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Tal y como había predicho, a la salida las cosas están mucho peor.

Caigo boca abajo sobre el charco de barro que hay en la entrada, exactanente ese mismo del cuál Hyunwoo quiso evitar que me tiraran al comienzo. Pero el desgraciado, para mi muy mala suerte, se tuvo que ir antes, dejándome solo, rodeado de muchas personas que lo que buscan es hacer daño por ser diferente.

Claro, él cree que el daño puede ir solamente por lo verbal, pero olvidó totalmente el hecho de que pueden golpearme. O tal como hicieron ahora, arrojarme al charco, manchándome totalmente. La ropa, mi piel e incluso hasta mis útiles. ¿Cómo se supone que ignore eso? Quiero decir, las risas que resuenan ahora sí puedo hacerlo tranquilamente, pero con la patada que acaban de meterme justo en las costillas, quitándome un grito lleno de dolor por lo fuerte que me pegaron, no puedo ignorarlo tan fácilmente. Mejor dicho, no puedo ignorarlo directamente.

Retengo mis lágrimas debido al insoportable dolor que siento mientras mis manos apretan la zona afectada y oigo las risas de mis compañeros, felicitando al desgraciado que me tiró al barro. ¿En serio festejan su inmensa estupidez?

Estoy preparado para recibir más golpes, incluso en zonas aún más sensibles. Pero, sin embargo, estos nunca llegan porque cuando me doy cuenta, las risas burlonas se alejan de mí. Espero unos segundos antes de levantarme con cuidado debido a que todavía estoy adolorido, buscando mi mochila que está a unos pocos metros totalmente manchada de barro.

En este momento me siento la víctima más afortunada en toda la Universidad de Arte de Seúl. Siempre se ha llegado a extremos de hacer sangrar a la persona que estaban agrediendo, o si vamos un poco más lejos, a quebrarles un hueso. Por eso mismo, pese a que estoy totalmente embarrado y con un dolor de costillas que mañana va a dejarme un gran moretón, me siento con muchísima suerte. Lo que más rabia me da, es que nadie es capaz de defender a nadie, ni siquiera los profesores que parecen no enterarse del problema. Se quedan observando como el otro llora, suplicando que por favor paren mientras los demás se ríen por ser una nenita o por no soportar simples golpes. Normalmente, esa gente que es agredida suele irse de la universidad, o simplemente todos olvidan el por qué lo molestaban cada día de su vida una vez que se cansan de joderle la existencia.

Hago sonar mi cuello, aún sentado en el barro y luego masajeo un poco mis hombros. Aquellos cabellos rojos vuelven a aparecer en mi campo de visión dirigiéndose a su auto y rápidamente me pongo de pie. Pese a mi poca e inexistente confianza con él, es el único que puede ayudarme ahora mismo y liberarme del viaje en autobús en este asqueroso y sucio estado, librándome también de las miradas desagradables de las personas.

—Hoseok.—lo llamo alzando la voz para que pueda oírme. El aludido levanta la mirada para verme.

—¿Te tiraron al charco?—me pregunta con algo de molestia en su voz, desde el lado de la puerta del conductor. No estamos tan lejos, donde estoy parado ahora mismo es en la entrada del edificio, mientras que el auto de mi compañero está aparcado justo al otro lado de la calle, en frente de donde me encuentro yo.

—No, la verdad es que mi sueño es ser un puerco y revolcarme en esta mierda.—respondo sarcástico.

Puedo notar la preocupación reflejada en los ojos de Hoseok, que me miran de una forma tan compasiva y llena de pena. Espero a que diga algo al respecto, pero no abre la boca en ningún momento. Solamente nos quedamos en una pequeña batalla de miradas.

—¿Puedes... ayudarme?—me atrevo a preguntarle, saliendo por fin de ese asqueroso lugar mientras mancho el suelo con las gotas que caen de mi cuerpo contra el piso.

—¿Y tu amigo?—dice refiriéndose a Hyunwoo al darse cuenta de que no está conmigo.

—Se fue hace rato.—respondo.

Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora