Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]

23

—¿Qué?

Hoseok y yo hablamos al unísono, viendo a mi madre que se queda un poco desconcertada al ver nuestra expresión. No es de vergüenza, en lo más mínimo. Ninguno de los dos muestra algún signo de timidez o incomodidad ante eso. Claro, es extraño e incómodo que crean que sales con una persona cuando no es así, mucho más viviendo de tus padres. Sin embargo, ambos estamos ya bastante grandecitos para comportarnos de esa manera.

Supongo que también la mujer que tenemos parado frente nuestro pensó eso debido a que de un pasado donde no sabíamos más que el nombre del otro hasta un presente donde él me acompaña a recogerla al aeropuerto la ha llevado a creer en eso. Le hablaba de Hoseok durante nuestras videollamadas estos últimos días, por lo que era obvio el hecho de los dos nos habíamos vuelto algo cercanos. La idea de que haya creído algo así la veía predecible debido a que ella, con la emoción desbordando hasta por los poros, siempre que me veía entrar con un chico a la casa preguntaba enseguida haber si estábamos saliendo.

Llegaba a ser molesto en cierto punto, pero no dejaba de ser gracioso. Varias veces le dejé en claro que no cualquier chico es mi pareja y aún así no había forma de conseguir que cambie su reacción. Siempre decía que necesitaba un yerno a quién consentir como su hijo menor.

Mamá se da cuenta en ese momento, de que a lo mejor dijo algo que no debía. Y Hoseok no sabe por qué sorprenderse más. Si porque lo conoce, lo recuerda o por las palabras anteriormente dichas.

—Mamá...—aclaro— Él y yo no estamos saliendo. Sólo le pedí que me trajera porque no tengo coche.

—¿Ah, no? —se sorprende ella, con una expresión que realmente muestra su necesidad de disculparse—. Por un momento creí que sí. ¿Heejae no te había dejado su auto antes de que se fuera?

Ella no tiene idea de eso. La última vez que vino a verme fue unas semanas antes de que mi hermano se fuera a Japón para despedirlo, donde vio por última vez su coche que tanto usaba él para llevarme o traerme de cualquier sitio debido a que no tengo registro para conducir todavía.

—Le pedí que lo vendiera creyendo que no iba a necesitarlo.

Idiota fui, lo que daría ahora por tener ese Citroen C4 de nuevo en mis manos, totalmente bajo mi dominio para no tener que despertarme más temprano a tomar el autobús cada mañana, donde las personas por poco y no van colgados de las ventanillas de lo lleno que va. Y ni hablar a la tarde, donde el olor corporal se te pega en la nariz hasta haberte bajado del transporte.

—¿Cómo estás, Hoseok? —pregunta mamá.

Ella voltea a ver al nombrado con una sonrisa que vuelve pequeños sus ojos, y yo lo miro de reojo. Hoseok parece seguir sorprendido porque esa mujer a la cual seguro ni recuerda lo reconoce. Sabe su nombre, sin siquiera haberse presentado antes. Sabe quién es sin que su hijo lo haya presentado. Lo cierto es que mamá ya lo conocía de rostro y de nombre debido a que siempre contaba acerca de lo que Shin hacía en secundaria. No sólo referente a su sexualidad, sino que siempre salía con algo nuevo cada día, como la vez que fue vestido totalmente de mujer. Su respuesta a esto fue que sólo quería ponerse una falda y una peluca. Cada cosa con la que salía mi ex compañero de secundaria y actual de universidad, ella lo sabía. Estaba maravillada ante eso.

A mamá siempre le agradó Shin Hoseok. No sólo por esas travesuras que a cualquier fanático religioso le estallaría la cabeza al ver o que son consideradas inmorales, esas cosas que llaman la atención de la gente y te miran raro, mientras otros ríen. Ella me decía que era encantador y debía tener mucho valor para enfrentarse a la gente de esa manera en una edad donde tu autoestima o estado de ánimo es bastante frágil, sudándote todo lo que te puedan llegar a hacer. Pensaba que debía acercarme a él para presentárselo. En más de una ocasión quise hacerlo, pero no sabía cómo comenzar una conversación con él. Y la única vez donde pude hacerlo pasó esto: