Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]

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Ayer mamá y yo salimos a comer y pasear, pasando un tiempo de madre e hijo juntos una vez ella ya había despertado. Tal cual lo necesitaba, nada más que eso: disfrutar de su compañía. El día había pasado demasiado rápido y en cuanto me había dado cuenta ya me encontraba acostado en la cama, poniendo la alarma para que hoy pueda levantarme y asistir a la universidad, día en que por fin se realizaría esa mierda de reunión que tanto insiste la directora en hacer para intentar evitar algo que va a continuar a menos que se tome el papel en serio.

Hoseok había pasado a buscarme para que no fuera solo, sabiendo que no podría poner un pie dentro del edificio sin compañía. No fueron muchos los días en los que falté a clases, de hecho podría contarlos con los dedos de una mano. Pero quiero creer que fueron suficientes para que pueda tomar un poco confianza, aclararme y poder seguir enfrentándolo sin perder la cabeza en el intento.

Al comienzo estaba bien, para mí no era más que una dolorosa sátira que atentaba contra mi ser para terminar por destrozarme, volviéndome a encerrar en el pasado. En un niño asustado e inseguro.

Por supuesto que odio esto, me hace sentir dependiente o que todos van detrás de mí. Pero sé que por más que me queje al respecto, Hoseok seguirá con las suyas haciendo lo que se le dé la puta gana. Si fuera por mí, ni Hyungwon, ni Minhyuk, ni mi compañero estarían a mi lado ahora mismo. Seguro estaría con Hyunwoo caminando juntos hasta las escaleras, donde nuestros caminos se separarían para que cada uno vaya a sus respectivas aulas. Como antes, mucho antes de que esta mierda lo cambie.

Los dos entramos a la universidad, con algunos ojos que concretamente se posan sobre mí. Murmuros, miradas lascivas. Algún que otro comentario hiriente, de nuevo estamos como al comienzo. Básicamente me siento como el primer día en que comenzó todo, que la gente me juzgaba sin que yo sea capaz de saber qué demonios es lo que estaba ocurriendo para que todos tuvieran esa reacción al verme.

Es extraño, de algún modo. Parece como si nunca hubiera estado allí. Como si fuera un mundo totalmente raro y nuevo al que yo acabo de llegar. Por instinto, mi mano escala el brazo de Hoseok para tomarlo con fuerza, con miedo a perderlo de mi vista, buscando protección en él. Recordándome a mí mismo que ese chico estará conmigo en todo momento junto con Minhyuk y Hyungwon, nada podría pasarme. Sólo sería hoy, vete a saber si quizás mañana vuelva a pisar este lugar. O quizás el lunes o el martes. Luego regresaría con una hermosa llegada homosexual y fabulosa, con mi personaje creado inspirado en el Shin Hoseok de dieciséis años.

Lo que más quiero evitar ahora es mi salón, el aula en el que estudio. Con esas personas de las cuales huí el día del incidente del baño en mitad de la clase del profesor Chae. Pero es un hecho que tiene que pasar, entrar a ese lugar.

Hoseok abre la puerta. Primero me mira como si esperara a que fuera el primero en pasar. No obstante, no me muevo, por lo que él entra primero y yo lo sigo, cerrando la puerta con total sutileza como su fuera de un frágil cristal, queriendo no querer llamar más la atención. Las oscuras orbes de todos mis compañeros de clase nos observan a los dos. Un ambiente incómodo, denso, se va clavando hasta lo más profundo de mis entrañas a cada paso que voy dando. Siempre con la mirada baja, buscando urgentemente la mano de Shin.

Nadie dice nada. Algunos se remueven en sus lugares, otros sólo vuelven a hacer sus cosas. Mientras tanto, Hoseok y yo tomamos asiento en el fondo. Justo en mi lugar. La tensión en liberada en un largo suspiro que suelto en cuanto mis glúteos están pegados a la siila. El profesor Hyungwon no tarda en aparecer por la puerta, junto con Lee Minhyuk que va detrás de él y se queda cruzado de brazos en la entrada.

—¿Qué hace Chae aquí? Se supone que tenemos clase con el viejo decrépito—le susurro en el oído a Hoseok, sin quitarle la vista de encima al recién llegado, quien acomoda sus cosas sobre la silla.