilidad recaería en ella o en mi papá, no lo tocaría por ningún motivo.

Mi papá decía que debía manejar, que eso me daría libertad y que se lo agradecería el día de mañana, en cambio para mamá, ella solo acepto porque en su mundo catastrófico en donde algo malo siempre pasa, si ella y mi papá no pudieran ir a algún sitio porque estuvieran enfermos, accidentados o en cualquier otra condición, yo debía llevarlos.

No tardamos mucho en estacionar el volkswagen beetle de Maggie a dos casas del lugar. Para al cabo de unos segundos estaba entrando por la puerta principal a una casa de la que no tenía idea de quien era y mi estómago ya comenzaba a dolerme.

¿Recuerdan esa sensación de náuseas antes de un examen importante? Bueno, era peor aún, porque para el examen podría repetirme una y otra vez que sabía los temas y que lo resolvería pero aquí, junto a desconocidos y algunos rostros que si me resultaban familiares pero con los que no compartí nada más que la conversación de alguien a quien le piden los apuntes de clases, me sentía perdida, no sabía las respuestas del examen que tenía que rendir.

Tú & YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora