4

1.7K 254 143
                                    

Apoyo el trapo mojado sobre el asiento del auto y comienzo a fregar, pasando la tela una y otra vez de aquí a allá mientras el barro se va quitando poco a poco. Luego lo enjuago en el balde que tengo a mis pies, entonces vuelvo a fregar hasta que solamente quedan los aguados rastros de barro, mientras Hoseok limpia la alfombra que también se ensució. Tiro el trapo dentro del balde y tomo uno que está en el suelo para secar el tapizado. Me aseguro de que no haya quedado ningún rastro de suciedad en el espacio donde estuve yo, una vez que no veo nada, me giro hacia mi compañero, quien está secando la alfombra.

—Listo.—le digo sorbiendo mi nariz. Salí con un clima medianamente frío y recién bañado. Aún tengo el pelo mojado y tan solo una campera encima, con la capucha que cubre mis grises cabellos.

—Gracias.—sonríe poniéndose de pie con aquello que estaba limpiando entre sus manos.

—Soy yo quien debe agradecerte.—respondo pasando mi antebrazo por debajo de mi nariz, viendo como Hoseok pone la alfombra en su lugar y se incorpora para verme.

—Debo irme ahora, tengo cosas que hacer.—me dice.—Mañana pasaré y te dejaré los apuntes, de paso me das los de hoy.

—Claro.—respondo.

Sin embargo, no le hago caso a lo que me pidió. Pretendo asistir de todas formas, sin importame lo más mínimo lo que me lleguen a hacer o a decir. No pienso faltar a clases por algo como eso que van a terminar por dejarlo en el pasado, como si nada hubiera ocurrido, dentro de una semana. Pero cuando llego a mi banco, donde veo que hay varias notas escritas en trozos de papel recortados con las manos insultándome, llamándome gordo, maricón, diciéndome que doy asco, que abajo la homosexualidad, me doy cuenta de que a lo mejor sí debía haber faltado. Después de todo, solo era un día.

Agarro una de aquellos papeles y volteo a ver a mis compañeros, quienes todos ya se encuentran en el aula en la espera del profesor que nos toca ahora mismo, indiferentes ante la situación. Como si no hubieran hecho nada. Siento unos ojos fijos en mí y giro para encontrarme con la mirada de pena y desaprobación de Hoseok. Se da la vuelta en cuando oye a la puerta cerrarse. Veo directamente hacia al frente, encontrándome con el viejo profesor Kim Hyungsoo que parece que va a morirse en alguna de sus clases.

Está tan demacrado, le cuesta tanto respirar y hablar al mismo tiempo debido a la falta de un pulmón, que todos nos vamos preparando mentalmente para el día en que le de un paro cardíaco en mitad de su clase. No es que seamos unos alumnos hijos de puta, pero con tan solo verlo a los ojos el primer pensamiento que se te cruza por la cabeza es: dios, ¿a este hombre no le avisaron que está muerto? Y, ¡vaya! Resulta que tiene ochenta y nueve años, reusándose a jubilarse porque nunca formó parte de sus planes de vida y porque ama enseñar sobre las teorías cinematográficas.

A ver, el viejo lo que tiene de años de vida también lo tiene de genio y sabio. Quitando el hecho de que la edad lo fue haciendo un gran amargado con todos. Y al parecer, quiere vivir más y más de los años que ya tiene. El viejo escucha a la perfección y ve bastante bien. La razón por la que también continúa trabajando es porque dice que la educación de hoy en día no se basa en qué tan inteligente o responsables seas para aprobar, sino, en qué tan bien le caes al profesor o simplementr te aprueban porque les facilitas el trabajo y a casa todos.

Tomo asiento antes de tener la atención de Hyungsoo, mientras él se toma todo su delicado tiempo para acomodarse y comenzar con la clase, y yo, de la manera más disimulada posible, junto aquellos papeles para meterlos en los bolsillos de mi campera.

—Buenos días, alumnos.—es lo primero que dice, tomando grandes y ruidosas bocanadas de aire para poder terminar la frase aún con vida. —Es un honor—vuelve a tomar aire.—tener un día más de vida—otra vez hace lo mismo.—y poder venir a esta clase.

Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora