Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]

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Estaciona su auto frente una casa de una sola planta. Debido a su arquitectura y pintura un poco desgastada, me doy cuenta que que el edificio es algo viejo. También reconozco los lugares a nuestro alrededor, estamos bastante cerca de mi casa, aunque no tanto como se encuentra el departamento de Hoseok del mío. A unas siete u ocho cuadras, más o menos, de donde vivo yo. Hoseok gira a verme con una sonrisa de oreja a oreja, emocionado por haber llegado a nuestro destino por fin.

—Mi abuela estará encantada de recibirte, ella realmente te tiene cariño pese a ser una simple clienta tuya en la tienda de mascotas.—comenta. Luego su sonrisa se borra, tornando su rostro alegre a uno preocupado. Deduzco entonces de que tal vez él piense que la idea de venir a visitar a la anciana me parezca algo aburrido, para nada emocionante y que tal vez las espectativas que tenía ayer terminaron por esfumarse cuando me dijo antes de venir que estaríamos aquí.—Aunque, claro... No estoy seguro si quieres bajar a visitarla. Casi no tengo tiempo para verla, lamento traerte aquí sin pedirte opinión. Así que si quieres irte, dime, prendo el motor y nos vamos.

Yo sonrío ante eso que dijo, negando suavemente. Me parece un acto tierno que él quiera pasar parte de su tiempo conmigo y con su abuela al mismo tiempo, lo que me da a entender el enorme cariño que le tiene a esa amable mujer que ya conocía. Es esa tierna señora que siempre que va a la tienda pregunta sobre medicamentos para sus mascotas y que al final adoptó un hámster y la última vez que visitó el negocio fue para comprarle las cosas al pequeño animal. 

La verdad, no tengo ningún problema en bajar y estar con Hoseok y su querida abuela. No me molesta en lo absoluto pasar tiempo con ella. Es aquí donde me doy cuenta de que la verdad no me importa donde vaya con Hoseok, iría de todas maneras. Haría lo que sea con tal de devolverle el favor que me está haciendo ahora mismo al ayudarme en la universidad.

 —Está bien, en serio.—respondo abriendo la puerta del coche. Noto el brillo en los ojos de Hoseok volverse más resplandeciente mientras sonríe.

Ambos bajamos del coche, cerramos las puertas y nos paramos frente al portón negro de la casa. Mi amigo toca el timbre que está justo en un buzón que está del lado de adentro del edificio de un solo piso y yo miro la construcción, en la espera de que la abuela de Hoseok nos reciba con esa enorme amable sonrisa con la que siempre suele entrar a la tienda.

—Jihyun es ese tipo de abuela que te consciente y te mima mucho.—comenta el pelinegro que tengo a mi lado. Le doy una corta mirada de reojo, se lo ve algo apenado, mirando hacia abajo y rascándose la nuca.—Aunque seguro ya lo dedujiste antes, pero aún así te lo digo por si no te agrada mucho que estén sobre ti.

Yo solamente asiento. Y por más que aquello ya lo tenía claro, lo que me sorprende es el hecho de que tal vez Hoseok conoce mucho más de mí de lo que quiero imaginar. El contacto físico ajeno me incomoda bastante, siempre y cuando sea un desconocido o alguien de poca confianza. Ahora, si hablamos de mi pareja, de mis padres o de ese amigo inexplicablemente cercano a mí -y que, obviamente, no existe. Ni siquiera Hoseok puede tener ta título  -, la historia sería un tanto diferente.

La puerta se abre y entonces Kang Jihyun se hace ver con un delantal rosado sobre su saco gris y un fino pantalón suelto de color negro. Con su postura encorvada y cortos lentos pasos se va acercando hacia nosotros con una pequeña llave en su mano.

 —¡Hoseok, cariño!—dice Jihyun poniendo la llave en la cerradura para abrirnos el portón y así poder pasar a su casa.—¡Cuánto me alegra verte! 

La abuela clava la mirada en mí, a lo que yo sonrío y doy una leve inclinación con mi cabeza en forma de saludo, un tanto apenado y culposo porque quizás ella no contaba con que yo iba a venir de sorpresa a su casa. Aún así, me devuelve la sonrisa. Recibiéndome con mucho gusto y a la vez sorpresa porque el chico de la tienda a la que asiste seguido está de visita.