Stephanie lo calcula todo, cada palabra que dice, cada movimiento que hace, nada se escapa de su radar. Ella tiene una vida aburrida según su mejor amiga Ali y aunque ella la considera normal, ya está cansada de ser la aguafiestas siempre, por eso a...
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–¡Mamá! –gritó desde mi habitación–¡Mamá! La llamo mientras bajo corriendo las escaleras.
–Cocina –la oigo decir.
Era viernes por la tarde y mamá ya había comenzado a preparar la cena. Quería hacer algo especial para papá, cumplían años de casados y como papá era quien siempre cocinaba, hoy ella quería eximirlo de su tarea.
–Mmm huele delicioso –le digo en cuanto entro a la cocina.
–Si y espero que tenga el mismo sabor –limpia sus manos y las seca en su delantal– Dime ¿Qué sucede?
–¡Oh si! Sabes dónde están mis zapatos, los bonitos, los que use el domingo pasado...
–Si debajo del sofá, en la sala. Los usaste cuando saliste con Ali y llegaste cansada a casa, te tiraste en el sofá porque estabas agotada.
Si, lo recuerdo, pero no era con Ali con quien había pasado el día entero. Aunque de eso mi mamá no se debía enterar nada.
Busco mis zapatos en la sala y vuelvo a la cocina a agradecerle, si quería salir hoy de nuevo, tenía que ser buena.
–¿Cómo hacen las madres para saber dónde está todo?
–Es un poder mágico que adquieres cuando te haces madre ya lo descubrirás cuando decidas serlo.
–Lo desearía. Nunca encuentro nada.
–Te llega junto con otro poder mágico que te permite descubrí cuando tu hija miente –dice sin verme y continúa picando unas verduras.
No sabía que decir, podía preguntar pero no quería arriesgarme a que me descubra y además tenía un cuchillo en la mano.
–Me encontré con la mamá de Alison hoy a la mañana –comienza a decir.
–¿Si? –finjo indiferencia–¿Y qué hacías cuando la encontraste?
–Compras–deja su cuchillo a un costado– Fue curioso, la mamá de Alison me pregunto si sabía si algo sucedía entre tú y Ali porque ya casi nunca te veía por casa, lo que me parece extraño porque ayer te quedaste a dormir ¿no? Ayer, la semana pasada y usualmente pasas todas las tardes con Alison.
Abro la boca para decir algo y la cierro. No podía mentirle.
–Mentí ¿bien? –lanzo– Lo siento, es que me daba cosa decirte y que hagas un escándalo por ello y después...
–Stephanie Perales –grita mi nombre completo– ¡Di ya donde estabas!
–Con Teo, me quede a dormir en su casa –confieso.
–¿Con Teo? Steph ¿Tu y él...
–¡MAMÁ DIOS NO! –me exaspero– ¡Ves! Por esto no quería decirte absolutamente nada.
